yer fue un domingo lleno de actividad en el monte Ezkaba. Ciclistas, senderistas y coches se mezclaron en la carretera, asfaltada recientemente. Arriba una larga fila de coches llenó el espacio contiguo a las puertas que dan paso al interior del célebre fuerte. Una de las papeleras estaba a rebosar, y la gente se sentó a tomar el sol plácidamente, aprovechando una mañana con muy buen tiempo. Festivo, calor y un monte pegado a la capital: sinónimo de masificación. Y muchos de los presentes, sobre todo los habituales, estaban preocupados por la gran afluencia de público.

Beatriz Crespo y su pareja acudieron andando a la zona. "Llevo toda la vida subiendo en bici y ahora es un desastre", se quejó él. "Creo que esto ocurre desde que han asfaltado la carretera, porque antes no podías subir con el coche debido a los socavones. Ahora llegan, abren los capós y sacan el almuerzo. Es una fiesta", añadió Crespo. Él, ciclista habitual, explicó que cuando intenta bajar en bici le resulta imposible: "Tienes que pararte porque igual te vienen tres coches. Por eso suelo ir por otros caminos dentro del monte que han habilitado y están muy bien", señaló. Por otro lado, Crespo contó que notan un mayor volumen de basura. "Yo que he ido al monte desde cría, nos han enseñado que no se tira absolutamente nada, ni se coge ni una ramita de nada. El papel te lo llevas en una bolsita y lo tiras en tu casa. Falta mucha concienciación, la gente tiene que ir al monte y volver como si no hubiera estado". Opinó que muchos visitantes no están concienciados y que deberían ponerse carteles.

Su pareja dijo también que ahora los animales que se solían ver, como los ciervos y las ardillas, acabarán por escaparse, asustados por tanto vehículo en los caminos. "Además está todo el humo que expulsan".

Otro ciclista que prefirió no identificarse, que pasaba la mañana de domingo con sus dos hijos, consideró que había mucha gente, y que la mayoría de los que caminaban por los accesos no llevaban mascarilla. "Un 40% la llevaba bajada". Sobre la situación en la montaña, manifestó que el derecho de ir en un vehículo está ahí, "porque hay una carretera y tenemos que compartirla todos, pero al final subir a San Cristóbal en auto es una pena, teniéndolo tan cerca de Pamplona".

María Rodríguez, una visitante asidua, que fue de visita junto a Carlos Diego, declaró que es el día que más gente había visto nunca. "Yo he subido muchas veces andando, me encanta el sitio. Y esta vez he subido en coche, porque le acompañó a un señor mayor. Quiero que las personas mayores también puedan admirar estas vistas", señaló. Sin embargo, destacó que ha visto mucha suciedad, y que el sitio no está acondicionado para hacer frente a este problema. "¿Aquí quien recoge la basura?, ¿quién limpia?, ¿quién regula?", se preguntó Rodríguez.

Asimismo, en Ezkaba se encontraba mucha gente que se presentó por primera vez. Este fue el caso de Ainhoa Marriain, vestida de montañera para la ocasión. "No soy de andar mucho y hacer estas locuras de dos horas y media. Pero he venido con unos amigos porque está todo cerrado, y tampoco se puede salir de Navarra", explicó.

Francisco Javier, uno de sus compañeros, detalló que son de un pueblo ubicado a 50 kilómetros de Pamplona. "Hemos subido andando por los senderos, que son una chulada. El día acompaña y posibilita que mucha gente venga, sobre todo jóvenes". Sugirió que si acaban regulando el acceso "deberían establecer un número de aparcamientos concretos, y habilitar un lugar para que los coches puedan dar la vuelta cuando todo esté lleno".

Brian Pérez Delgado fue andando junto con su familia, precisó, porque no están abiertas ni la hostelería ni el ocio. "Ayer por ejemplo nos fuimos a las cuevas de Zugarramurdi", informó. Sostuvo que vieron muchas mascarillas por el suelo al subir, y le pareció muy peligroso que tantos coches y bicicletas circulen por la misma carretera estrecha.

En la explanada de la cima, donde se encuentran las antenas, muchos grupos comían en corros. Una de esas cuadrillas se encontraba celebrando un cumpleaños. Una de ellas, Amaia Molinero, universitaria, manifestó que eran de Berriosuso, y que lo habían visitado porque querían estar todas juntas al aire libre.

En otro lado de la cima se encontraba Eneko Gallo con sus amigos. "Es la primera vez que venimos, hemos llegado andando y es muy duro. Puede que haya bastante gente, pero lo veo normal al ser domingo. Pero la gente tiene que hacer más deporte y no ir tanto en coche, para no contaminar tanto el medio ambiente", afirmó.

En lo que todos los excursionistas entrevistados para este reportaje sí coincidieron en su deseo de que el lugar pase a ser declarado parque comarcal, para que así esté mejor regulado el acceso, y evitar escenas como las vividas ayer.