La Ikastola Andra Mari inauguró el sábado el bosque Oinez Basoa de Arbizu, el primero de los once que se han creado desde que Nafarroa Oinez Fundazioa puso en marcha esta iniciativa con el fin de minimizar la huella ecológica que generaba la fiesta de las ikastolas de Navarra. En esta ocasión en vez de crear uno nuevo, se han realizado mejoras en el existente y se han creado observatorios para el avistamiento de aves. Y es que los árboles van creciendo y junto a ellos, nuevos proyectos medioambientales. “Es algo parecido a Oinez Basoa 2.0. Es un recurso natural y pedagógico que Andra Mari Ikastola pone a disposición del resto de los centros educativos y habitantes de Sakana”, señaló Gotzon Pérez Artutx, presidente de Andra Mari. Asimismo, destacó la vinculación de Sakana con el bosque y la riqueza de su medio natural.

La inauguración del bosque fue en el marco de las celebraciones del 50 aniversario de la Ikastola de Arbizu. “Son ya tres generaciones. Por ello, hemos querido unirlas en este acto para visibilizar la transmisión entre generaciones” observó Pérez Artutx. Agunos de aquellos padres y madres valientes que pusieron en marcha esta ikastola fueron los encargados de cortar la cinta, que sostenían txikis del centro de Arbizu. Eran Mikeli Berastegi, Filiberto Jaka, Patxi Leiza, Miguel Ángel Arretxe y Mª Pilar Arbizu.

El bosque se ubica en un terreno comunal de 7,5 hectáreas cedido por el Ayuntamiento de Arbizu, muy cerca del camping. También colaboran el Concejo de Unanu y el Ayuntamiento de Etxarri Aranatz para el mantenimiento del vallado. La idea surgió en 2008 en Jaso Ikastola y un año más tarde, cuando Andra Mari organizó el Nafarroa Oinez, cogió forma. Paz de Ziganda, que le tomó el relevó en esta fiesta al año siguiente, también participó.

Foto de familia de representantes de las ikastolas, empresas e instituciones. N.M.

“Empujado por la responsabilidad ecosocial, Oinez Basoa se ha convertido en un instrumento pedagógico de concienciación que aúna el euskera y la tierra”, destacó Josu Reparaz, director de las ikastolas de Navarra. Asimismo, recordó que esta iniciativa ha sido reconocida con diferentes premios y que un proyecto realizado por Paz de Ziganda Ikastola sobre el bosque de Arbizu ganó el concurso organizado por la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo, con una ponencia en Brasil, dentro del Congreso Latinoaméricano de Ciencia del Suelo.

Al de Arbizu le siguieron los bosques en Tafalla, Tudela, Sangüesa, Baztan, Andosilla-Sartaguda, Lesaka, Altsasu, Arguedas y Barindano-Antzi eb Estella. En los 15 años de andadura del proyecto se han plantado más de 51.000 árboles.  

En Arbizu fueron 5.200 retoños entre nogales, fresnos, arces, robles, alisos, castaños, abetos secuoyas y castaños. La adaptación ha sido diferente según los casos, con mejor o peor fortuna, como es el caso del castaño. No obstante, su estado entra en parámetros naturales de evolución. Así, se ha llevado a cabo una limpieza en el bosque, se han reforestado espacios en los que no se plantó en 2009 y zonas en las que la plantación no se desarrolló. Se han plantado sobre robles, la especie que mejor se ha adaptado, así como nogales y algunos castaños con ejemplares de Galicia, más resistentes, a los que se injertarán variedades locales. Asimismo, se ha restaurado el cerramiento.

Uno de los observatorios instalados junto a las charcas. N.M.

Lo novedoso son los observatorios para avistar pájaros en su hábitat. Son tres áreas, cada una patrocinada por tres empresas de Sakana: Magotteaux, Eseki y Sakana Coop. Una está al principio del bosque y las otras dos en torno a los charcas que se habilitaron en 2010. Y es que se han convertido en refugio de numerosos animales como zorros, garduñas, gato montés o conejos y de más de un centenar de aves, algunas migratorias que hacen parada en Arbizu en su viaje. Mención especial es la rana ágil, Dalmatina, especie amenazada que vive a sus anchas en estas charcas.