Los miércoles de verano el parque de Sarriguren medita en movimiento. El Tai Chi estilo Chen que imparte Elena Flecha vuelve a colarse en las tardes de la ecociudad tras un año de parón por el coronavirus.

Una oportunidad para conocer una disciplina que a ella, en particular, le aporta "equilibrio. No es algo milagroso, porque evidentemente las cosas te afectan y tienes los problemas de todo el mundo; la hipoteca, el trabajo... Pero cada vaivén de la vida te va descentrando menos. Esa sensación que tenemos a veces de que nos han metido en una centrifugadora cada vez dura menos tiempo, o simplemente ya no está", concreta Flecha.

"He encontrado una serenidad general a la hora de afrontar las cosas, de vivir", resume.

También reconoce que llegar hasta ahí "tiene su recorrido, hablamos de una práctica de largo tiempo". Pero los beneficios empiezan a notarse pronto: "Muchos alumnos me dicen que al cabo de unos meses duermen mejor o les duele menos la cabeza", asegura.

Elena, administrativa en Osasunbidea y natural de Zaragoza, llegó a Pamplona con 18 años para estudiar, "la ciudad me gustó y aquí me quedé". Su contacto con el Tai Chi llegó ocho años después, en 2006, "como todo el mundo, por necesidad de buscar algo de calma. Empecé en la escuela Wuji en Pío XII, por estrés y con la idea de dejarlo en cuanto se me pasara. Pero tuve la suerte de que me enganchó. Descubrí una actividad que me llenaba muchísimo. Hacer Tai Chi es un momento de estar conmigo misma, y aunque al principio me costó, porque no es tan sencillo como parece por temas de coordinación, algo había que me dijo, 'sigue'".

Así lo hizo. Elena siguió y llegado un punto sus profesores le indicaron que podían formarle para dar clases. Acudió a cursos con el maestro Wang Xi An -por aquí y en Francia-, y se puso al día con los asuntos legales; cursos de técnico deportivo, federación... "un mundo que desconocía. Pero fue un descubrimiento y a día de hoy un estilo de vida". Desde hace ya casi 10 años, Elena ejerce como profesora.

La disciplina

El "supremo puño definitivo" o "sublime último puño", con el que la Wikipedia hace referencia al origen etimológico del Tai Chi, confirma que se trata de un arte marcial "con federaciones, grados, cinturones y demás. Lo que ocurre es que en occidente es menos conocido, porque se trabaja cada vez más como un tema de salud. Tiene tres dimensiones: la mental, la física y también a nivel marcial, en escuelas", concreta Elena.

Por eso forma parte del conjunto de artes marciales chinas y puede practicarse con espada, abanico, sable... "Pero es verdad que se aplica fundamentalmente a la salud", insiste Flecha.

La meditación en movimiento del Tai Chi consiste en "estar constantemente en el aquí y en el ahora. Es central la atención en algo. Cuando aprendes estás centrado en dónde coloco la mano, qué hago con el pie, ahora cómo me muevo... y no hay espacio para la preocupación que has dejado fuera de clase. Y más adelante, con los años, ese estar en la forma de Tai Chi, ese estar en el movimiento, se produce solo. No piensas en nada. Como cuando bailas o tocas música e improvisas. No hay espacio para otro pensamiento".

Elena opina que "el lugar natural del Tai Chi es el aire libre. Es armonía con la naturaleza, con lo que nos rodea... y qué mejor que practicarlo en el exterior". Sin embargo, la realidad es que "en los parques de Pamplona y la zona se ha visto poco. En Madrid, Barcelona o Zaragoza hay una concepción más utilizable de los parques. Y es una pena porque aquí son muy bonitos, verdes y naturales. Pero poco a poco se ven más actividades al aire libre, entre ellas el Tai Chi".

Para todos los públicos

Por ejemplo, el Tai Chi que Elena imparte como profesora del centro Origen puede verse en el parque de Sarriguren los miércoles, de 19.00 a 20.00 horas y hasta el 25 de agosto. "Es una actividad que el Ayuntamiento del Valle de Egüés ofrece de forma gratuita, una posibilidad muy buena para conocer el Tai Chi, disfrutar de este parque maravilloso y trabajar por la salud", concreta.

Algunos de sus alumnos han practicado Tai Chi de diferentes estilos, pero "generalmente es gente que ha empezado desde cero". Por eso, la invitación es para todo el mundo, independientemente de la edad, condición física o conocimiento de la disciplina. "Cualquiera puede venir sin problemas, porque la clase se adapta. Yo invito a todo el mundo que esté el verano por aquí a que venga y pruebe. El Tai Chi es algo que hay que sentir. Así conocerán una cosa más y con un poco de suerte encontrarán un espacio de tranquilidad en su día a día, bueno para la salud física y mental".