El otro día leí en DIARIO DE NOTICIAS un reportaje de un señor que ha creado una cuenta en Instagram para denunciar en ella a los conductores que, sin necesitarlo y sin permiso para ello, aparcan en plazas reservadas a personas con discapacidad. Entonces me acordé de un día que estaba tomando un café en una panadería y entró una madre profundamente disgustada. Contó que al ir a aparcar en una de esas plazas, esta estaba ocupada por un vehículo que no tenía la correspondiente tarjeta. Esta situación le obligó a irse a otro aparcamiento y trasladar desde allí a su hijo o hija (no lo recuerdo). No hay derecho. Las personas que no tenemos discapacidad deberíamos respetar estas plazas de aparcamiento sin dudarlo. Es tremendamente injusto que cualquiera las ocupe. No sirven de nada las excusas de “solo ha sido un minuto” porque a quien realmente las necesita ya les ha hecho la faena. Es muy sencillo. Una persona sin discapacidad puede aparcar en otro lugar e ir andado hasta su destino sin más esfuerzo que un breve paseo. Sin embargo para una persona que necesita esta plaza, que esté ocupada por quien no debe le puede suponer un gran esfuerzo físico que no tiene por qué hacer. Además, está el aspecto psicológico, ya que el aparcamiento es por desgracia una de las muchas trabas y complicaciones que estas personas se encontrarán cada día en una sociedad que no está para nada preparada para atender a personas con discapacidad. Por ello desde estas líneas pido respeto y, si no somos capaces de tenerlo, pido unas buenas multas para que se nos quiten las ganas de aparcar ahí.

I.S.M.

Hace unos días presentaron en Estella el Plan del Comercio, un documento extenso que analiza la situación de las tiendas, bares y restaurantes de la ciudad. En él se detalla un presente complicado, aunque entiendo que no más que en otros lugares. Cierto es que “mal de muchos es consuelo de tontos” y la realidad de cada negocio es distinta. Hay quien tiene la bajera pagada y otros que están hipotecados hasta arriba; quien está de alquiler y el que se va a meter en una buena inversión para modernizarla por ejemplo. Pero lo cierto es que hay que tomar medidas para que los vecinos de Estella sigan comprando aquí, los de la Merindad se encuentren a gusto en la ciudad del Ega y los turistas decidan comprar bienes y usar los servicios que les ofrecemos. El plan parecía realista, pero hace falta que se ponga en marcha. En mayo hay elecciones y sería una gran pena que esto bloquease el desarrollo del plan. Por ello hay que ponerse manos a la obra ya. Crear ese organismo público-privado para que lo impulse y empezar a trabajar en el futuro de este sector.

J.D.A.