n este 2021 se cumplirán 20 años de aquel desarrollismo extremo constructivo que desembocó en una burbuja inmobiliaria y en una de las mayores crisis económicas que se recuerdan. A partir de 2001, se comenzó a vender suelo y viviendas, las grúas se multiplicaron en las ciudades y el precio de los pisos se fue disparando hasta desembocar en el crack de 2008 que llegó a Navarra hacia 2011.

El número de viviendas en la Ribera, durante esta burbuja inmobiliaria, creció muy por encima del resto de Navarra y de la media de la Comunidad Foral, incrementando su cantidad en un 23,05%, cuando la media navarra fue de un 19,6%.

En esta comarca la cifra pasó de 38.015 viviendas en 2001, cuando comenzaba a fraguarse, a 46.778 en 2011, es decir, 8.763 viviendas más para una población de unas 95.000 personas. La cifra cobra especial relevancia si se observa cómo se ha producido el incremento en los diez años siguientes, ya que en 2019 (últimas cifras registradas) la cantidad solo se incrementó en 775 más que en 2011, alcanzando las 47.553. Es decir en el primer lapso de tiempo aumentó un 23% y solo un 2% en los casi 10 años siguientes.

Los números sirven para ver, como en un espejo, las consecuencias laborales que trajo aquella burbuja con mucha mayor incidencia de paro que en el resto de Navarra. La mayor cantidad de desempleados que tuvo Tudela llegó en noviembre de 2013, con 3.860 personas sin trabajo.

tudela Basta ver casos como el de Tudela para darse cuenta de aquella explosión. Contaba con 12.288 viviendas en el año 2001, mientras que en solo 10 años la cantidad se incrementó en 3.893 (se pasó a 16.181), lo que significó un 31,6% más, la localidad que más creció porcentualmente, a excepción de los casos de pequeños municipios cono Tulebras y Barillas.

Las últimas cifras registradas en 2019 apenas han activado el parque inmobilario tudelano ya que se ha pasado a 16.496 (unas 300 más).

Si se compara con la capital, el problema se ve aún con mayor claridad ya que en Pamplona la construcción de viviendas solo creció en un 6,8% en ese mismo período, tan solo 5.789 más (de 84.513 a 90.302).

Si hubiera que destacar una localidad especialmente afectada, pese a su pequeño tamaño, habría que mirar hacia Tulebras, cuya cantidad de pisos y viviendas aumentó en un 171%, pasando de 39 registradas en 2001 a las 106 de 2011 (101 vecinos). Casi una vivienda por cada habitante. Hay que recordar que Tulebras hoy no llega a los 150 habitantes (135 en 2019). En Barillas el porcentaje no es tan alto pero llegó al 75% al pasar de 93 a las 163, cuando en 2019 la cifra fue de 174.

otros municipios Con respecto a las principales municipios riberos, las consecuencias de ese crecimiento desequilibrado y desproporcionado también se tradujo en cifras por encima de la media navarra, pero no llegaron a las cantidades de la capital ribera.

Así, en el caso de Cintruénigo, el aumento fue de un 28,3%, con 817 viviendas más, Corella se quedó en un 25,4%, con 843 viviendas más y Castejón tuvo un gran impulso poblacional y del ladrillo, con la llegada de nuevos habitantes alcanzando un 26,8% y aumentando su parque inmobiliario en 439, superando las 2.000 viviendas, para una población que en 2011 era de unos 4.000 habitantes.

Otra de las localidades que vivió un boom constructivo y de llegada de nuevos vecinos y vecinas fue Murchante, con grandes promociones que dispararon las viviendas en un 30,5% más, mucho más elevado que el de sus vecinos de Cascante que se quedó en un 25% y a los que afectó de forma importante aquella crisis económica.

Años 2001/2011/2019

Años 2001/2011

Principales municipios