Han visto, poco a poco y año tras año, cómo se ha ido llenando el cupo. Cómo el verde se tornaba gris en un paisaje en el que ahora prácticamente todo son tierra y piedras que van ganando en altura, y el trasiego de camiones es constante. Hace casi cuatro años que tanto desde el Ayuntamiento de Galar como desde el Concejo de Esparza vienen denunciando que el vertedero ha superado el alcance máximo de residuos permitido por el Plan de Incidencia Supramunicipal (PSIS) que lo regula: eran 700.000 m³ de más en mayo de 2020 y ahora -prácticamente un año después- un informe topográfico asegura que se ha superado el millón. “Los vecinos me preguntan y no sé qué decirles, no tengo respuesta a nada. Estamos preocupados porque todos los días vemos entrar y entrar y entrar camiones. Y sabemos que hay un exceso de vertidos, que no se está cumpliendo la norma, pero no sabemos qué más hay que hacer. Estamos pidiendo que se cumpla la normativa pero nadie hace nada”, lamenta Lorea Rodríguez, presidenta del Concejo de Esparza. También el alcalde de la Cendea de Galar, Óscar Amóztegui, asume que están “desamparados”, y critica la “total dejación” por parte de la Administración competente.

Han pedido inspecciones, demandaron la paralización inmediata de la actividad e incluso se llevó a cabo un requerimiento al Gobierno de Navarra para que adopte las medidas oportunas. La documentación, los archivos, el intercambio de mails y las peticiones han sido continuas pero solo han conseguido la callada por respuesta. “Y aunque ha habido reuniones seguimos sin una solución. La sensación es de total impotencia”, coinciden.

Tanto el Ayuntamiento de Galar como el Concejo de Esparza vienen denunciando desde hace años el vertido de materiales inertes “muy por encima del máximo permitido” en un espacio que habilitó el Gobierno de Navarra a través de un Plan Sectorial de Incidencia Supramunicipal (de 2001) y que inició su actividad en 2006. A pesar de haber puesto en conocimiento de estos hechos a la Administración, explica Amóztegui, “todavía no se ha conseguido que se actúe ante dicho incumplimiento. Se desconoce si se han adoptado medidas sancionadoras pero, desde luego, no ha existido ninguna medida tendente a la paralización o suspensión de los vertidos ilegales”.

Ya el anterior presidente de Esparza de Galar, Ramón Lakunza, denunció en octubre de 2018 que se habían sobrepasado las cotas de altura con los vertidos, y un mes después el Consistorio de Galar aprobó en pleno un acuerdo para denunciar los hechos. Dado que la responsabilidad del PSIS recae sobre el Gobierno foral, el Consistorio remitió al Ejecutivo la denuncia para solicitar que se adoptaran las medidas oportunas.

72 camiones en una mañana

En febrero de 2020 el Ayuntamiento de Galar volvió a ponerse en contacto con el departamento de Ordenación Territorial y Vivienda para señalar, además, que en Esparza y en toda la Cendea “existe una honda preocupación por el estado en el que se encuentra el área de vertidos inertes de Esparza, más cuando se viene observando que las cotas de los depósitos no dejan de crecer y que el número de camiones que llegan al vertedero se está multiplicando cada día”. Contabilizaron hasta 72 en una mañana, “todos ellos con vertidos inertes procedentes de diversas obras de la Comarca. Y esta intensidad es diaria según ha constatado nuestro alguacil, quien no ha visto ningún viaje con tierra vegetal”, señalaban entonces.

Lejos de descender la actividad, denuncian, “continúa acrecentándose exponencialmente, lo que redunda en un deplorable estado de la carretera, mayor riesgo para los vecinos y, sobre todo, descontrol en los vertidos, que vemos que se siguen haciendo con normalidad pese a que hubo un requerimiento”. Reclamaron una inspección en la zona, “así como un levantamiento topográfico que demuestre el estado de los vertidos”.

Ya en mayo de 2020 el Consistorio solicitó una reunión urgente con la Consejería después de haber recibido un informe pericial que señalaba que “el incumplimiento es muy grave” en un vertedero que “empezó con dos millones de metros cúbicos y está ya por encima de los cinco millones”. En altura, los montículos superan los seis metros en algunos puntos.

Las instalaciones, tal y como recuerda Rodríguez, se ubican en una antigua entrada a la mina de Potasas, donde había un hoyo. “La finalidad del vertedero era llenarlo con materias inertes y hacerlo plano para que, una vez finalizase el vertido, se devolvieran esas tierras a los propietarios -pertenecen al concejo de Esparza y a algunos vecinos- con 50 centímetros de tierra vegetal y que pudiera ser labrable. Pero en vez de ser algo plano tenemos una montaña cada vez más alta, y algún día desde la carretera dejaremos de ver el pueblo”, lamenta la presidente.

Contrato caducado

Son las únicas instalaciones públicas para el vertido de inertes, a las que llegan camiones de todo Navarra. Gestionado por Recuperación Ambiental SL (REAM), tiene capacidad para acoger 4.264.526 metros cúbicos a través de un contrato para la expropiación temporal de los terrenos que finalizaba en 2019 (se hizo desde 2006 a 2014 y desde 2014 a 2019).

“Cuando terminó esa concesión reclamamos a la empresa que nos devolviera las tierras titularidad del concejo y no hemos recibido respuesta”, explica Rodríguez, que avanza que la semana que viene mantendrán una reunión con la firma para trabajar en la futura ampliación, que se presentó en 2016 pero sigue sin aprobarse de manera definitiva.

En los aledaños del actual vertedero aunque en una parcela hacia Cizur Menor, “está previsto que puedan verter 1.700.000 (en más de 400.000 m²) pero si tienen que quitar el millón de exceso, pasado mañana estaremos con el mismo problema”, lamenta Rodríguez, que indica que la empresa no dispone todavía de los permisos necesarios “ni hay acuerdo sobre ningún contrato”, a expensas de esa futura reunión.

Por si fuera poco, en junio de 2019 apareció un enorme socavón al lado del vertedero, “un hundimiento del terreno en una finca próxima por el que hemos preguntado varias veces pero a día de hoy todavía no tenemos un informe que nos diga si eso tiene que ver con el vertedero o no. No sabemos porqué ha salido y la ladera se va desplazando, cada día es más grande”, señala, preocupada. “Estamos hartos, necesitamos respuestas”, zanja.