o sabemos muy bien por qué razón el Ayuntamiento de Villafranca, cada vez que tiene que anunciar un acto público de carácter cultural a celebrar en la Casa de Cultura, omite el nombre de Julia Álvarez Resano.

Queremos creer y considerar que la mano que escribe dichos carteles lo hace inconscientemente, en la suposición de que el público potencial sabe perfectamente, tan solo con la expresión “Casa de Cultura”, dónde tienen lugar las actividades anunciadas, pero choca que este criterio solamente se aplique en este caso. En eventos de otro tipo se cita la denominación completa (frontón Hnos. Maristas, campo de fútbol El Palomar o Convento Nuestra Sra. del Carmen, perfectamente identificables también sin citar su nombre).

Aunque también podría ser que se busque silenciar el nombre y el recuerdo de Julia Álvarez, pues es bien conocido el escaso aprecio que le tiene el grupo mayoritario de la corporación y su resistencia a dedicar una calle, plaza o institución a su nombre.

Confiamos en que no sea este el caso y, en lo sucesivo, se haga constar el nombre de Julia, como debe ser.

No obstante, mucho más grave nos parece lo sucedido este fin de semana con motivo de la inauguración de la remodelación del campo de fútbol El Palomar, en una fecha realmente especial, dado que en este año 2022 se cumplen los 100 años de existencia de la fundación del equipo. Enhorabuena.

Lo que nos parece de todo punto inaceptable es el hecho de celebrar dicha inauguración con la inevitable bendición del recinto.

No sabemos quién fue el responsable de la organización del evento y por tanto el responsable de incluir dicho acto religioso en el mismo, pero habrá que suponer que sería el Ayuntamiento, toda vez que es una instalación municipal, que el Ayuntamiento ha sido el impulsor de la obra y la ha costeado y que la alcaldesa ha figurado en primera fila.

Lo diremos sin rodeos: el acto religioso de la bendición nos parece fuera de lugar.

El Ayuntamiento es una institución de un Estado aconfesional, según marca la Constitución. Alcaldesa y concejales juraron o prometieron respetar y acatar dicha constitución y regirse por sus principios (aunque fuera por imperativo legal) al tomar posesión de sus cargos.

Cualquier referencia confesional en actos públicos como Ayuntamiento está, pues, fuera de lugar.

El Ayuntamiento, como toda administración pública, se debe por igual tanto a la ciudadanía que profesa cualquier religión como a quienes no siguen los preceptos de ninguna o son decididamente ateos.

Se da la circunstancia, además, de que en el C.D. Alesves juegan futbolistas de religión diferente a la católica, en unos casos, o que, en su defecto, no profesan ninguna de ellas. Bendecir el campo de fútbol, teniendo esto en cuenta, es también una falta de respeto a la pluralidad.

Es hora ya de abandonar estas costumbres sin recurrir a justificaciones como una mal interpretada tradición, de no pretender imponer una ideología de parte y de regirse por normas estrictamente civiles. Ello no supone en modo alguno un ataque a ninguna religión, más bien al contrario: dejando las religiones y sus rituales en la esfera del interior de sus templos y de la conciencia de sus fieles y construyendo una sociedad regida por leyes y pautas de inspiración civil y aconfesional estaremos dando grandes pasos en pos de la convivencia.

Que así sea.Los autores son miembros de Agrupación Independiente de Villafranca