ada año, antes tocaba en agosto y ahora en septiembre por eso de la canícula vacacional, el Ayuntamiento del Valle de Baztan inspecciona el estado de los mugarri (piedra de término) con sus vecinos de Laburdi y Baja Navarra, un total de diez municipios, y de paso, aunque no se cite, con Urdax, en el territorio Xareta. El límite de Baztan con Iparralde es de 52,11 Kilómetros, como lo comprobaron en los años cuarenta sobre el terreno los recordados empleados municipales Alfonso Echenique y Angel Garayoa.

Desconocemos, aunque es de suponer que sí y se seguirá haciendo como antaño, si se levantan actas de la inspección según "el celo con que siempre ha secundado esa autoridad local" para su posterior envío a la autoridad , o seáse al Gobierno Civil, ahora Delegación del Gobierno que suena más fino (menos tenebroso, de acuerdo con lo que se conoció hasta finales de los setenta) y luego al Ministerio de Asuntos Exteriores o vaya usted a saber.

Así lo solicitaba en 1859 Trinidad Sicilia, gobernador civil "de la provincia" en las instrucciones que enviaba a los "alcaldes de los pueblos fronterizos". "Encargo a V. pues, muy particularmente, que vigile con constancia a fin de que lo pactado (el Tratado de Límites entre España y Francia de 1856) tenga puntual cumplimiento en el territorio de su jurisdicción, dándome cuenta inmediatamente de cualquier falta que advirtiése para acudir a su pronto remedio", escribía.

Baztan limita con cuatro municipios de Laburdi, los de Sara, Senpere, Ainhoa y Ezpeleta, y seis con la Baja Navarra, los de Itsasu, Bidarrai, Baigorri, Banka, Aldudes y Urepel. A señalar que Ainhoa tiene más extensión de límites (en total, 4, 287 kilómetros) con Urdazubi que con Baztan y durante años los urdazubitarras dejaron de cumplir con este formalismo, hasta que lo advirtieron y volvieron a hacerlo.

A lo largo de tres jornadas, los corporativos y guardas de Montes efectúan el reconocimiento de las mugas. El primer día (el 6)) se revisan las mugas con Sara (números 56 a 67), con Senpere (67 a 73) y Ainhoa (73 a 75) con Urdazubi y la 75 con Baztan.

El segundo día (martes, 7) se inspeccionan los límites con Ezpeleta (75 a 76), con Itxasu (76 a 81) y con Bidarrai (81 a 90), y en la jornada final (el día 9, jueves) se sigue con el Valle de Baigorri (Baigorri, mugas 90 a 102), Banka (102 a 114), Aldude (114 a 137) y Urepel, entre las mugas números 137 a 140.

Los lugares de reunión son siempre los mismos, en Gainekobenta (Baztan y Sara), Zoribenta (Baztan y Senpere) y en Lapìtxuri (en Dantzarinea de Urdax con los representantes de Ainhoa) y en determinadas mugas con los de Ezpeleta, Itxasu y Bidarrai. La reunión con los concejales de Baigorri tiene lugar en el alto de Izpegi, con los de Banka en Elorrieta, Aldudes en la Venta Baztan y con Urepel, en la muga 140.

Oficialmente, los municipios deben llevar a cabo cada año esta revisión de límites que, por encima de cualquier formalismo, sirven para mantener y estrechar lazos que vienen desde antiguo.

Las costumbres y las labores pastoriles han cambiado de forma sensible en los últimos tiempos, de igual forma que desaparecieron los antiguos convenios de facerías que Baztan hace años que no renueva con estos mismos municipios de Iparralde, al contrario que Bera que sí lo hace, y Etxalar que sigue su relación cinegética con Sara.

En circunstancias normales los trabajos son pura rutina, persiste una relativa buena vecindad pero la relación ha decaído lamentablemente sobre la que existía. Incluso, Aldude rompió de forma oficial su relación con Baztan tras su triste decisión contra la construcción de una vía directa entre ambos por Beartzun, para más inri con subvención del 90% de la Unión Europea. Y tampoco Aldude celebra el Baztan Eguna en sus fiestas, como hizo por décadas.

Pero el formalismo se sigue cumpliendo (los municipios de Cataluña se negaron años atrás a hacerlo) y así está previsto en este mes de septiembre. Cierto es que antaño también se dieron malas prácticas y hubo conflictos, pero sin tratado alguno que aquí nadie pidió ni se hubiera deseado.

A reseñar el final de la carta del poncio Trinidad Sicilia: "...me hacen confiar también en que no han de surgir dificultades de ningún género, la proverbial sumisión y respeto a las disposiciones de sus superiores que han acreditado siempre esos habitantes, modelo de sensatez y subordinación". O sea que, a callar y a cumplir. O viceversa.