e cumplen tres décadas desde la vuelta del retablo de esmaltes de San Miguel al santuario de Aralar, en mayo de 1991, doce años después de que René Alphonse van den Berghe, más conocido como Erik el belga lo robara. Precisamente, hoy el programa Guardianes del Patrimonio de La 2 abordará este robo en el capítulo Operación Retablo, que se emitirá a las 19.00 horas en el segundo canal de la televisión pública. Tras su emisión estará disponible a la carta en la web www.rtve.es.

Sucedió la noche del 25 al 26 de octubre del año 1979, cuando Erik el belga y su banda salieron de su escondite y forzaron la caja de cristal y latón en la que se encontraba el retablo para desmontarlo a continuación, 39 medallones y 285 piedras semipreciosas y cabujones de rocas. Tan solo dejaron la madera. Si bien se temió lo peor, la detención de Erik el belga, considerado como el mayor ladrón de arte del siglo XX, facilitó la recuperación de la mayoría de los esmaltes entre 1981 y 1986 en ciudades como París, Roma, Gante o Montpellier. Faltaban dos medallones y seis pequeños tramos de arquería dorada.

Lo cierto es que la Institución Príncipe de Viana elaboró en 1980 un dossier documental con fotografías e información del retablo repartido por la Interpol. En 1981 la policía francesa encontró 20 piezas. Unos meses después se llevó a cabo una operación junto a la policía italiana recuperando las piezas más importantes y deteniendo a varios miembros de la banda llamada “el clan de los marselleses”.

Las piezas fueron trasladadas al Museo de Navarra donde el retablo fue restaurado, y antes de devolverlo al Santuario se expuso en Madrid y Pamplona. De un valor artístico y patrimonial incalculable, esta joya singular de la esmaltería medieval se atribuye a la escuela de Limoges. Según se cree, fue un encargo de Leonor de Aquitania a su hijo Ricardo I, Corazón de León, con Berenguela, hija del rey Sancho VI de Navarra como frontal para un altar.

El retablo mide casi dos metros de longitud por 122 centímetros de altura. Se trata de una pieza de catequesis. Muestra una figura central, San María La Real, la misma advocación de la madre de Jesús que se venera en la Catedral de Pamplona. Dentro de una mandorla formada por la intersección de dos círculos que significan el cielo y la tierra, la Virgen lleva en sus brazos lleva al Niño. Les rodean los cuatro evangelistas, representados como un león, un águila, un hombre y un buey. Las figuras inferiores son, a un lado, un ángel, San José y la Virgen María representando la Anunciación. Otras tres figuras son los tres Reyes Magos y los doce apóstoles.

El retablo se montó en 1176, sobre madera de haya cortada en el año 1000, tal y como se determinó en la prueba de Carbono 14 que se realizó tras el robo. Las láminas clavadas en la madera y en las que aparecen las imágenes son de cobre esmaltado al fuego. Además, lleva un baño de oro y piedras semipreciosas encastadas.

Esta obra maestra de la esmaltería medieval solo ha salido del santuario en tres ocasiones, en 1765, para su limpieza en Pamplona, en 1979, por el robo, y en 2006 para ser exhibido temporalmente en la exposición La Edad de un Reyno. Se cree que el retablo llegó a Aralar en el siglo XIV. En 1756 se restauró y pasó al ábside.