En la puerta de la farmacia de Auritz-Burguete cuelga desde ayer el cartel de cerrado. Un cúmulo de circunstancias encadenadas han llevado al cierre que, si bien no es definitivo, anuncia la posibilidad de que un día no muy lejano la localidad y la comarca podrían perder este servicio. De momento, permanecerá cerrada hasta el próximo día 25, cuando se incorporará temporalmente hasta agosto una nueva farmacéutica, en principio sin casa, para cubrir la baja de larga duración de la titular, cubierta hasta este martes por otra persona.

Cuentan los agentes implicados que en el trasfondo de esta situación es el acuciante problema de la vivienda que padecen los pueblos del Pirineo. Y que esta es la gran dificultad para encontrar personas que quieren trabajar y vivir en los valles.

Irama Vela Llarena, una de las cuatro técnicas territoriales de Gu Pirinioa que la Dirección General del Proyectos Estratégicos del Gobierno de Navarra incorporó en 2020 para los valles pirenaicos, se ocupa de los servicios sociales y relata los antecedentes. “Todo empezó cuando hace más de un año se planteó desde este departamento una asistencia externa para estudiar y mejorar las condiciones de las farmacias de la zona y la posibilidad de relevo”.

En este sentido, explica que sacaron adelante el llamado Proyecto Irati, que arrancó en 2021 con la farmacéutica Irati Alduntzin, que cubriría las vacaciones y bajas de las profesionales que quisieran, sobre un calendario conjunto para: Valcarlos, Auritz-Burguete, Aribe, Erro, Otsagabia, Isaba, Roncal y Ezcároz. El proyecto progresó e iba cubriendo todas sustituciones, hasta que en julio del año pasado, la titular de la farmacia de Auritz-Burguete enfermó y hubo que cubrir su baja de larga duración. “Ha sido Irati la que ha hecho la sustitución desde entonces. Ahora se encuentra con que a finales de este mes debe hacer el contrato de verano de la farmacia de Erro (comprometida pensando que la titular de Auritz-Burguete se incorporaría), pero no ha sido así”.

Esto ha llevado a la búsqueda de otra persona para atender la farmacia. Las gestiones de Gu Pirinioa han dado resultado: la han encontrado. Lo que no tienen es una vivienda para ofrecerle. De momento, solo tendrá una habitación. Además, sus circunstancias personales le impiden incorporarse antes del día 25, periodo que coincide con las vacaciones de Alduntzin.

CONCIENCIACIÓN

“La farmacia se cierra por esta coincidencia, pero hay que poner de relieve la dificultad para encontrar a personas que quieran venir a trabajar a las zonas rurales. Con una persona para sustituciones no basta, hay que tener más gente en la recámara, pero la falta de vivienda es un impedimento y no conseguimos remover conciencias para facilitar el alquiler a pesar de que hay muchas casas vacías y cerradas. Para estos días, tampoco encontramos a nadie y, en todo caso, es una incertidumbre qué va a pasar a partir de septiembre porque el contrato es hasta finales de agosto”, comenta la técnica.

Además de la propia localidad, la farmacia de Auritz-Burguete suministra a la comarca de Auñamendi, Viscarret, Mezkiritz, Espinal y Roncesvalles. Por este hecho, Vela apela a la implicación de las entidades locales. Se podría lograr una situación más estable entre los Ayuntamientos, la titular y la nueva profesional que venga. Sentimos no haber podido salvar la situación, está difícil, pero la farmacia hay que cuidarla”, advierte.

“Parece mentira que estemos en esta situación, perdiendo habitantes por un lado, y por otro, parece que la vivienda es invisible. Se ha convertido en uno de nuestros obstáculos más importantes”, declara el alcalde en funciones de Auritz-Burguete Joxepe Irigaray.

REHABILITACIÓN

Como responsable municipal, reconoce la necesidad de facilitar un espacio para instalarse a quien va a cubrir estos servicios al Pirineo. “Pero las viviendas municipales que tenemos están muy viejas y el Ayuntamiento no tienen liquidez para afrontar el arreglo de su estructura. Hemos tenido inversiones importantes en el alumbrado y la traída de las aguas y no llegamos a todo”, declara.

Las cuatro viviendas sociales rehabilitadas junto a Nasuvinsa “no son suficientes. Se podrían obtener tres más de las casas de los maestros, pero ahora es imposible afrontarlo”, reconoce. Mientras tanto, apunta que están trabajando en el camino de la concienciación, “pero es muy difícil”, lamenta. “La farmacia es necesaria, para el pueblo y para la comarca. Además, es también la farmacia del Camino de Santiago. Estamos estudiando el tema”, concluye Irigaray.

En la línea de servicio a la población se declara la titular y propietaria del establecimiento, Inma Capilla Frías. Asegura que en 25 años al frente de la farmacia ha establecido un vínculo importante con el pueblo. “Quiero que mi gente esté cubierta. Para mí es fundamental dar el servicio”, manifiesta deseosa de poder reincorporarse a su puesto de trabajo. “La farmacia es mi vida y mi casa”, confiesa. Sabe que el problema de la vivienda es una realidad. “En estos pueblos en los que hay muchas casas vacías y viejas el alquiler es prácticamente imposible. A este ritmo, no habrá nadie que quiera venir”, sentencia.