tratar de que el enfermo siga viviendo, meterlo en la UVI, darle oxígeno y que el corazón siga latiendo unos años, hasta que se vea qué quiere hacer este Ayuntamiento o el siguiente con él. Bajo esta perspectiva, y con la intención de minimizar las causas que están llevando al antiguo convento de San Francisco y antiguo cuartel de Sementales a su debacle, los arquitectos Fermín Margallo y David Orgambide van a acometer, después del verano, una terapia de “consolidación y mantenimiento” con un edificio que se ha convertido (como vulgarmente se dice) en un marrón para cualquier Ayuntamiento. Para los pasados porque se metieron en un proyecto faraónico que no se podía acometer, y para el presente, y los futuros, porque su destino final será su derrumbe y parece que nadie quiere llevarlo a cabo por su elevado coste y la pérdida de patrimonio. El proyecto aún ha de ser aprobado en pleno.

el tejado Con un presupuesto de unos 350.000 euros, las labores van encaminadas principalmente a frenar el deterioro, producido por la humedad, las cubiertas dañadas, el crecimiento de vegetación y la entrada de animales, al tiempo que hay que mantener los elementos que protege Príncipe de Viana como son el claustro, los restos del antiguo mercado del patio y y los arcos del antiguo convento.

Para ello, en primer lugar, se retirarán todas las tejas, se desmontará el cañizo de las cubiertas para rehacer parte de los maderos hundidos y colocar una estructura de cubierta con una chapa metálica de una superficie cercana a 1.500 m2. “Se trata de aligerar el peso y evitar que los animales aniden. La chapa será de aluminio lacado, galvanizada y con tratamiento para el exterior, con un color rojizo, terroso, para que no choque con la fachada ni con el entorno”.

Posteriormente, en lo que se refiere al claustro, se apuntalarán los forjados (algunos de los cuales están hundidos) y se tratará de consolidarlo, colocando también en la parte superior del patio una red para evitar la entrada de palomas. Además se reparará y creará un entramado de canalones para que el agua se dirija hacia la red de saneamiento general y no afecte a la estructura.

En el suelo del patio, una excavación del arqueólogo Juanjo Bienes encontró restos de un pozo y del suelo de lo que pudo ser un mercado en el barrio musulmán junto al Queiles. “Esos restos no se van a tocar y se quieren proteger. Como está creciendo mucha maleza, árbol y vegetación, para evitar que vuelva a crecer (porque las raíces lo empujan todo) hacemos un tratamiento antiraices. Se hace una limpieza a fondo y se pone una lámina impermeabilizante en el suelo y sobre eso una solera de hormigón (ligera para poder desmontar en cualquier momento). La solera de hormigón nos permite que no crezcan grandes árboles y luego conducir las aguas que caigan”.

Por último se apuntalan todos los pisos manteniendo techos y suelos “cada metro y medio o dos en una línea central”, hasta que dentro de nos años se decida si se actúa, “con eso está más que asegurado”. Finalmente se cerrarán pequeños huecos “con elementos ligeros” pero dejando ventilaciones cruzadas “para que el edificio respire”.

fachada y terraza La pequeña terraza cuya balaustrada se cayó hace unos meses se empermeabilizará, levantado el pavimento y echando hormigón. En la fachada se respetarán los arcos del antiguo convento que aparecieron en un lateral. “En realidad lo que se hace es coser las grietas para que no vayan a más y los elementos de mortero se pican los débiles y se rebozan de nuevo con mortero a la cal como está ahora”. Orgambide y Margallo apuntan que “ante todo, lo que primamos es la seguridad y que se mantenga todos los años que se pueda. Milagros no se pueden hacer hay que estabilizarlo y cuidarlo”. Mientras duren las obras, unos 2 meses a partir del otoño, se colocarán andamios alrededor por lo que podría afectar a la acera y a uno de los carriles pero apuntaron que no se cortará el tráfico.

la historia La historia del antiguo cuartel de Sementales es un continuo reciclaje de antiguos edificios. Hacia 1372 se puede señalar la llegada del primitivo convento Franciscano, buscando cobijo dentro de las murallas. Permanecieron en este emplazamiento hasta 1809 en que los franceses les expulsaron, empleándose el convento como hospital. Aunque volvieron por un corto período, la desamortización de Mendizábal (1837) volvió a expulsarlos de Tudela siendo usada para los heridos de la Primera Guerra Carlista y los monjes debieron sacar todas las imágenes y los restos de los monjes enterrados. Después pasó a ser prisión, parada de Sementales (1922) y sede de la Policía Nacional (1967). En 1991 quedó finalmente sin uso y, desde entonces, languidece en el corazón del Casco Antiguo.

1372. Los franciscanos se trasladan dentro de la muralla y junto al Queiles, dejando su antiguo emplazamiento junto a la hoy plaza Nueva.

1425. Se entierra en el convento a doña Juana, hija de Juan II y Blanca de Navarra.

1809. Celebran misa de despedida, expulsados por los franceses, dueños de Tudela.

1837. Aunque habían vuelto unos años, se marchan definitivamente con la desamortización de Mendizábal.

1840. Se sacan los restos de monjes enterrados y las imágenes y el edificio pasa al Ayuntamiento para instalar la cárcel y un cuartel.

1841. Se tira la antigua iglesia, en ruinas, y se abre la calle San Francisco.

1842. El primer telégrafo de Tudela se instala en este cuartel.

1922. El Ayuntamiento aprueba acoger el cuartel de Sementales.

1936-1939. Cientos de Tudelanos y riberos de izquierdas son encerrados en la cárcel y sacados de allí a fusilar.

1940. El teniente Pérez Salas advierte que por su mal estado si no se repara se irán a otra localidad.

1970. Se instala la Policía Nacional que sigue usando los calabozos.

1991. Se cierra el cuartel de Sementales y la Policía Nacional se traslada a la plaza del Padre Lasa.