Fue cuestión de segundos, un abrir y cerrar de ojos y, sin embargo, para ellos fue una eternidad. Y es que el pasado jueves a las 15.00 en punto el reloj de Conchi Ramírez Cayetana, su marido Francisco Polonio y el hermano de ésta, Juan Ramírez, se paró después de que su casa se viniera abajo en la calle del Sol de Lodosa con ellos dentro. Por fortuna, todo quedó en un susto.

De acuerdo con los tres, nada les hizo prever que algo así podía pasar. “Llevamos 30 años en esta casa, y antes había sido de mis padres”, contaba Conchi al tiempo que su marido aseguraba que “no sabíamos que la casa estaba mal, para nada. El otro día, a raíz de las tormentas, sí que vi que se filtraba algo de agua y llamé al seguro para dar parte pero hasta esta semana no podían venir. La verdad es que tampoco le dimos mayor importancia”.

Francisco, que fue el que peor lo pasó, insistía, “estaba en el primer piso viendo la televisión. Sentí un golpe, se apagó la tele, y de repente vi cómo se venía abajo la escalera. Más vale que caí de golpe para atrás porque si llega a ser al contrario, no lo cuento; al segundo se cayó el resto de la casa. Oía que me llamaban a gritos así que como pude salí al patio y me asomé por una ventana para que vieran que estaba bien. Tengo que agradecer la ayuda de mi vecino Ceballos, que me cogió y me sacó de allí como pudo. Si no, yo no sé…”. 

En la bajera estaban comiendo Conchi y Juan, que había venido a Lodosa después de celebrar la boda de su hija para disfrutar de las fiestas de las Angustias. “Notamos un golpe y lo primero que pensamos era que un coche se había dado contra la esquina, pero salimos a ver qué pasaba y entonces fue cuando se cayó la otra parte de la casa. Fue cuestión de segundos. Si llego a estar en la salita en la que veo la televisión, ahí me quedo”, contaba Conchi.

También tuvieron que sacar de allí como pudieron a su perro que, además, estaba con la cadera rota; “ahora está en las dependencias municipales y lo están cuidando muy bien. Vamos a verlo todos los días y el pobre animal no se quiere separar de nosotros”.

Con lo puesto, a la calle

 “No sabes lo que tienes o la falta que te hacen algunas cosas hasta que no las pierdes. Ahí se ha quedado toda la ropa, el dinero, las fotografías familiares que espero recuperar y, sobre todo, la documentación; la tarjeta sanitaria y el DNI, que ahora nos lo piden para todo y no lo tenemos; además nos dicen que por qué no lo llevábamos en el móvil”.

Mientras se explicaban apareció por allí una de las vecinas para ver cómo estaban y solo era capaz de decir: “Menudo susto, menudo susto, menudo disgusto; pensé que se habían venido abajo las gradas.

Enormemente agradecidos 

Ahora solo piensan en agradecer la respuesta de la gente: “Para empezar, la ayuda de mi hija, que nos compró ropa y ahora estamos en su casa. Todo el mundo se volcó y nos ofreció su casa, comida, ropa y dinero. También queremos agradecer la disposición de la alcaldesa, que estuvo allí horas y horas, los alguaciles, la Guardia Civil, los bomberos, el director del banco y los vecinos del barrio, en especial, Ceballos”.

"Queremos agradecer la ayuda de todo el pueblo de Lodosa"

Francisco y Conchi - Dueños de la casa que se vino abajo

Resignados y sabedores de que no les queda otra que tener paciencia “porque esto va para largo”, aseguraban que “ojalá no le toque a nadie pasar por esto porque menuda estocada; esto te pilla siendo joven y a lo mejor reaccionas de otra manera, pero ahora es una faena”.