Hay rutas por Pamplona que llevan su nombre. Estatuas, bustos, habitaciones de hotel, rincones de cafeterías, leyendas urbanas y hasta falsos mitos, dicen las malas lenguas, pero es evidente que si hay un nombre de escritor ligado a esta ciudad es sin duda el de Hemingway. Resulta imposible no nombrarlo. Complicado de eludir, tal vez por culpa de esa inercia que siempre nos lleva a lo mismo cuando se trata de ensamblar letras y urbes. Pero lo cierto es que, además del novelista estadounidense, hay un buen puñado de escritores y escritoras que han narrado la ciudad a través de sus plumas. Que la han vivido, la han contado y la han plasmado para hacerla inmortal.

El Ayuntamiento de Pamplona, en colaboración con la Asociación Navarra de Escritores, ofrece todos los fines de semana hasta el 12 de septiembre rutas literarias por la ciudad, una actividad inédita hasta ahora (en castellano y en euskera) que da fe de que Iruña está también hecha de letras, y es de lo más internacional. "Una ciudad que da mucho más de lo que promete", tal y como escribió Víctor Hugo, que la visitó en dos ocasiones. De hecho, en Viaje a los Pirineos y los Alpes (1890), le dedica un capítulo entero. Todo bondades hasta que llega a la Catedral: "Qué careta esa fachada, qué orejas de burro esos dos campanarios, y qué feo es lo feo cuando tiene la pretensión de ser bello", escribió. Así, sin remilgos, dijo también que lo mejor que le podría pasar a la fachada del antiguo teatro (el actual Gayarre) es que fuera "bombardeada". Ahí es nada.

La ruta cuenta también con curiosidades y datos históricos de la ciudad.

Lo cuenta con desparpajo y mucha sabiduría Jon Martínez, historiador de Arte, que se encarga junto a Aitziber Imízcoz de mostrar, en hora y cuarto, la ciudad con otros ojos. Con unos seguramente más sabios porque abarcan desde el siglo XVIII hasta la actualidad y acercan al visitante a lo internacional y a lo local gracias a la aportación de autores y autoras de diferentes géneros literarios. "Es una iniciativa muy bonita, para mí es algo diferente y está teniendo mucha aceptación. Vienen grupos sobre todo de Pamplona pero me hace especial ilusión, porque también quiere decir que la gente de aquí quiere descubrir su ciudad e ir un poco más allá", valora. Aunque las rutas comenzaron en Sanfermines con una temática más propia de 'Fiesta', ahora se han elegido otros autores y textos que tienen más que ver con la ciudad. Algo más desconocido, más local, también en femenino, "y creo que hemos acertado", señala el guía.

Explica que el escritor norteamericano James A. Michener, de visita en 1968, citó para cenar en el Caballo Blanco a cuatro personas ligadas con Hemingway: Juanito Quintana, su mejor amigo en Pamplona y propietario del Hotel Quintana -en la plaza del Castillo, donde se solía alojar-; Kenneth Vanderford, profesor de Indiana conocido como "el doble de Hemingway" -porque le confundían continuamente con él-; el torero norteamericano John Fulton y el fotógrafo Robert Vavra. En 'Iberia. Viajes y reflexiones sobre España' (1968) Michener cita la rica ensalada y la estupenda menestra (su plato favorito) de las que disfruta en el mesón.

SHERLOCK Y SARASATE Por su parte, Arthur Conan Doyle no vivió nunca en Pamplona -que se sepa- pero consiguió, en La liga de los pelirrojos, que el propio Sherlock Holmes acudiera a un concierto de nuestro gran violinista. "Esta tarde toca Sarasate en St. James Hall. ¿Qué opina usted, Watson? ¿Pueden sus enfermos prescindir de usted durante algunas horas?", escribió. Ni siquiera se molestó en describir quién es el virtuoso, lo menciona dando por supuesto que es tan conocido en la época "que es como si viniera cualquier famoso", apunta el guía, en la calle de San Nicolás, donde nació Sarasate. Y explica que existen obras de otros autores que también relatan aventuras de Holmes en las que se retoma la relación entre ambos. "Entre ellos, Anthony Burgess, el autor de La naranja mecánica, que en su relato Murder to Music (1989), narra un caso de Sherlock que coincide con una visita a Londres del joven rey Alfonso XIII. En ese relato Sarasate es catalán, nacido en Barcelona, y un fervoroso militante republicano que ha colocado unos explosivos en el tren que va a abordar el rey, ocultos en el estuche de su violín. Holmes evita el atentado, pero no quiere perseguir y detener a Sarasate porque el arte está por encima de todo".

El mesón del Caballo blanco tiene su espacio en la literatura internacional.

En la Pamplona literaria más cercana, Pío Baroja, que vivió en la ciudad entre los 9 y los 14 años -su padre era ingeniero de minas y estuvo destinado en Navarra- a menudo la recuerda en sus obras, "cerrada por las murallas, llena de curas y de militares". El escritor estudió en el actual edificio del INAP (Navarrería, 39) cuando fue instituto de enseñanza media. "A cada paso íbamos a un baluarte de la muralla, que se llamaba el Redín, y nos sentábamos sobre los grandes cañones de cobre, y mirábamos los viejos morteros de la plaza, con asas, que parecían pucheros, y los montones de bombas con forma de pirámide, medio envueltos entre la hierba", recuerda en sus memorias (Desde la última vuelta del camino, 1944).

Félix Urabayen, que no nació en Pamplona sino en Ulzurrun pero estuvo viviendo aquí y trabajó en un comercio de telas de la calle Mercaderes, describe en El barrio maldito (1925) la Pamplona de su juventud, en el cambio de siglo, y la periodista y escritora pamplonesa Begoña Pro Uriarte refleja en Bajo las cenizas de la Navarrería (2017) las guerras entre los tres burgos medievales de la ciudad que llevaron a la destrucción y despoblamiento de la Navarrería en el siglo XIII. La protagonista de 'Sin retorno' (2015), novela de Susana Rodríguez, tiene su oficina en el inmueble de Zapatería 50, el Palacio Navarro-Tafalla.

Más duro fue para la escritora pamplonesa María Luisa Elío (1926-2009) regresar a su hogar. "Algunas veces pienso en no volver nunca, muchas en quedarme allí, de donde no he salido. Pero qué esfuerzo infinito salir para poder volver", escribió en Tiempo de llorar (1988). La autora -a la que García Márquez dedicó Cien años de soledad- vivió con sus padres en la avenida de Roncesvalles. Cuando regresó del exilio estuvo pensando en visitar su antigua casa y pasó muchas veces ante ella... pero no se decidió a entrar.

AL DETALLE

Recorridos. Parten del Caballo Blanco y, pasando por la plazuela de San José, se llegan hasta Mercaderes, dejando atrás la fachada del Instituto Navarro de Administraciones Públicas (INAP). De ahí el recorrido guiado se acerca hasta la Plaza Consistorial y, por la calle Zapatería y San Nicolás se aproxima a la Plaza del Castillo para acabar en el Monumento al encierro.

Euskera y castellano. Las visitas en castellano están teniendo lugar este agosto todos los sábados y domingos a las 11 horas y se prolongarán hasta el 12 de septiembre. Los grupos de euskera se abren el 15 de agosto, 28 de agosto, 4 de septiembre y 12 de septiembre y todos ellos iniciarán su recorrido a las 12.30 horas (en este caso desde el monumento al encierro y en sentido contrario a la visita de castellano).

Precio. Las entradas se pueden adquirir a precio de 2 euros en la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Pamplona o a través de la web al precio de dos euros (1,5 euros con la tarjeta Pamplona Iruña Card). Los menores de doce años acompañados tienen acceso gratuito. Los grupos albergarán hasta un máximo de 25 personas,