El director de las Javieradas, Óscar Azcona, ha comunicado esta mañana en nombre del Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Francisco Pérez, que tampoco se convocarán las Javieradas durante el mes de marzo de 2021 como consecuencia de la pandemia.

En una nota de prensa, Azcona ha detallado que tampoco se celebrarán las misas correspondientes a la primera y a la segunda Javierada.

No obstante se mantienen en Javier las celebraciones propias de la Novena de la Gracia del 4 al 12 de marzo, con aforo limitado en cumplimiento de la normativa vigente en el momento.

Los horarios de las celebraciones de la Novena de la Gracia se podrán consultar en las páginas web: www.javieradas.com y www.santuariojaviersj.org.

El Arzobispado de Pamplona y Tudela ya aplazó el año pasado la Javierada prevista para el sábado 14 de marzo, tras la orden foral aprobada por la consejera de Salud, Santos Induráin, para contener la expansión del coronavirus en Navarra y que limitaba a 1.500 personas el aforo de asistentes.

La Javierada era el evento más multitudinario previsto para aquellos días, a excepción de los deportivos, y hasta la orden foral se iba a celebrar con normalidad aunque algunos colegios, la UN y peregrinos de Madrid ya habían declinado participar en el peregrinar. En aquel momento la Javierada se aplazó con el objetivo de celebrarla en primavera, si bien las condiciones sanitarias tampoco lo permitireron.

Sí se celebró la primera de las Javieradas de 2020 en honor del patrón de Navarra, a la que asistieron 5.400 peregrinos, según cálculos de la Policía Foral.

La misa se celebró en la explanada del castillo de Javier con un sol que los caminantes agradecieron después de la jornada del sábado en la que anduvieron bajo la lluvia, el viento y el frío, lo que no impidió que otras 4.000 personas llegaran para las cinco de la tarde hasta el lugar en el que nació San Francisco Javier.

Con peregrinos de numerosas localidad navarras y también procedentes de otros puntos de España, Francisco Pérez omitió la invitación expresa a darse la paz entre ellos y entre los oficiantes, aunque muchos feligreses se estrecharon las manos e incluso algunos se besaron y abrazaron sin miedo al coronavirus.