Juan de Villarreal es uno de los más sobresalientes maestros del arte del siglo XVI en Navarra. Nació en 1517 en Villarreal de Urrechua, actual Urretxu (Gipuzkoa), del que toma su nombre profesional, y falleció en Pamplona en 1584. En realidad, Villarreal se llamaba San Juan de Altuna y Alzola, nombre que le pusieron sus padres Pedro Altuna y María Alzola. En 1542 se casó con María Juana de Iturbe. Tuvo 6 hijos y en 1556, año en que ejecutará la portada renacentista que nos ocupa, se traslada a vivir a Pamplona.
El guipuzcoano se convertirá en uno de los principales impulsores del Renacimiento en el Viejo Reino en todos los ámbitos artísticos. Su calidad y capacidad profesional, además de su ingente labor como veedor, tracista y tasador del obispado de Pamplona, le colocaron en la cúspide del patrimonio navarro durante casi tres décadas (1556-1584).
A él se debe la introducción de fórmulas nuevas en los proyectos arquitectónico-escultóricos. Villarreal se convierte en un maestro de obras al producirse en su persona la fusión del maniobrero medieval, encargado solo de la construcción, y la del arquitecto moderno, dedicado a la labor intelectual de diseñar trazas.
Personalmente, Villarreal ejecutará algunas empresas tan importantes como la parroquia de Lerín o la portada del Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia de Pamplona (1556), hoy sede del Museo de Navarra. Esta portada que traemos a este recorrido es uno de los hitos patrimoniales más valiosos y bellos de la vieja Iruña.
Esta maravillosa portada, tapada parcialmente hasta enero por los trabajos de colocación de un nuevo acceso de control y cancela, se distingue porque en ella se aprecia el nuevo estilo renacentista impuesto en las artes: el repertorio ornamental a la romana. Este frontispicio se crea al modo de un arco triunfal. Y sus elementos estructurales y decorativos concluyen un pleno lenguaje clásico italiano, pero ya elevando la mirada hacia dictados manieristas del Tratado y siete libros de Arquitectura de Sebastián Serlio, de 1537.
Esta portada tiene un primer cuerpo con un arco de ingreso de medio punto con la rosca decorada a base de rosetas y cabezas de querubín flanqueado por columnas jónicas con el tercio inferior con grutescos y molduras, que se apoyan en pedestales con relieves. Las columnas quedan delimitadas por dos hermes antropomorfos, inspirados ya en Serlio, y soportan un entablamento que da paso al remate en el que resalta un escudo de Navarra sostenido por dos faunos tenantes, bajo el cual se coloca una cartela con la fecha de 1556, data de la ejecución de la obra. A los lados, y flanqueados por a cada dos dragones y coronados a un lado por sendas cabezas de ángeles, se hallan dos medallones con bustos masculino y femenino (se discute si son Hebe y Hércules, o Venus y Marte). En los extremos aparecen dos putti cabalgando sobre animales monstruosos o leones que intentan evitar que los personajes mitológicos se acerquen a los vasos de la Abundancia y la Virtud, y a los recipientes con flores que coronan la fachada que queda centrada por una calavera alada que representa la muerte y la enfermedad, símbolos relacionados con el primitivo hospital. Mas en la belleza de esta portada se lee mejor el triunfo del hombre sobre la muerte, el de una inmortalidad que se alcanza a través de una vida virtuosa. Villarreal culmina la renovación del gótico con la plenitud renacentista con esta siempre enamoradiza portada que, además, sigue abriendo su puerta a nuevas artes.