Las cruces de mayo
El de mayo es, como ningún otro, el mes de las cruces, los mayos y las romerías, tradiciones que aún gozan de un gran arraigo en muchos pueblos de Navarra; también en Ultzama y Baztan.
El de la cruz es uno de los signos originales desde que el hombre prehistórico empezó a hacer garabatos en las paredes de las cuevas, el símbolo matemático por excelencia y el más representativo de la religión cristiana, pues significa sumar o unir que históricamente es lo que se busca. Para el cristianismo, la Invención de la Santa Cruz se establece en el día 3 de mayo, cuando a Santa Elena, madre de Constantino, el emperador romano, se le atribuye el descubrimiento de la utilizada para crucificar a Jesucristo.
Algunos autores enlazan la fiesta de la Santa Cruz con un origen precristiano, donde el culto al Árbol de Mayo ha sido común en la religión europea y se daba entre los pueblos celtas, germanos, romanos, griegos y eslavos. En la Francia medieval los campesinos ponían el 1º de mayo árboles decorados frente a las casas señoriales y las iglesias, de la forma que se hace también aquí en Navarra, como en Iturmendi y en los pueblos de Elbete y Arizkun en Baztan.
En efecto, cruces y mayos son típicos del de mayo, en relación con las cruces, que es con diferencia el mes en que se celebraban más romerías, como a la Virgen de Ujue y Roncesvalles a donde acuden, antes más, los peregrinos con la cruz a cuestas tanto sea por religiosidad como por conservar las viejas tradiciones tan arraigadas en el sentimiento popular.
En Ultzama
Un hermoso festejo que perdura es el de las Cruces de Mayo en el Valle de Ultzama, donde en Alkotz el día primero del mes se reunen las cruces parroquiales de los quince pueblos y tiene lugar la bonita ceremonia del musu (beso) entre ellas. Un acto precioso del que siempre nos ofrece testimonio el amigo y excelente fotógrafo beratarra Martín Goikoetxea, Goiko, ahora felizmente jubilado pero siempre con su cámara en ristre.
El saludo o beso de hermandad entre las cruces es rito que nos llega de antaño, y se ha presenciado muchas veces con ocasión de las visitas que la imagen de San Miguel de Aralar hace anualmente a los pueblos de Navarra. Cuando la imagen de San Miguel salía de un pueblo era acompañada por la cruz parroquial hasta el límite del territorio, y al llegar era esperada por la autoridad civil y religiosa que le recibían también con su cruz parroquial, las respectivas cruces se besaban en gesto de saludo y paz y se despedían hasta el próximo año.
Y en Baztan
Ese ceremonial se sigue todavía en Baztan con ocasión de la llegada del santo de Aralar, aunque reducido ahora por la falta de sacerdotes como ocurre entre Elbete y Elizondo. Y con respecto a las cruces eran bastantes las que se encontraban en distintos parajes.
Así ocurría por ejemplo en Elbete, donde todavía se pueden ver los restos de algunas próximas a la parroquia de la Santa Cruz, de piedra y en las que antaño se rezaba el Vía Crucis. Así también en la subida a Legate, donde quedan algunas hasta la actual cruz que se levantó en 1979, tres cuartos de siglo después de la original. Las piedras de la primitiva cruz levantada por los capuchinos de Lekaroz, tenía unos 10 metros de altura, fueron labradas por Joxe Argiñe, un muy popular cantero de Elizondo, cayeron destrozadas por el rayo y la actual fue igualmente promovida por el capuchino Carlos de Bera, es la más alta del Valle de Baztan, a 870 metros de altura.
Otra cruz de piedra, relacionada asimismo con la visita de la imagen de San Miguel a Elizondo, siempre en domingo, es la que existía en Bidei, cerca de Bentakoborda, camino de Beartzun. Hasta allí subían el alcalde y kargodunak y el párroco o coadjutor de la parroquia de Santiago Apóstol para la bendición de los campos a los cuatro vientos como es costumbre.
Así se hizo en 1948 siendo Juan Juanito Eraso Olaetxea, el fundador y director de la Agrupación Coral elizondarra, el alcalde de Elizondo. Ese día nació su hijo Miguel y fue bautizado con ese nombre al coincidir su nacimiento con la visita de la imagen de San Miguel Arcángel.
Poco después Juanito dimitiría del cargo de alcalde elizondarra, como protesta al defender la propiedad del suelo del viejo camposanto que era del pueblo frente a la pretensión del Ayuntamiento de Baztan en un litigio que resolvió por la brava el gobernador civil franquista, Luis Valero Bermejo.
Otra cruz que existió en Elizondo era la que se situaba en el paraje Kola (¿Ola?) cerca de la antigua mina de cobre, una explotación minera de las que estuvieron en activo hasta los años cincuenta. Y todavía hay más cruces en Baztan.
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