Desde el pasado 26 de enero, Aoiz cuenta con una nueva tienda en la céntrica plaza de la Baja Navarra. Una mujer, Mariem Merjji Burhi ha abierto sus puertas y espera al otro lado a sus potenciales clientes para ofrecer sus productos; ropa de mujer y hombre, de niños, calzado y complementos. 

Tiene 35 años y hace cinco que fijó su residencia en la localidad. Llegó a España en 2011 procedente del Sáhara Occidental. Pudo hacerlo gracias al contacto con una prima. Vino enferma, con la incertidumbre propia de quien deja su vida atrás sin divisar nada concreto adelante, y con la inevitable tristeza de la separación de su familia. Allí, en los campamentos de refugiados de Tinduf, quedaron su marido y dos de sus hijos, de 15 y 12 años.

En junio de 2017 se instaló en Aoiz, embarazada del tercero, que nació en noviembre de ese año. Este hecho redujo sus posibilidades de buscar trabajo, ya que el cuidado recaía exclusivamente en ella, con el añadido de que el niño sufría una enfermedad importante. A consecuencia de esta, tuvo que someterse a cuatro operaciones. Las atenciones y cuidados del pequeño aumentaron la dificultad de encontrar un empleo para poderlo compaginar” .

“Yo buscaba trabajo legalmente, pero aquí era muy difícil porque lo que salía era en las fábricas a turnos. Por el día te pueden ayudar, pero por la noche, yo no podía dejar solo a mi niño”, recuerda Mariem. 

Dando vuelta a lo qué podía hacer, pensó en el trabajo de dependienta. Lo había ejercido en Argelia y se le daba bien. Conocer el género que manejas, tratar con amabilidad, ser respetuosa... son cualidades que destaca.

Mariem, satisfecha entre su variado género. Marian Zozaya

En Aoiz siempre se sintió bien acogida. Sus contactos le ayudaron a conseguir un piso alquilado y tuvo la suerte de encontrar a personas como Carmen Cosín, empleada de la asesoría Grupo Izaga. 

“La conocí, y pensé que había que prestarle ayuda. Una opción era darse de alta como autónoma y emprendedora, para poder optar a algo que le permitiera conciliar su vida con una ocupación que le diera lo suficiente para vivir. Sentí que había que ayudarle a dar el paso.” 

Con el asesoramiento de Carlos García, agente de desarrollo de Cederna Garalur, le dieron de alta con tarifa plana. Mariem les da las gracias, también a servicios sociales del ayuntamiento y a su comunidad, que le ha ayudado a pintar y acondicionar el local.

 “Ha sido muy valiente. Una mujer emprendedora, sola con todo, no es fácil. De otra manera, no podría trabajar”, constata Carmen. 

Vecinas probándose tejidos entre Carmen (izquierda) y Mariem, a la derecha. Marian Zozaya

En este sentido, apunta Mariem, “Siempre que podemos y tenemos tiempo, las mujeres hablamos de los trabajos nocturnos, que son los que podemos lograr, pero sin familia y sin mi marido aquí, es complicado”, insiste.

Había que probar. Hoy se miran la una a la otra, satisfechas, en la mañana en la que varias vecinas se han acercado a probarse el género, prendas originales a precios competitivos. 

Vida

Un negocio nuevo en un pueblo “da siempre alegría”, afirman ambas. Carmen concreta: “Las tiendas dan vida al pueblo. Es importante para Aoiz y la zona. Con ella, suman tres comercios en la localidad, diferentes y compatibles. Nadie quita a nadie. Los pueblos necesitan tiendas y ella está trabajando”, señala convencida.

Al mismo tiempo, pone de relieve que “cada vez cuesta más que alguien se anime a abrir algún tipo de negocio. Hay que pagar el material y el alquiler, venda o no. Hacen falta más viveros, facilitar los alquileres y bajeras para impulsar más emprendimiento”, afirma.

Mariem Merjji Burhi es la primera mujer emigrante emprendedora de las 1.503 que viven en Aoiz (29 de nacionalidad argelina) según datos estadísticos actualizados. 

Hoy se muestra contenta. Su hijo goza de salud, está escolarizado en Aoiz y puede compaginar sus cuidados con su dedicación en la tienda. Tener trabajo le da tranquilidad y disfruta. Al otro lado de los cristales, el niño corre y juega en la plaza del pueblo. La vida fluye. En su profunda mirada, hay agradecimiento y esperanza.