"El pequeño comercio de Iturrama está machacado y más que lo va a estar". El presidente de la asociación de comerciantes del barrio, José Luis Sarriguren, contempla con este pesimismo la situación del sector al que representa y el incierto futuro que espera a los pequeños negocios de Iturrama cuando se construyan en los alrededores las dos grandes superficies comerciales previstas por el Ayuntamiento de Pamplona.

Mientras atendía a la clientela de la carnicería que regenta desde hace 40 años en la calle Serafín Olave con su hermano Alberto, aseguró que Iturrama comenzó su decadencia 2008. Muchos negocios han cerrado desde entonces y la pandemia no ha hecho más que aumentar el declive, llevándose por delante más comercios, algunos tan emblemáticos para el barrio como el cocedero de marisco de la calle Esquíroz después de dos décadas abierto.

Si no fueran bastantes los problemas que afrontan, les preocupa a corto plazo el efecto que pueden tener en sus negocios los proyectos comerciales que se van a levantar en el entorno del barrio.

En breve comenzarán las obras para construir una gran superficie comercial en los terrenos de la Casa Misericordia y está previsto que se levante otra zona comercial en la avenida Zaragoza, junto a la nueva gasolinera y la avenida de Navarra, con conexión directa desde Iturrama.

El primero acogerá un hipermercado E.Leclerc de 2.000 metros cuadrados con restaurante y en el segundo existe un proyecto sobre una parcela de 59.467 metros cuadrados, de los cuales 9.600 irán destinados a acoger una gran superficie comercial.

"No existe un equilibrio y parece que se pueden construir nuevas zonas comerciales por todos los lados. Va a ser complicado para los comercios de cercanía hacer frente a esta realidad", comentó Sarriguren.

Echa en falta un mayor apoyo institucional a los comerciantes y a los barrios como un medio de resistir al empuje que ejercen las grandes superficies comerciales y una estrategia más racional con respecto a los proyectos de las grandes superficies. "La alimentación va aguantando, pero otros sectores no y han terminado por cerrar", aseguró el presidente de los comerciantes, mientras Ana, una clienta, le daba la razón enumerando algunas zapaterías o tiendas de ropa que han echado la persiana recientemente.

Cristina Orcaray, al frente de su negocio en la calle Esquíroz. Foto: Unai Beroiz

Cristina Orcaray regenta desde hace 25 años la Herboristería Sándalo, en la calle Esquíroz. Reconoce que pese a la pandemia ha podido trabajar con relativa normalidad -"sin tirar cohetes, pero bien", apostilló- pero que le preocupa el futuro al ver cómo le va al comercio de barrio: "Me da mucha pena ver negocios cerrados y bajeras con la persiana bajadas. Cada vez son más los pequeños negocios que se ven obligados a cerrar y en Iturrama es un hecho que se puede constatar".

La especialización, el trato cercano, la confianza y la responsabilidad con la clientela son los 4 factores que le han permitido resistir, aunque asegura que la construcción de dos grandes superficies comerciales en los alrededores del barrio le afectará en mayor o menor medida. "Nos quitan mucha venta a los pequeños negocios, sobre todo por los precios, con los que muchos comerciantes no pueden competir", explicó Cristina.

Ana Lafuente, propietaria de Floristería Bubur. Foto: Unai Beroiz

Muy cerca del local de Herboristería Sándalo se encuentra Floristería Bubur, que Ana Lafuente regenta desde hace 22 años. También se muestra pesimista con el futuro de los pequeños comercios, aunque en su caso confía en mantener la clientela. "Son del barrio, personas que buscan un producto concreto. Pienso que la pandemia está cambiando los hábitos de los consumidores. Es seguro que la construcción de nuevas superficies nos afectará, pero no a todos por igual".

Mikel Cabestrero, técnico de la asociación de Comerciantes de Iturrama, se refirió a los cambios urbanísticos y a los nuevos operadores, que están cambiando de forma mayúscula en el barrio. "En los últimos años este proceso se ha acelerado y parece que la tendencia va a continuar. Vemos con preocupación los posibles desarrollos que tenemos en la parte sur, que pudieran ser hasta 3, y que se sigue apostando por crear nuevas zonas comerciales en el entorno de Pamplona".

En su opinión, la alternativa debería ser una apuesta decidida por los barrios, por conservar las dotaciones comerciales, de servicios y hostelería que están funcionando, pero que corren el riesgo de reducirse de forma alarmante en Iturrama si el panorama no cambia.

Cabestrero reconoce que el barrio no atraviesa "por su mejor momento" y su diagnóstico apunta a un envejecimiento del barrio y el desplome de la hostelería local. En este aspecto considera necesario disponer de Policía Comunitaria y de un local de uso vecinal que ayude a mantener y mejorar una estructura estable en Iturrama.