El Ayuntamiento de Pamplona tendrá que adelantar el dinero para la reparación de la pasarela del Labrit, valorada en al menos 480.000 euros (costó 700.000), y encargará el proyecto al Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, la entidad que realizó el último informe sobre el estado de la estructura. Teniendo en cuenta que todavía no se ha iniciado el expediente de contratación ni se ha redactado el proyecto, la pasarela seguirá cerrada, en el mejor de los casos, otro año más, incluyendo los 4 meses que durarán las obras de reparación de la propia estructura y de su cimentación.

El concejal delegado de Proyectos Estratégicos Fermín Alonso, que la semana pasada pasó por alto una pregunta de la oposición sobre los últimos pasos dados por el equipo de Gobierno para el arreglo, aprovechó el turno de ruegos y preguntas de la Comisión de Urbanismo de ayer para aportar algunos detalles sobre las gestiones realizadas por el Ayuntamiento al respecto.

Reconoció que las gestiones que anunció el alcalde Maya para evitar la vía judicial no han dado resultados y desveló, sin ser más explícito, que se han mantenido contactos con los responsables del diseño y construcción de la pasarela y con las aseguradoras implicadas, pero que no todas estaban de acuerdo en aceptar una fórmula que acelerara el proceso para la reparación y no tuviera costes para las arcas municipales.

El representante de Navarra Suma confirmó que los grupos municipales tendrán que aprobar una partida para la reparación y esperar a una futura resolución judicial para recuperar el dinero si es que los tribunales mantienen, como lo han hecho los tres informes encargados hasta la fecha, que la pasarela presentaba graves errores de diseño y construcción causantes de los desprendimientos que llevaron a su cierre posterior por razones de seguridad.

El Colegio de Ingenieros se encargará del proyecto de reparación y los trabajos serán realizados por Alonso Cobo Ingeniería, la misma que elaboró el último informe para el Ayuntamiento, que incluyó inspecciones, pruebas y ensayos sobre la pasarela, además de revisar toda la documentación disponible.

En sus conclusiones, consideraba que era reparable, pero establecía tres líneas de trabajo. Primero, actuar sobre los cimientos para impedir el movimiento horizontal de los estribos de la pasarela (puntos de apoyo de Jito Alai y Media Luna), con una inyección de microcemento en el terreno para limitar la alta sensibilidad de la estructura a ese movimiento concreto.

En segundo lugar, y en relación a la estructura metálica, indicaba la necesidad de realizar correctamente las soldaduras e incluir los refuerzos metálicos que sean necesarios, tras medir el espesor útil de las chapas después de una hidrolimpieza del óxido. Finalmente, respecto a la corrosión que presentaba la obra, el informe de la ingeniería cántabra proponía mejorar el drenaje de la pasarela y retirar el actual pavimento y sus soportes para ejecutar uno nuevo que impermeabilice la chapa superior.

Que la pasarela siga cerrada y sea necesario un trabajo de reparación tan específico y de alto coste pone en evidencia la postura que, UPN antes y ahora Navarra Suma, han mantenido con respecto a los daños que presentaba la pasarela. Pasaron de decir que era una invención del cuatripartito para desprestigiar a la exalcaldesa Yolanda Barcina -en cuyo mandato se construyó- a asegurar que la iban a reabrir en un mes colocando andamios si hacía falta, pero la realidad es que los informes que se elaboraron en la pasada legislatura y el que encargó el alcalde Maya son coincidentes en casi todo, con la excepción de que la ingeniería Alonso Cobo veía factible su reparación mientras que la ingeniería IDEAM abogaba directamente por la demolición dada la gravedad de los fallos que presentaba y el coste de su arreglo.

construida en 2010, la pasarela se convirtió en símbolo de los mandatos regionalistas cuando gobernaban la ciudad con mayoría absoluta y las arcas municipales rebosantes en años de bonanza económica. Fermín Alonso no pudo evitar recordar ayer que fue una pasarela "premiada", aludiendo a los galardones que recibió por su atrevido diseño, en forma de 'Y griega' y con 150 toneladas de peso, pero que comenzó pronto a generar problemas.

En octubre de 2013, el Ayuntamiento no dio permiso para que una prueba atlética atravesara la pasarela por las dudas que ofrecía su resistencia y en 2016 se desprendieron varias placas metálicas de la estructura, lo que llevó a su cierre parcial, que se convirtió en definitivo en julio.

Los responsables de la obra defienden el proyecto y señalan como causas de los desprendimientos el deficiente mantenimiento.