Ha cogido el relevo de su hermano, ¿le sorprendió el nombramiento?

–En parte. Había que buscar un candidato y se barajaban nombres. Por esa parte fue sorpresa pero por otra, cumplía varios requisitos que se necesitaban para ser capellán de San Miguel como hablar euskera, conocer y apreciar San Miguel y estar al corriente de los proyectos que hay en camino. En ese sentido tiene su lógica.

El santuario de Aralar recibió un gran impulso con su hermano, que fue su capellán durante 15 años. ¿Quiere seguir por esa senda?

–San Miguel sigue un camino. Don Inocencio Ayerbe marcó una etapa que continuó Mikel Larrambebere. Luego le ha tocado a Mikel una etapa más larga en la que se han empezado muchos proyectos y también abrir el santuario a Europa. Intentaré que este tren que está en marcha no se pare.

¿Contento de volver a Sakana?

–Allá donde he estado de cura he estado a gusto. Empecé en Bera y después estuve una breve etapa en Irurtzun, luego en Lesaka y 17 años en Baztan. Estar cerca de casa tiene su aliciente. Aquí intentaremos trabajar y seguir con estos proyectos que están en marcha. Formamos un equipo, somos varios capellanes y en Zamartze estamos cuatro sacerdotes y sor Guadalupe. En lo que se refiere a San Miguel, se ha formado una red de equipos. Por un lado están los limosneros, que acompañan a San Miguel en su recorrido, los monaguillos, la cofradía, voluntarios, trabajadores… Es una labor de muchas personas y por ello estoy muy tranquilo.

Domingo de Resurrección, es su primera salida de San Miguel como capellán.

–Aunque las salidas comienzan antes, hoy es la oficial, Son unas fechas muy importantes para el santuario. Intentaré ir a varios lugares para presentarme y dar noticia de lo que se ha hecho y se va a hacer. El museo, la biblioteca y la sala de reuniones en Lakuntzetxe son una realidad. El segundo envido han sido los baños, la recepción y la tienda, que estamos ultimando. El próximo proyecto es la hospedería, el buque insignia. Luego vendría el albergue. Si queremos que los jóvenes se acerquen a San Miguel tiene que haber un lugar para ellos.

En los presupuestos generales de Navarra de 2024 se habilitó una partida de 10 euros denominada San Miguel de Aralar–Hub de caminos. Rehabilitación albergue hospedería para que el Gobierno pueda dotarla de más fondos.

–Tenemos que ser realistas, si llega la ayuda, muy bien. Hasta ahora, las mayores aportaciones han venido de los devotos de san Miguel, del Arzobispado y una partida de 100.000 euros del Gobierno de Navarra. Estamos buscando financiación por múltiples cauces, también en Europa. Pero para ello es necesario que el proyecto de la Red europea, de santuarios y caminos de San Miguel , sea declarado itinerario cultural europeo.

El próximo año es jubilar y por tanto de peregrinaje. Queremos que los santuarios de San Miguel también aparezcan como un punto importante. Estamos trabajando por un lado en un itinerario de fe y por otro, en un itinerario cultural. Para ello, necesitamos poner la hospedería en marcha. Pero no es flor de un día. Los caminos de San Miguel van a estar ahí, y queremos que nos indiquen la meta y que los santuarios sean como faros para marcar el rumbo. Y estoy seguro de que lo conseguiremos. Es un trabajo de equipo y en equipo todo es más fácil.

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San Miguel inicia su viaje rodeado de nieve Nerea Mazkiaran

San Miguel de Aralar cuenta con gran devoción, sobre todo en Navarra y Gipuzkoa.

–Gipuzkoa antiguamente pertenecía a la Diócesis de Pamplona. Se nota que toda la devoción y religiosidad popular provienen de la misma fuente. Muchas personas de Gipuzkoa viven San Miguel como algo suyo. Asimismo, cada vez acuden más migrantes que en sus países tienen devoción a San Miguel.

Esta mirada tenemos que ampliarla a Europa y al mundo. San Miguel trae un mensaje potente para la humanidad en una etapa que parece que hay mucha oscuridad. San Miguel puede aportar ese mensaje de ¿quién como Dios? ¡Nadie como Dios!. Puede ser una luz para todos y en especial para los jóvenes.