n día espléndido se alió ayer con la sexta edición del Día de la Cueva de Ikaburu, en Urdazubi. Una jornada afianzada ya en el calendario del pequeño pueblo de Xareta, y que también es muy apreciado por muchas personas, que aprovechan los actos programados a raíz de la celebración para visitar gruta que como comentaba el responsable de la cueva Goyo Hualde, "forma parte del conjunto de las grutas de Urdazubi, considerado el yacimiento prehistórico del Paleolítico superior más importante de Navarra".

Aunque el Día de la Cueva de Ikaburu se celebró por sexta vez, fue quizás el más excepcional hasta ahora, no por el buen tiempo ni la programación, sino porque debido al coronavirus, todos y cada uno de los visitantes llegó con la mascarilla puesta, y las medidas de seguridad e higiene estuvieron presentes en todos los actos realizados, como la distancia entre las sillas durante la charla, el gel hidroalcohólico para manipular objetos, o para acceder a la cueva.

A pesar de la incomodidad de la mascarilla, como se quejaban muchos, el buen ambiente se palpaba en Urdazubi, y a pesar de no poder ver la boca de los asistentes, el brillo de los ojos de muchos dilucidaba una amplia sonrisa o muestras de sorpresa ante las explicaciones. Pues, como casi todos los que visitan la cueva de Ikaburu, ayer muchos quedaron sorprendidos por su belleza, admirando sus recovecos y dejándose guiar por los efectos de luz y sonidos durante la visita, explicando que el yacimiento arqueológico existente en Alkerdi alcanza el nivel Magdaleniense y en sus paredes se pueden observar varios grabados de extraordinario interés, representando un caballo, un bisonte y un ciervo.

Las primeras noticias de esta cueva, actualmente propiedad del Ayuntamiento de Urdazubi, datan de 1808 cuando se utilizó como refugio por personas que huían de las batallas de la guerra de independencia. A partir de 1965, comenzó a ser mencionada como atracción turística, y hoy en día son miles los visitantes que acoge durante todo el año.

Además de la obligada visita a la gruta, en grupos limitados a 15 personas, los asistentes pudieron disfrutar de más actividades durante todo el día. Por la mañana, por ejemplo hubo una demostración de técnicas de vida prehistórica mediante diferentes talleres, a cargo de Iñaki Líbano, presidente de Edestiaurre Arkeologia Elkartea, quien enseñó a hacer fuego o a lanzar azagayas, por ejemplo, dejando boquiabierto a más de uno. Por la tarde los txalapartaris de Zugarramurdi hicieron una demostración de txalaparta en la entrada a la cueva, y además impartieron un taller de txalaparta a todo el que quiso aprender a tocarla. También por la tarde, a cargo de Trikuharry, empresa ubicada en Urdazubi, hubo una demostración de aves y también un espectáculo de magia. Además, durante toda la jornada hubo un mercado de artesanía.