- Están acostumbrados a correr riesgos, pero los y las agentes de la comarca han tenido este año que pelear contra uno añadido: el del contagio. Por lo general, tal y como explican desde los diferentes cuerpos, la plantilla se ha mantenido y sólo en algunos casos han tenido que lamentar bajas temporales por confinamientos o positivos.

“Pero ahora también hay que tener un cuidado extra en todas las actuaciones que realizamos, si por ejemplo entras a un piso y la otra persona no lleva mascarilla, si estás mucho rato o poco, si tocas… Tratas con muchísima gente. Hace unas semanas hubo dos agentes en una intervención con una persona que luego nos avisaron de que era positivo. Hubo que confinar a uno de los policías por la mascarilla que llevaba. En cualquier control de vehículos la gente va en el coche sin ella, se la ponen al verte pero te dan la documentación o el carnet de identidad, tocas muchas cosas, y la oficina es un continuo chorreo de gente”, explica Rubén Antúnez (Villava).

También Sandra Irazábal (Zizur) recuerda que en su plantilla sólo una persona tuvo que estar confinada, pero fue por una intervención. “Atendimos a un joven de 33 años en parada cardiorespiratoria. Para comprobar si respiraba el compañero se tuvo que retirar la mascarilla; lo sacamos adelante pero al día siguiente desde el complejo hospitalario nos informaron de que había dado positivo”. Asume que en esos casos, cuando tienen que acudir a un domicilio, están muy expuestos al contagio “y aunque tengamos cuidado la profesión nos obliga a interactuar en muchas ocasiones con personas diferentes, Tenemos una probabilidad de contagio tan alta que podemos ser transmisores y es una situación que también nos preocupa, hay compañeros con familiares vulnerables y genera mucha intranquilidad”, señala.

En Burlada tuvieron tres positivos en la primera ola, uno de ellos ingresado, pero ya están todos recuperados. “Yo me quito el sombrero y chapó por mis compañeros, porque están haciendo un trabajo brutal. Nadie de la plantilla se ha quejado y todos han arrimado el hombro”, señala el jefe, Javier Lizarraga.