Son el símbolo de la ilusión. Cada 5 de enero, los niños y niñas llaman con fuerza a sus Majestades de Oriente : "¡Melchor, Gaspar, Baltasar!", resuena por las calles. En 2021, la pandemia privó a los txikis de la tarde más mágica del año y ómicron sobrevuela con las mismas intenciones. Sin embargo, en la Asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona no se dan por vencidos y en su 25º aniversario quieren devolver la alegría a los más pequeños aunque sea con un recorrido acortado, 50% de participantes y una cabalgata "ágil, rápida y sin paradas". Un formato por segundo año inusual, pero que permite escribir un nuevo capítulo en la historia de la ilusión que nació hace casi un siglo.

El origen de la Cabalgata de Reyes se remonta a 1926 y la organizó la Asociación de la Prensa de Pamplona. Según las crónicas de la época, la cabalgata fue un "verdadero éxito" y sus Majestades de Oriente salieron de la Plaza Príncipe de Viana y acabaron en el Portal de la Taconera.

La Asociación de la Prensa no organizó el desfile en 1937 debido a la Guerra Civil, "pero se realizó una gran rifa de juguetes para los niños y niñas abandonados", relata Xabier Martínez de Álava, uno de los responsables de que hace 30 años se recuperara la cabalgata. Después de la contienda, el gobierno franquista otorgó la organización al Frente de Juventudes, pero la Asociación de la Prensa no dejó de salir el 5 de enero. A veces, la ciudad era demasiado pequeña: "En 1944 se encontraron las dos cabalgatas y se liaron a tortas", apunta Xabier. En 1953, por causas desconocidas, tampoco se celebró.

En 1957, y durante cuatro décadas, la organización pasó a la Caja de Ahorros Municipal. La entidad contaba con la ayuda de Gasteak -una asociación juvenil de San Juan- y Ricardo Zunzarren. "Coincidió que era vocal en el consejo de administración y presidente de Gasteak. Teníamos una escuela de zancos, grupos de teatro de calle, pinpilinpauxa, una fanfarre...", rememora Xabier.

Corrían los años 80 y 90 y era la época de las llegadas sorpresa, y espectaculares, de los Reyes Magos: venían en avión, en esquís, en el coche de bomberos, a caballo por la Plaza del Castillo o en helicóptero sobre la Ciudadela. Se intentó lo mismo en El Sadar, pero la climatología jugó una mala pasada. "Había tanta niebla que tuvieron que llegar en taxi", apunta Jesús Barrenetxea, tesorero de la asociación y director de la obra social de la Caja de Ahoros Municipal desde 1985.

EN 1966, LA ASOCIACIÓN Las cabalgatas cada año eran más vistosas, espectaculares y costosas. "Nos suponía mucho dinero y la caja tenía un techo. Llegamos a poner hasta 10 millones de pesetas y no se podía poner más. Pensamos en una asociación porque contaría con esos 10 millones, optaría a subvenciones del Ayuntamiento y otras entidades y podrían entrar empresas", comenta Jesús. Ese fue el germen de la Asociación Cabalgata Reyes Magos, que se conformó en 1996.

Los inicios fueron, cuando menos, complejos. Dinero no faltaba, pero empezaron de cero: "No teníamos nada de nada. Ni trajes, ni pelucas", confiesa Xabier. Por eso no sorprende que en la primera cabalgata no se saliera con carrozas. "En 1998, sí . Nos las regalaron y eran villavesas que estaban en completo deshecho", explica Jesús. Empezaron con cuatro - siguen saliendo hoy en día- y progresivamente se incorporaron otras cinco, hasta las nueve.

Durante los últimos 25 años, la cabalgata se ha profesionalizado pero mantiene los equipos de voluntarios que año a año la sacan adelante. "Los que cortaron las villavesas para convertilas en carrozas son los mismos que las acicalan antes de salir. Están ahí y eso te da una seguridad tremenda", defiende Xabier. Y como ejemplo el incidente de la última cabalgata, cuando el carruaje de Gaspar se estropeó a la altura de la Plaza del Vínculo. "Sabíamos que la iban a poner en marcha seguro. Nos conocemos de toda la vida, somos amigos, casi familia", asegura.

LOS HITOS La cabalgata de Pamplona no es un desfile al uso. Cuenta con enseñas propias y una idiosincrasia particular como el grupo de abanderados italianos Maesta della Battaglia. Desde su aterrizaje hace 24 años, el vuelo de sus banderas siempre ha asombrado a los pamploneses y hasta la pandemia nunca habían fallado a la cita.

Esta curiosa relación surge en el Pabellón Anaitasuna durante un festival que organizaba la asociación a finales de los 90. "Venía Anne Igartiburu y teníamos ofertas de grupos que querían actuar. Entre ellos, los italianos. Nos parecían interesantes porque en Pamplona nunca se habían visto a unos abanderados", relata Xabier.

A la asociación, y a la ciudad, le encantó la actuación, pero, sobre todo, la cercanía y amabilidad que transmitían: "Cuando te los reencontrabas te venían y te deban un abrazo como si les hubieras dejado ayer. Esa complicidad... no eran de la familia, pero como si lo fueran. Es más, había muchas chicas que estaban esperando a que volvieran porque les habían conocido el año anterior", asegura Xabier. "La cantidad de correos electrónicos que habré recibido preguntando si va a venir o no los italianos", bromea Jesús.

Otro de los iconos es la llegada por el Puente de la Magdalena y la entrada de sus Majestades a la ciudad por el Portal de Francia. Esta "jubilosa" llegada se realiza desde 2008 con el objetivo de promocionar el Camino de Santiago. "Es lo más bonito que hemos hecho", dice Jesús.