El Colegio Público de Tafalla, conocido popularmente como las Comarcales, va sumando logros en cuanto al derecho a la educación pública en euskera y esto se debe, en mayor medida, a la gran labor que realiza su comunidad por conseguir que los niños y niñas tanto de Tafalla, como de la zona, tengan la opción de hacerlo sin que tengan que abandonar sus lugares de residencia. Esta es una realidad que han vivido muchos de los habitantes de la Zona Media y que no quieren que siga sucediendo con las nuevas generaciones.

Los y las txikis del modelo de euskera en el parque del centro escolar.

El primer hito del centro fue en 2016, cuando, por fin, se implementó el modelo D en el centro y un grupo de diez niños y niñas de tercero de infantil y cinco de primero de primaria abrían paso al resto de las generaciones. Pero para esa primera victoria, los padres y madres llevaban años saliendo a la calle pidiendo este derecho para sus hijas e hijos.

Movilizaciones

Bajo el lema Derecho a vivir y estudiar en euskera, tres años antes de aquel logro, se celebró una multitudinaria movilización en Tafalla para denunciar la zonificación que imponía la ley del vascuence del Gobierno de Navarra que limitaba los derechos de los navarros y las navarras a estudiar en euskera. “Las personas que vivíamos en la llamada zona no vascófona quedamos excluidas de poder acceder a una educación pública en euskera”, explica el grupo motor de familias del modelo D de Comarcales.

Joana Blanco, del grupo motor y madre de uno de los niños de la primera promoción se muestra contenta porque su hijo pueda estudiar en euskera cerca de casa, ya que la familia reside en Pueyo. “Nuestro propósito es darle visibilidad al crecimiento que está teniendo el modelo en la Zona Media, porque cada vez son más pueblos los que tienen la opción de estudiar en euskera en el colegio público y queremos que tenga una continuidad.”, cuenta Blanco, que destaca que al principio fueron quince las familias que apostaron por este modelo y ahora son más de un centenar de alumnos y alumnas. Su hijo será también uno de los alumnos que estrenen la ESO en Tafalla con ese modelo y asegura que es “un lujo” ya que la familias tenían miedos y dudas sobre la continuidad.

Nerea Biurrun, también madre y del grupo motor, celebra que sus hijos tengan continuidad en su centro escolar. “Va a ser una realidad y un beneficio para toda la Zona Media. Es una maravilla que puedan hacer la ESO aquí”, comenta Biurrun, que explica también los comienzos del grupo motor. “La Ikastola fue la pionera y queríamos dar un paso más. Hicimos un grupo cuando era casi un rumor y empezamos a movilizarnos para ver qué podíamos hacer para seguir en la lucha de que esto fuera una realidad”, cuenta. Cuando recibieron la noticia, dice, “fue casi como un sueño”. “Fue una sorpresa y una ilusión muy grande que saliera el proyecto porque llevábamos muchos años luchando por ello”.

Idoia Jiménez, madre de la segunda promoción, dice que desde el primer momento no dudaron en apostar por esta opción. “Estamos con fuerza para que siga viniendo mucha gente al modelo y muy contentos de que puedan seguir estudiando aquí. Supone una garantía para las familias”, asegura.

Implicación

Maite Ruiz, directora del centro, garantiza que la implicación de las familias está siendo fundamental para la consolidación del modelo. “Las familias están muy implicadas. Los padres y madres del grupo motor fueron quienes tiraron del carro y, cuando lo consiguieron, siguieron participando de manera muy activa. Nos hacen muchas propuestas, como hace poco que nos plantearon darles vida a los espacios exteriores del centro en auzolan. Así que nosotros estamos encantados porque se aumenta la comunicación y el clima es muy bueno. Nos lo ponen muy fácil”, relata Ruiz.

En cuanto a la continuidad del modelo D en el centro con la secundaria, la directora explica que fue una noticia muy necesaria. “El ambiente entre muchas familias era de miedo porque ellos necesitaban el sí definitivo. El ciclo de Bachiller está todavía en el aire, pero lo más seguro que salga”, cuenta Ruiz, que aplaude el crecimiento que está teniendo la opción educativa. “Ya tenemos 110 alumnos y alumnas. Sobre todo en infantil ha aumentado mucho, que tenemos 19 txikis en primero, 18 en segundo y 15 en tercero, así que es una opción muy elegida”.

Facilidades

Al ser un colegio público, las familias que no tienen este modelo en sus localidades optan a algunos beneficios. Entre ellos, el transporte gratuito y el comedor por un coste de 1,8 euros diarios, subvencionado por el Gobierno de Navarra. “Eso asegura la estancia en el colegio desde las 9.00 horas de la mañana hasta las 17.00 que terminan las extra escolares, algo muy importante para la conciliación”, concluye la directora.

Tras muchos años de lucha de estas familias, este modelo se ha consolidado en Tafalla. “Es una opción de escolarización que promueve la inclusión, la diversidad y el acceso a una enseñanza gratuita en euskera participativa y comunicativa en un centro inclusivo e integrador”, reivindica el grupo motor de padres y madres.