- El inicio del curso ayer en las escuelas infantiles fue tranquilo. Sin aglomeraciones, sin colas y sin el jaleo habitual tan propio de otros años. De otros tiempos. Con cierta cautela, los más txikis fueron llegando a sus centros de manera escalonada, por tramos horarios, en un arranque marcado sin duda por la crisis sanitaria.

El primer día sólo acudieron los menores que ya han estado matriculados en años anteriores (517), mientras que el próximo 1 de septiembre harán lo propio los primerizos -328, nuevos e inscritos durante el proceso de admisión que se llevó a cabo los pasados meses de junio y julio-. El escenario, tal y como asumen padres y madres, está plagado de "dudas e incertidumbre", aunque los centros han tratado de adaptarse a esta "nueva normalidad" con férreos planes de contingencia, protocolos y toda una serie de medidas que atajen posibles focos y contagios.

Serán, en total, 845 menores matriculados en las once escuelas infantiles municipales quienes vivan este año un curso en el que habrá que adaptarse a diario. A ellos se irán sumando, de manera progresiva, aquellos niños y niñas que se vayan incorporando a los centros procedentes de las listas de espera. La oferta total es de 964 plazas (848 en jornada completa y 116 en media jornada), de las que 547 se ofertaron como vacantes en el periodo de preinscripción.

Desde el organismo autónomo Escuelas Infantiles Municipales de Pamplona, tal y como avanzó ayer su director gerente, Juan Ramón Rábade, se ha elaborado un Plan de Contingencia de Prevención y Organización "tipo" que recoge las medidas organizativas, de seguridad e higiene con las que debe contar cada centro para el desarrollo de su actividad educativa, para proteger tanto a los niños y niñas como a las 241 personas que trabajan en esos centros. "Se trata de un documento dinámico, que se irá adaptando según vaya evolucionando la crisis sanitaria. Queremos que sea vivo y abierto, porque puede que haya que irlo modificando a lo largo del curso. Hay casi cien medidas, recomendaciones y criterios pero no es lo mismo sobre el papel que sobre la realidad", señaló. Una de las claves son los grupos estables de convivencia, para que sean las mismas personas las que convivan y se relacionen, grupos cerrados para evitar contagios. "Aunque este comienzo de curso es peculiar, cuenta con la seguridad que contemplan este tipo de medidas para minimizar al máximo el riesgo y tener capacidad de reacción".

Este Plan de Contingencia tipo -que permite a cada uno de los centros disponer de su propio proyecto específico y amoldado a sus especificidades- se basa en el protocolo establecido por el departamento de Educación del Gobierno de Navarra, de manera coordinada con el departamento de Salud. Contempla diversas situaciones que pueden darse en función de la evolución de la pandemia: desde la situación 1 -la actual, de nueva normalidad-, pasando por las situaciones 2 y 3 -de empeoramiento de la situación epidemiológico-, hasta un escenario 4 que sería el de cierre de centros en base a las directrices de las autoridades sanitarias.

Recoge también todas las medidas organizativas referidas a prevención del personal, uso de mascarillas, gestión de la entrada y salida del centro, de las aulas, el patio y tiempo de recreo, limpieza y desinfección o protocolo ante un caso de coronavirus, además de la realización periódica de pruebas serológicas y, en su caso, PCR al personal de las escuelas, "que ya se han venido realizando desde la reapertura de los centros a finales de junio". Rábade, que lanzó un mensaje de tranquilidad a las familias, señaló que el primer ciclo de la Educación Infantil "es un servicio público que no puede dejar de darse, y tiene que ser de calidad. Cada centro ha participado activamente y se han explicado las medidas también a los sindicatos".

Algunas familias, eso sí, han criticado "falta de información" y asumen que desde el Consistorio "se podían haber hecho más cosas". Eguzkiñe Aiesa forma parte de la APYMA de la Haur eskola Goiz Eder de la Rochapea y sus hijas Araitz (26 meses) y Zeiane (11 meses) comenzarán el curso por separado. "La mayor lo hará el miércoles, pero nos enteramos de cuándo empezaba un día antes, a pesar de que hemos preguntado e intentado que nos dieran información. Las familias estamos nerviosas, la adaptación es un periodo difícil. Muchos nos guardamos vacaciones para ello y no hemos sabido nada", explicaba la amatxo, que lamenta que no se haya celebrado "una reunión o una asamblea entre el Ayuntamiento y las familias" antes de comenzar.

Agradece el esfuerzo del personal del centro, "porque están con los mismos medios o incluso con menos, realizando más trabajo. Sin más contrataciones no se pueden hacer más grupos con los niños pero sabemos que ellas hacen lo que pueden". Echa en falta "más apoyo" para medidas que faciliten la conciliación. "Las haur eskolas son necesarias pero este año más que nunca parece que les importan muy poco, parece que piensan más en un servicio de guardería, como si fuera una consigna, que en uno de Educación Infantil. Y quedan muchas dudas. Todas las semanas hay niños con fiebre, ¿los van a mandar a todos a casa? Hay mucha incertidumbre y parece que las familias importamos poco", se queja.

Lo mismo opina Ainara, otra ama que no se atreve todavía a llevar a su pequeña Izaro a la escuela infantil. "No sabemos bien cómo se van a hacer las adaptaciones después de tantos meses de vacío, no han reforzado los profesores y hay muy poca información. No nos sentimos seguros", valoraba ayer. Criticó, además, la falta de plazas en euskera. "Entre el recorte y todo lo que ha generado la covid, está siendo muy raro. Es una pena, nuestros hijos e hijas son lo más preciado que tenemos, y también en casa si hay personas de riesgo hay que tener mucho cuidado".