En el Rex Casa de Comidas salvo las ensaladas, que "no llegarían en perfectas condiciones", todo se prepara "para que te lo comas en casa como en el restaurante. Todos los platos de la carta, recién hechos y para llevar", dice Eneko Ibáñez, desde hace seis años al frente del negocio. Le están pidiendo mucha borraja con jamón ibérico, mucho cardo y mucha alcachofa. Y hasta aquí lo que puede soportar un estómago vacío. Porque escuchar a Ibáñez provoca hambre: "El gorrín y el jarrete de cordero están saliendo mucho, y también los untamorros. En general todo lo que son asados. Callos, menudos... casquería también me piden mucho", apunta. "Son las cosas que la gente no hace en su casa. Lo que queremos hacer es algo diferente... no lo que come la gente en el día a día".

En realidad, Eneko hace lo que ha hecho siempre, con la diferencia de que el cliente se lo lleva en una bolsa en vez de sentarse a la mesa. "No estoy metido en ningún grupo de glovo ni nada porque prefiero que vengan aquí para recoger". El Rex, en la plaza de la Libertad, habitualmente emplea a seis personas. Ahora solo está él: "La cosa está floja, y aunque vamos tirando esto da solo para estar una persona. Así por lo menos tengo todos los días ocupados...", confiesa medio en broma. También reconoce que entre sus comensales hay de todo un poco, los conocidos y gente nueva que se apunta a sus menús "gracias al boca a boca".

Eneko prepara además platos que se escapan de lo que dice la carta. "Si alguien quiere algo especial, que me avise con dos días de margen para que me de tiempo a hacer la compra y cocinar". Por ejemplo, fuera del menú convencional ha hecho "unas gyozas de rape y gambas, o relleno de vieiras". Para otras cosas no hace falta avisar con tanto tiempo: "Carrilleras, menudos y callos para el fin de semana siempre tengo. Son cosas que vas haciendo".