El pueblo de Elizondo rindió este sábador un caluroso y multitudinario homenaje a Juan Miguel Gil Jaurena, jefe de cirugía cardíaca infantil del hospital Gregorio Marañón de Madrid. El reconocimiento popular, que se iba a celebrar en la Casa de Cultura Arizkunenea, se trasladó al frontón Iriarte, debido a que mucha gente mostró su intención de acudir al mismo. Un frontón Iriarte, que como reconoció Gil Jaurena, le trae grandes recuerdo de su niñez, donde aprendió a andar en bicicleta o a patinar, cogió el gallo en Orakunde, o donde dio su primer beso.

Decenas de personas se dieron cita en el frontón, para reconocer la gran labor que realiza Gil Jaurena junto al equipo que coordina en el hospital madrileño, atendiendo cada año a alrededor de 200 niños, niñas y adolescentes cada año, pequeños pacientes que sufren cardiopatía. Pacientes, que, muchas veces, gracias al trabajo de Gil Jaurena, pueden volver a sonreír, volver a sentir, a vivir. Varias de esos niños y niñas que fueron tratados por el médico elizondarra también quisieron sumarse al homenaje, en concreto, Iñigo Ustarroz Sorbet, de 5 años, Eloy Sánchez Fernández, de 3 años y medio, y la arizkundarra Ane Antxorena Bidegain, de 13 meses. Gracias a Gil Jaurena pudieron participar en su homenaje, gracias a él y a su equipo siguen disfrutando de la vida.

En este sentido, Desirée Lara, Presidenta de Asociación Pequeña Guerra que agrupa a familias de niños y niñas con cardiopatía congénita, quiso agradecer en nombre de todas las personas a las que Gil Jaurena ha ayudado, su gran labor como médico pero también como persona. Resaltó su trabajo, su profesionalidad, su cercanía, pero por encima de todo, ensalzó su humildad.

Aitor Bazterrika, alcalde jurado de Elizondo agradeció el gran trabajo de Gil Jaurena en la unidad de cirugía cardíaca infantil del Gregorio Marañón, también su labor humanitaria, a través de la ONG 'Surgeons of Hope', con la que colabora como cirujano y docente desde 2014, en misiones humanitarias en Nicaragua y Paraguay. Hizo una mención especial al último logro de Gil Jaurena y su equipo, que llevó a cabo con éxito el primer trasplante del mundo de un corazón infantil en parada, corazón que fue recibido por un bebé de dos meses y con incompatibilidad sanguínea con su donante. Una operación muy compleja, realizada el pasado mes de marzo, que supondrá un antes y un después en la medicina cardíaca. El pueblo de Elizondo obsequió a Gil Jaurena con varios regalos, además del aurresku de honor.

Por último, Juan Miguel tomó la palabra. Dijo sentirse "tremendamente abrumado y muy honrado" por el reconocimiento. Señaló que "una de las primeras palabras que me enseñaron en casa fue gracias", un vocablo que utilizó en incontables ocasiones ayer, para agradecer a familia, mujer e hijos, amigos, maestros, medios de comunicación, y a muchas otras personas.

Gil Jaurena recordó por qué se hizo médico, "de niño admiraba la figura de Don Eusebio (Urrutia), médico del pueblo, él me enseño los fundamentos de la medicina: mucho estudio y pocos medios". Recalcó que nunca olvidará su primer trabajo como médico, cuando, antes de hacer la mili Don Eusebio le pidió que lo sustituyera como médico de Elizondo para cubrir sus vacaciones durante dos semanas. "Durante ese tiempo despachaba recetas en el consultorio por la mañana y cafés con el aita en el bar por la tarde".

A partir de ahí, hasta hoy, Juan Miguel Gil Jaurena, ha continuado su carrera en diversos países, trabajando por ayudar a los demás, por mejorar la vida de la gente. Esa gente, le dio las gracias, de corazón.