Xabier de Frutos, como gustaba firmar sus escritos, cuadros y dibujos, fue Capitán de las Milicias Antifascistas Vascas, pamplonés nacido el 3 de julio de 1909, murió en las batallas de la defensa del Madrid, sitiado por tropas franquistas un día sin determinar de noviembre de 1936. Morir en la flor de la juventud no le impidió tener una vida rica en satisfacciones políticas y artísticas, aunque la desaparición aún inexplicable de sus restos mortales originó una búsqueda febril y vana por su madre y hermanos.

En la obra Los Vascos en el Madrid sitiado, de Galíndez, da cuenta de la muerte del gudari “navarro y nacionalista”, un joven idealista con prometedor futuro, que lo dejó todo por combatir a Franco en las Baleares o Madrid y que, por su talento y creación artística, llegó a diseñar el uniforme de las milicias a las que pertenecía, como se puede apreciar en la fotografía adjunta.

Sus orígenes

Era hijo de Domingo Guzmán de Frutos Eslava, magistrado en Iruña y fervoroso adalid del progreso agrícola de las tierras de la Ribera, desde las asociaciones de regantes de Valtierra, Arguedas o Milagro. Su esposa, María Luisa Vida Lara, no quería vivir en el palacio de la familia De Frutos en Tudela, la Casa de Labastida (hoy abandonada). Se instalaron en Iruñea, donde los hijos recibirían clases de francés, euskera, tenis y piano.

Si la familia paterna del magistrado tenía raigambre liberal y de aristocracia menor, emparentado con el Marqués de la Real Defensa, la materna tenía otro más variopinto. El abuelo de Xabier provenía de Trecchina (Italia) y montó una fundición en Pamplona. Se casó con Margarita Lara Goñi de Arraitza. De orígenes italianos e incluso franceses (Gamount), pero es notable su vasquismo y cosmopolitismo, que marcaron indeleblemente la trayectoria de Xabier.

Un burgués adoptado por el proletariado

Gustaba de la música, fue txistulari de la Banda Municipal y dibujó la carátula del método de Txistu de P. Olazarán. Anhelaba ser diplomático, había estudiado Derecho, pero le atraía mucho la arquitectura, como se aprecia en sus dibujos de estilo art-decó o en su diseño del uniforme de las Milicias. Se inscribía en las tendencias estéticas de vanguardia como también lo hacía en la política: «Se identificaba con la defensa de su patria chica, Euskalerria, de los más desfavorecidos, con el corazón siempre a la izquierda», según nos cuentan sus familiares. Baldomero Barón Irigaray, por su parte, compañero del Club y de las Olimpiadas Populares, señalaba en una entrevista a Navarra Hoy en 1986, que Xabier, como él, era de ideología comunista.

La familia tenía caudal suficiente para costear una buena educación para sus hijos y una vivienda a la última en la Avenida de Baja Navarra 11, esquina con Amaya, del arquitecto Alzugaray. Allí acabaron viviendo tras hacerlo en las “casitas inglesas”, obra del arquitecto Urkola en la misma avenida (hoy desaparecidas). En casa de los Guzmán de Frutos, comenta su sobrino Ion De La Riva, “se reunían amigos de todas las filiaciones en torno al piano de la abuela”, tocaba Siboney o ritmos modernos venidos del incipiente jazz, Milhaud o Ravel. “Allí podían juntarse los Delguayo, el doctor Juaristi, los Monzón, los Sanz Huarte, los Cayuela, o el “Cojo de Zirauki”, añade.

Tan pronto estaba en el Orfeón, acudía al Casino Eslava o al elitista Tennis Lawn Club por su origen familiar, como aparecía en la “Casa del Pueblo” o en las competiciones deportivas con sus amigos. Además de las artes gráficas, la pintura, la música y la política, siempre le interesó la cultura y el deporte como herramientas de liberación de la clase obrera y campesina.

Visitaba frecuentemente la Ribera, donde vivía su novia, María Zapatería, con la que se cuenta paseaba por el Paseo Sarasate con el buzo mono azul obrero que Lorca hizo suyo en los viajes de “La Barraca”, su compañía de espectáculos, que visitó varias ciudades navarras.

El «simpático Frutos» o «colaborador de arte», como lo califica Diario de Navarra, pasaría en pocos años a ser el gudari que entregó su vida combatiendo con las armas en defensa de la libertad y la justicia. El padre de Xabier entabló relación y prestó ayuda a Joaquín Gastón Elizondo, quien fuera senador por Navarra, cuando una inspección amenazaba con descubrir un desfalco del susodicho en la Tabacalera. “Algo que habría de lamentar la familia desde el momento que el desvergonzado se negó a devolver el préstamo- prosigue Ion- llevándolos a la ruina. Tuvieron que malvender propiedades en la Ribera y en Iruñea para trasladarse a Madrid a pleitear en el Supremo”.

El artista, sportman y activista político

Xabier fue el único de la familia que no se trasladó a Madrid, quedándose a estudiar oposiciones en una habitación de Pamplona, su “soñatorio” abuhardillado de Nabarrería 15, que quedó reflejado en un cuadro con matices cubistas. En aquel piso compartido estaba el Comité Navarro de las Olimpiadas Populares, y es allí donde escribiría los reportajes que publicó el semanario Trabajadores!

De aquella época provienen sus creaciones de arte: unos frescos en el Café Niza, varias portadas de libros, exposiciones colectivas o caricaturas de futbolistas en la prensa.

Su afición a la natación provenía de los veranos de su juventud en Zarautz acompañado de la familia. Ya de mozo, junto a un grupo de amigos se bañaban en el río Arga, tramaron lo siguiente: “El Sr. Etayo es muy recto, sí. Déjame a mí, lo convenzo y tú serás el presidente” - Jesús Azpilicueta y él idearon cómo fundar el Club Natación; la Compañía El Irati les cedería los terrenos.

El padre, fallecido en 1931, tuvo mucho que ver la penosa situación del desfalco, según la familia. La viuda y sus otros cinco hijos se encontraban aún en Madrid, regentando la pensión Zanfa de la Calle Atocha 16, cuando sobrevino el golpe de Estado del 36.

¡No pasarán!

Xabier no estaba en Iruñea ese fatídico día por haberse trasladado a Barcelona con un nutrido grupo de deportistas para participar en las citadas Olimpiadas Populares. «El cojo e inteligente De Frutos», así lo definió Rafael García Serrano, quien relacionaba al líder comunista navarro, Jesús Monzón, con Xabier y la expedición a Barcelona, y que por parte de Monzón no se dio, conocida su participación en la reunión del Gobierno Civil.

Una vez en Barcelona participa en la fundación del Partido Socialista Unificado de Catalunya, con el que entra en contacto Xabier. Se enrola en un Batallón republicano hacia Baleares para combatir contra los franquistas y sus aliados italianos fascistas, también combatió en Barbastro. Sobrevive a esa contienda y después se traslada a Madrid con sus compañeros, allí se reúne con su madre y hermanos. Se muestra orgulloso como oficial del Ejército republicano.

En la capital española fundan las Milicias Antifascistas Vascas (MAV). A pesar de la variada procedencia de sus miembros, el mando fue asignado principalmente a navarros. Además de Xabier, que ocuparía el cargo de teniente y después capitán, encontramos a Vicente Lizarraga Istúriz, el ideólogo, y a Emilio Alzugaray Goicoecha, un militar de la rama de ingenieros que había desarrollado su carrera en Marruecos y en el sur de la península, cuya vida es digna de una producción cinematográfica. En una entrevista (Estampa, 3/10/1936), entre otras cosas, señala que la intención era de ir a combatir a su país, el País Vasco, y que recibirían dinero de Bancos vascos y de particulares. Existe documentación sobre donaciones.

La defensa de Madrid trajo la muerte de Xabier. Cayó en la Casa de Campo, cerca de la Ciudad Universitaria, en noviembre de 1936. Las circunstancias de su fallecimiento no han sido esclarecidas. La hipótesis más plausible es que ocurriese el 21 de noviembre, durante un ataque a la posición rebelde “Casa Quemada”. Su cuerpo pudo haber quedado en tierra de nadie, siendo imposible recuperarlo. Sus restos nunca aparecieron y la madre ve destrozada su vida al saber de la noticia. Tiempo después conocerá, a través del dueño del Hotel La Perla, el falangista José Moreno, que su hijo estaba en las listas negras de Iruña.

Xabier será un héroe de guerra silenciado e invisible y la familia no dará nunca con su cuerpo. Hoy sigue sin aparecer su rastro y solo un puñado de fotografías y obras suyas consuelan a quienes le perdieron para siempre. Su sobrino, Ion De La Riva, actual embajador de España en Irlanda, escribió Doble Fondo/Hondo Bikorra, las memorias familiares que pueden consultarse en la Biblioteca General de Navarra.

La memoria de estos lugares y personajes olvidados por los libros de historia generalistas se mantiene viva gracias a iniciativas como el recorrido guiado dedicado a las Milicias Vascas, organizado por el Grupo de Estudios del Frente de Madrid. Nadie en el Club ni en Iruña lo homenajeó en todos estos años hasta hoy. El cuerpo de Xabier permanece en algún lugar ignoto lejos de su Pamplona natal y de su amada Vasconia.