huarte/uharte - Nadie nace sabiendo ser padre o madre, a pesar de las responsabilidades que se desprenden de una labor “complicada pero también maravillosa” que ellos asemejan, por ejemplo, a la de un artesano. Para dar forma y también para colaborar en la educación y el seguimiento de los recién llegados a la familia, como un paraguas protector gracias al trabajo en común, nació hace ya una década la Red de Protección a la Infancia y Adolescencia de Huarte/Uharte y Esteribar. Conformada por profesionales de distintas ramas (instituciones, salud, ocio, educación o diferentes asociaciones, entre otras), atienden a 3.556 personas entre los 0 y los 30 años tanto en Huarte (2.637) como en Esteribar (919).

Se trata de una red activa y numerosa que afronta un trabajo en constante evolución, mediante una asamblea que se reúne a lo largo del año, formaciones y grupos de trabajo y el seguimiento, también, de casos particulares. “No es lo mismo la coordinación que una red, nosotros vamos más allá porque creemos que es importante, primero, que las personas que trabajan en los diferentes servicios se conozcan para que sea más fácil conectar. Buscamos una mirada similar”, señala Jon Etxeberria, educador Social en la Asociación Navarra Nuevo Futuro.

Con la parentalidad positiva -un término todavía desconocido para algunos- tratan de reforzar las competencias de los padres y madres, de destacar la importancia de su rol y de recogerles y ayudarles en sus desvelos y preocupaciones a la hora de afrontar una tarea “importante y difícil” en tiempos en los que existe mucha exigencia y culpabilidad. Por eso caben orientaciones, valores y puntos de vista que pueden ayudar a que ese difícil trabajo sea también satisfactorio. “Las personas que trabajamos en recursos comunitarios tenemos la obligación y la responsabilidad de brindar esas herramientas que favorezcan que las familias puedan trabajar todo este discurso con sus hijos, poniendo a los niños y niñas en el centro de la atención”, valora Regina García, Educadora Social de la Mancomunidad de Servicios Sociales de Huarte y Esteríbar.

Hace unas semanas imprimieron un folleto que enumera valores, actitudes y pistas para ejercer una parentalidad positiva sin buscar la perfección, planteando reflexiones que pueden ser profundizadas y debatidas, pero sobre todo compartidas. “Desde todos los recursos pretendemos que se nos identifique como espacios seguros para esos padres y madres, desde diferentes campos”, afirman desde la red, en la que trabajan también Aintzane Mangado, Educadora de la ludoteca Gargarintxo de Esteribar; y Antxon García, enfermero de pediatría del Centro de Salud de Huarte.

Así, desde campos como el ocio y la juventud o la salud pueden abordar cuestiones que surgen en torno a la parentalidad, trabajar sobre ellas, afrontar problemas y establecer un seguimiento de los casos que así lo requieran, siempre desde el mismo prisma, porque las preocupaciones que afloran en la consulta del médico pueden reflejarse también en ese menor que acude a jugar a la ludoteca. Y los dos profesionales a su cargo, detectarlas y trabajar en ellas. Desde el mismo cristal con el que los padres y madres pueden educar a sus hijos e hijas, apuestan por una forma de trabajo en común posible, también, gracias al fuerte tejido social que existe en Huarte.

“Tenemos muchos recursos con los que apoyar a las familias y tienen que saber que no están solas. Es un acompañamiento, la clave está en lo positivo de la parentalidad: desde las positividades con las que cuentan las familias, reconociendo lo difícil que es criar o educar a hijos e hijas, ofrecemos una red para que conozcan todos los recursos y se sientan no tan solos y solas en esa labor para la que no hay varitas mágicas ni pautas demasiado claras”, explica Itziar Areta, técnica de Juventud en el Ayuntamiento de Huarte/Uharte.

Antes, señalan desde la red, la educación de los menores estaba más volcada en la familia o sólo en lo académico, en el centro escolar. “Cada servicio antes trabajaba por su cuenta, como francotiradores de la intervención, y ahora se trata de fortalecer todos esos recursos en un tejido social fuerte, un tejido comunitario, respondiendo a lo que en la comunidad y en la sociedad existe. Pasa por unirnos todos para trabajar en lo mismo”. Imprimieron 2.000 folletos y 50 carteles en una campaña que, esperan, “genere nuevas actividades y aprendizajes con el objetivo de reforzar el tejido que protege la infancia en nuestras localidades”.