iturmendi - Si bien cada vez se repara menos en las fechas del santoral, este próximo viernes 17 es la festividad de san Antonio Abad, el santo vinculado a los animales. También es el patrón de los arrieros, un oficio fundamental en el desarrollo económico y social de buena parte de Sakana, sobre todo en el valle de Burunda. Lo cierto es que las cofradías de San Antón perviven en Urdiain, Iturmendi y Bakaiku, las cuales volverán a reunirse este próximo fin de semana. Precisamente, de los arrieros en este valle habla el nuevo libro de Nicolás Arbizu Gabirondo, Arrieros-trajineros en la Burunda de Navarra. "Desde hace cincos años vienen grupos de voluntariado internacional para recuperar la calzada de Bernoa y les hablo sobre los arrieros, también conocidos como trajineros", apunta Nicolás Arbizu. "Quería dejarlo por escrito y dar a conocer una parte de la historia de nuestros pueblos y sus gentes, que debieron buscarse la vida fuera del valle", destaca este historiador de Iturmendi. Y es que el libro tiene un carácter divulgativo, sin explayarse en las fuentes documentales.

"A finales del siglo XVIII, los arrieros constituían el sector más rico, culto y dinámico del valle. En la lista de los 45 burundeses distinguidos por su bienes, talentos y moralidad, elaborada en 1810, más de la mitad, 23, eran arrieros", destaca. Prueba de ello son las grandes casas que levantaron con las ganancias de sus negocios, con bellos escudos en sus fachadas. Y es que durante siglos, dada la privilegiada situación geográfica del valle de Burunda, los arrieros transportaron con sus recuas y carros de mulos toda clase de productos. De los puertos del Cantábrico se traía al interior aceite de ballena, azúcar, cacao, café, tabaco o telas finas entre otros, mientras que del valle del Ebro se llevaban trigo, pellejos de vino, aceite, lana y otras mercancías como madera.

Se trata de una autoedición de 400 ejemplares, para la cual ha contado con una ayuda económica de Copreci-Altsasuko y también de la Mancomunidad de Euskera, que ha traducido el libro al euskera. En total son 150 páginas, con cinco capítulos y un apéndice. El precio es 15 euros y se puede adquirir en las librerías de Altsasu y también en Kaxeta de Etxarri Aranatz.

CINCO CAPÍTULOS En el primer capítulo habla sobre el marco físico y la estructura socioeconómica de la Burunda desde los siglos XVI al XIX, una sociedad agrícola y ganadera en la que también era importante la explotación de los bosques, sobre todo para la construcción de barcos. "Era una economía de subsistencia en la que la gente tenía que emigrar", observa Nicolás Arbizu. El segundo capítulo es sobre la arriería y las características de este oficio, como eran las caballerías, las cargas que soportaban y los cuidados que requerían, además de cómo se vestían y alimentaban los arrieros. También los productos que transportaba con sus mulas. "Se tardaba dos días en llegar a San Sebastián, aunque dependía de si iban en carro o solo con mulos. También de las paradas", observa Nicolás Arbizu.

El libro continúa con las rutas y las calzadas que utilizaban los arrieros, así como las aduanas, ventas y posadas por las que transitaban. No en vano, para superar las dificultades del monte, construyeron o repararon calzadas de herradura ya existentes, algunas de origen romano. El cuarto capítulo profundiza en la historia de las cofradías de San Antón, así como su actualidad y, el último y quinto, sobre "aventuras y desventuras, negocios y tragedias de los arrieros", según apunta Nicolás Arbizu; de cómo era su día a día, una lucha con la metereología o con los salteadores de caminos, además de otras cuestiones como procesos judiciales que implican a los arrieros, arrieros mayoristas y comerciantes, o la decadencia y desaparición de los arrieros.

Y es que con la mejora de los caminos, la construcción de las primeras carreteras y la llegada del ferrocarril, la arrería fue decayendo a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Lo cierto es que su importancia en la economía de los pueblos fue decayendo con la implantación de las primeras industrias; ferrerías, funciones, canteras y, sobre, todo la cementera de Olazti. Así, los comerciantes arrieros pasan a ser trajineros que venden las mercancías en los pueblos.

El libro se completa con un apéndice que incluye documentos, mapa de las calzadas que utilizaban los arrieros, datos de interés, dichos o refranes y fotografías que ilustran el trabajo del arriero.

Por otro lado, este historiador de Iturmendi adelanta que ya está preparando un nuevo libro sobre la burguesía comercial de la Burunda, con las vidas de algunos arrieros que hicieron fortuna. Uno de los más conocidos es Martín Miguel de Goicoechea, comerciante de tejidos nacido en Altsasu en 1755, uno de los accionistas más importantes de la Compañía de Filipinas. Pero es conocido sobre todo por ser amigo y consuegro de Goya, con quién está enterrado.

"El objetivo es acercar una realidad olvidada y poner en valor la figura del arriero", destaca Nicolás Arbizu, al tiempo que muestra su agradecimiento a los historiadores Rafael Carasatorre y Ángel García-Sanz Marcotegui, que ha prologado el libro, así como al sacerdote Miguel Ángel Sagaseta. "Han investigado sobre la Burunda y aumentaron mi interés por la historia. Además, algunas de las noticias de arrieros han sido extraídas de sus publicaciones", señala.