uchos pamploneses y pamplonesas se van siempre de Pamplona cuando llega San Fermín. No les gusta el barullo, las aglomeraciones, el ruido, la jarana hasta altas horas de la madrugada. A estas personas no sanfermineras, este año se les suma muchos sanfermineros que, para no sufrir más de la cuenta, han decidido abandonar la ciudad durante unos cuantos días.

Mercedes Redín ha ido a la estación de autobuses a comprar un billete para Donosti. "Tengo una amiga allá y después de comer me iré a verla", explica. Ella no ha comprado billete de vuelta: "Estaré unos días tranquilamente en la playa", asegura. El viaje de Mercedes no es tan corto, hace unos días voló desde Italia para ver a su madre, María Luisa Lecumberri, a la que no veía desde el inicio de la pandemia.

María Luisa también acudió a la estación de autobuses. Asegura que tiene miedo de lo que pueda pasar a partir de hoy: "Me da un poco de cosa porque cuando se bebe después no se sabe lo que se hace", afirma. Para ella, el problema no el almuerzo sino lo que pueda pasar después. A pesar de ello, no se va de Pamplona: "No hay que irse, lo que hay que hacer es no subir al Casco Viejo", admite.

Como todos los años, muchos son los pamploneses que se van en San Fermín a Salou y a otras localidades de la costa catalana. "Siempre nos vamos, tenemos un apartamento allí", reconoce Carmen. Otras personas se van en estas fechas por primera vez: "Vamos a aprovechar que no hay Sanfermines para pasar unos días de vacaciones en Tarragona", expone Javier. En su caso, "nos vamos para no pensar tanto en las fiestas. Somos muy sanfermineros y si nos quedamos va a ser peor", añade.