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Cohete con juventud y 50 años de vida

Munduko Argia se asoma hoy al balcón de la casa consistorial de Huarte para iniciar sus fiestas El grupo de ocio y tiempo libre transmite a la chavalería y en contacto con la naturaleza valores cristianos

Cohete con juventud y 50 años de vidaCEDIDA

huarte - Si toda la chavalería que ha pasado por Munduko Argia se colase hoy en la casa consistorial de Huarte, el edificio se hundiría. Para evitar males mayores, una pequeña representación del grupo -en concreto 30 personas, desde la primera generación hasta la última- se asomará al balcón para dar inicio a las fiestas patronales. Un homenaje a medio siglo de vida en el que Munduko Argia, que surge en 1968 desde la parroquia de la localidad, ha encontrado en la naturaleza y el tiempo libre su razón de ser para formar a la juventud en valores cristianos.

“Los mejores días de mi vida fueron en el campamento”, confiesa Amelia Albéniz, de 74 años, que se dedicaba coser tiendas de campaña y a cocinar para unas 140 criaturas. “En los campamentos normalmente se adelgazaba, pero con Amelia engordábamos”, recuerda por su parte Miguel Iribertegui, de 49 años y la generación posterior en conocer una asociación que “para mí es alegría. Esa es la palabra que define a Munduko Argia. Ha sido la mejor época de mi vida”, dice igual que Amelia. Y se emociona al confesar que sus tres hijos han seguido sus pasos y “están como locos” con Munduko Argia.

Alrededor de una mesa en su local de la calle Virgen Blanca, el palique entre miembros antiguos y de hoy en día es infinito. Entre anécdota y anécdota un nombre se repite invariablemente: Felipe Goñi, párroco que impulsó esta movida, fallecido hace nueve años. “Que esto sea un reconocimiento a su figura. Era un hombre maravilloso, sencillo, servicial, muy bueno... Estoy muy agradecida a Felipe, esto me marcó para bien en mi vida”, cuenta Charo Zubiri, de 68 años.

Y Miguel, que no se explica cómo podía caer tan bien “un hombre de Villava y del Real Madrid”, retoma la conversación y recuerda la década de los 80, “la época dorada” de Munduko Argia por la cantidad de chavales que participaba del grupo. “Prácticamente todo el pueblo pasó por aquí”, dice. También les tocó sufrir. “En Huarte no había un tono gris, todo era o negro o blanco. Había jóvenes de extrema izquierda muy radicalizados, nosotros éramos la antítesis y nos llamaban de todo menos bonitos”. Precisamente por eso, “este chupinazo me hace especial ilusión, y el otro día me emocionaba leyendo el programa de fiestas. Que un alcalde de EH Bildu felicite a Munduko Argia y nos hagan este reconocimiento, ostras... es un punto de inflexión en la convivencia de Huarte muy positivo”.

munduko argia hoy en día Cuenta Jokin Olóriz, monitor de 27 años, que “nosotros llegamos con la mentalidad de educar a los chavales en el ocio y tiempo libre, transmitiendo los valores del cristianismo, que como decía Felipe son muy difíciles de separar de los valores humanos. Están ligados. Tú vas transmitiendo eso, y te das cuenta de que sin quererlo has mamado esa esencia. Es emocionante ver que esto sigue creciendo, que la asociación siga viva es muy satisfactorio”, dice tras recordar la “crisis” que se encontraron al llegar, con un grupo de apenas ocho criaturas. En el último campamento fueron más de 80. Crisis superada.

Estíbaliz Inda, de 28 años, destaca la ayuda que supone el grupo para la adaptación de muchos chavales. “Hay chicos y chicas que vienen nuevos al colegio, y aquí intentan probar, es una forma de conocer a gente de su edad. Conforme pasa el tiempo esos chicos y chicas tienen su cuadrillica aquí, y han salido todos del mismo sitio, de Munduko Argia. Esa evolución es bonita”. Y Roberto Cía (28 años) pone el foco en “el hecho de ver cómo chavales que hemos tenido 4 o 5 años atrás hoy cogen el relevo. Y les ves con esa ilusión y esas ganas de compartir su tiempo libre con otros niños y niñas. Eso es un orgullo”.

Por último, Laura Inda, también de 28 años, destaca la cantidad de actividades que realizan además del campamento, colofón a un año de trabajo. Los juegos y talleres de sábados y domingos, la cabalgata, las visitas a El Vergel y El Cano, las convivencias o las Javieradas, “siempre con la base de transmitirles esos valores; el compartir, que no juzguen, hacer nuevos amigos, fijarte cuando alguien necesita algo o el trabajo en equipo”.