es fácil comprobar que en los 122 años transcurridos la edilicia de la calle ha cambiado totalmente, adquiriendo un aspecto más atractivo y elegante. Vemos a la derecha las casas levantadas tras los derribos de 1898, con el arco de entrada al pasaje de Seminario, y al fondo el arranque de la calle Nueva.

El derribo de las casas de Bolserías había sido propiciado por Francisco Seminario, concejal y prohombre de la ciudad, propietario de los nuevos inmuebles. El arquitecto municipal, Julián Arteaga, fue el autor del proyecto, que aceptaba retrasar las casas para ensanchar la calle, así como construir un pasaje público interior. El Ayuntamiento, agradecido, quiso dedicarle la calle, pero Seminario declinó, proponiendo que se otorgara al patrón San Saturnino, y entonces el consistorio decidió dedicarle el nuevo pasadizo, que desde entonces lleva el nombre de Pasaje de Seminario.

mientras el estado español asistía al Desastre de Cuba y Filipinas, Pamplona no perdía su pulso más íntimo. Así, las cuestiones más cotidianas parecían seguir su curso normal, ajenas al drama que miles de soldaditos, muchos de ellos iruindarras, estaban padeciendo en Ultramar. Muy comentado era, por ejemplo, el próximo derribo de las casas de la calle San Saturnino, que vemos en sus últimos días de existencia, y que a juzgar por la imagen eran viviendas de aspecto más bien sencillo y proletario. Ante ellas posan varios grupitos de hombres, mujeres y niñas, que han abandonado sus quehaceres para observar con curiosidad al fotógrafo, y de paso salir en la imagen.

La calle era conocida como rúa de Bolserías, nombre atestiguado al menos desde el año 1626, aunque posiblemente era anterior. Y procedía del gremio de guanteros y bolseros, que habían tenido aquí sus talleres artesanos.