- Al último pueblo de la Comarca de Pamplona que celebra sus fiestas le toca también cerrar este atípico año de las no fiestas, extraña y ya habitual expresión para nombrar lo que no toca. El alcalde de Villava, Mikel Oteiza, explica cómo se desarrolla la actividad municipal en estas fechas.

¿Le da pena la suspensión de fiestas o la situación no invita a la nostalgia?

-Da una pena terrible. Pero ves el contexto y dices, '¿dónde vas?' No puedes plantearte absolutamente nada. Con naturalidad, toca asumir que no se puede y ya está. Otro año será. Cuando comenzó el confinamiento, aunque no hubiera fiestas sí planteábamos algún tipo de programación. Y nos hemos dado cuenta de que era justo lo contrario. No, no, entristece el pueblo todo lo que puedas, páralo. Asume que no hay, no toca. Y una vez que lo has asumido, a intentar que no haya nada. En esas estamos.

Todos los grupos han trasladado el mensaje de la responsabilidad y solidaridad.

-El mensaje está claro. La campaña nos la ha hecho Peralta. Esa imagen de un pueblo confinado y esas imágenes que han trascendido también de una juerga... Ha quedado muy claro cuál es el error y sus consecuencias. Y quiero pensar que la gente se ha concienciado.

Hasta ahora, ¿cómo se está comportando la ciudadanía?

-Estoy viendo de todo. Por una parte la relajación ha sido generalizada a todos los niveles. Pero a la vez veo también que la gente está viviendo el confinamiento de sus hijos porque han cerrado el aula, han ido a Refena a hacerse la PCR... Estamos viendo de cerca estas cosas y me da la sensación de que ahora hay un repunte de responsabilidad. Nosotros estamos teniendo unos datos francamente aceptables en cuanto a índices de contagio. Y no es porque hayamos hecho nada especial. Entiendo que la vida social se ha hecho al aire libre. Este año toca doble camiseta, goretex o lo que sea, pero calle. El verano lo hemos pasado en las piscinas con absoluta normalidad, y no ha habido casos asociados al complejo deportivo. Estar en la calle, en una zona ventilada, es importante.

¿Hasta qué punto ha cambiado la covid la vida municipal?

-La manera de trabajar no tiene nada que ver. Nos hemos dedicado todo el verano a pensar cómo abrimos la escuela infantil, cómo preparamos las escuelas... Nos ha llevado trabajo; invertir en material, señalización... Y sobre todo, si trabajabas según una programación a nivel urbanístico, cultural, deportivo o juvenil, ahora el covid es el elemento trasversal. Haces una programación adaptada porque todo tiene que ver con el covid. Nos volvemos locos para intentar hacer en la nueva situación lo que hacíamos antes. Conjugar todo eso con covid es el gran reto.

¿Qué le ha resultado más difícil en estos meses?

-Lo que más me preocupaba era llegar a tiempo con las escuelas, el lío del comedor... poner en marcha todo. En verano también viví con cierta tensión el tema de las piscinas. Imaginarlas cerradas por un brote me resultaba muy duro. Con una ocupación diaria de en torno a 1.000 personas... ¿qué haces con eso en semanas a 30 grados? Y por supuesto también me preocupan las consecuencias económicas de la pandemia. Me preocupan los ingresos. No somos un Ayuntamiento muy boyante ni tenemos una capacidad importante de generar ingresos. Los ayuntamientos se nutren de los terrenos y las promociones urbanísticas, y para nosotros eso es ciencia ficción. Andamos muy pelados. Vamos con obras, plusvalías y esas cosas, pero eso se para con la crisis y es un ingreso muy importante que deja de entrar. También hay que devolver el dinero de los servicios que no has dado, y como somos muy municipales y tenemos mucha contratación directa, eso cuesta dinero.

En el ámbito político, ¿se han puesto de acuerdo o les pasa como en Madrid?

-En lo que tiene que ver con covid ha habido cierto consenso, se ha llegado a acuerdos. Estamos inmersos en un plan de reactivación económica. Por una parte ha habido una línea de ayudas directas a comerciantes por empeño de un par de grupos. Y además buscamos incentivar el consumo en los comercios. Se está trabajando con ellos y se va a elaborar una guía de los comercios. Y ya veremos si tenemos que adoptar otras medidas.

Aunque la covid sea transversal, ¿en qué más trabajan?

-En alguna inversión en instalaciones deportivas. Por ejemplo, vamos a cubrir la terraza del cross training. Es una inversión potente, de 100.000 euros. Y hemos conseguido una subvención de 60.000. Sobre todo estamos con el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, que se aprobó inicialmente el pleno pasado y marca la hoja de ruta. Hay acciones que se han precipitado con el covid, como la ampliación de aceras y quitar coches en Ricardo Bel, o eliminar un carril en la Avenida Pamplona y crear aparcamientos. Se ha intentado expulsar los aparcamientos hacia el exterior y que el centro sea más peatonal. Y nos vamos a meter con el tráfico de paso, un problema en este pueblo. El PMUS recoge varias opciones y habrá que estudiarlas, pero probablemente habrá que cambiar el sentido de algunas calles, hacer otras de acceso vecinal, y que el tráfico vaya por una calle, probablemente Fermín Tirapu. La idea es que la gente utilice el cinturón exterior.

¿Algún otro proyecto en el horizonte?

-El urbanismo es importante. Se va a hacer la red de calor del proyecto Sustainability. Marcamos mayo para comenzar la renovación de la red de calor de más de 300 viviendas del polígono 46, y van a empezar las envolventes del edifico más alto, con una fachada ventilada. Ahora se va a licitar el proyecto de urbanización de la plaza del Fuero. Y el frente más importante es el nuevo centro de salud. El plan del departamento de Salud sigue adelante, pero igual no en los plazos que barajábamos por el covid. Ahí no soy del todo optimista. A ver qué dice Hacienda.