No podía ser de otra forma, la repleta plaza de toros de Las Ventas se entregó en la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza. Fue en toda regla un homenaje al torero figura en esa y todas las plazas del mundo y, más aún, a toda su trayectoria como el maestro que revolucionó y puso en su valor máximo al toreo a caballo.

El de Estella - Lizarra ha hecho llegar a cotas técnicas y artísticas nunca imaginadas en el arte de Marialva. Antes de Pablo  se rejoneaba, después de él se torea a caballo. Ahora lo seguirá haciendo su hijo Guillermo para más gloria de esta disciplina taurina y para Navarra y la gran casa de Toreros a Caballo de la Noveleta y Zaraputz.

El rejoneador Guillermo Hermoso de Mendoza. Kiko Huesca

El hijo del maestro de Estella logró que se abriera por primera vez en esta feria la Puerta Grande de la Monumental, que registró otro lleno de "no hay billetes" en un festejo de rejones en el que la clase del galope de los seis toros de los hierros de El Capea puso en manos de los jinetes un triunfó, que solo logró el más joven.

Porque Pablo Hermoso, 29 años después de que se presentara en esta plaza, solo paseó un trofeo de su segundo, que fue, dentro del excelente juego del conjunto, el toro más reservado y de menos duración, lo que no fue óbice para que el maestro, en tarde tan señalada, tirara de sus infalibles recursos lidiadores para sacarle partido.

Como antes con el que abrió plaza, al que hizo una faena sobria pero de escaso brillo, el fundador de la dinastía clavó los aceros con dispar acierto, solo que esta vez se esmeró a la hora de encelar y templar las embestidas en la preparación de las suertes, dejándose llegar cerca los cortados pitones y alardeando de temple para pasear esa última de las decenas de orejas que ha cortado en una plaza que atestiguó sus grandes aportaciones al rejoneo.

Pablo Hermoso, en su despedida de Las Ventas. Kiko Huesca

Su hijo pudo haber cortado también una del tercero de no ser por sus fallos con el rejón de muerte, pues llegó a calentar los tendidos en los últimos compases pese a que antes no siempre puso las banderillas con el necesario ajuste. Y por eso echó el resto con un sexto de gran calidad, de obediente y ritmado galope, con el que hizo vibrar al público desde que clavó ya de frente el rejón de castigo inicial.

Luego vendría la parte mollar de la faena de Guillermo Hermoso montando a "Berlín", la estrella equina que estos años han compartido con su padre y con el que se apretó en cuatro batidas para clavar banderillas y rematar las suertes toreando a milímetros de los pitones, en las llamadas "hemosinas" de patente paterna.

Un par de cortas a dos manos, por los adentros, y un rejonazo contrario de rápido efecto acabaron por ameritar esas dos orejas con las que el joven Hermoso acaba de tomar el relevo en una plaza de Madrid de la que su padre salió a hombros hasta en ocho ocasiones.

Entre ambos actuó Lea Vicens, que también tuvo toros con clarísimas opciones para un triunfo que no le llegó por sus fallos con los aceros finales, aunque no solo, ya que a ambos les banderilleó casi siempre pasado y la grupa, aunque con el quinto al menos estuvo más templada, centrada y reunida a la hora de torear y de adornarse con sus cabalgaduras.

Pablo Hermoso, ante uno de los astados. Kiko Huesca

Datos de la corrida de rejones. Plaza de Toros de Las Ventas, Madrid. Corrida de rejones. Octava de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘No hay billetes’ Toros de El Capea y Carmen Lorenzo (4º y 6º), de presentación desigual y buen juego en líneas generales. Destacó el sexto de la tarde, del hierro de Carmen Lorenzo, que fue ovacionado en el arrastre por su clase. Actuaron por este orden, Pablo hermoso de Mendoza (silencio y oreja); Lea Vicens (silencio y ovación) y Guillermo Hermoso de Mendoza (silencio y dos orejas).