Con cambio de fecha, este domingo fue la presentación de los niños y niñas a San Miguel de Aralar, una iniciativa de la Cofradía de San Miguel que busca estrechar los lazos con el santuario de Aralar desde la infancia. A la invitación acudieron 25 txikis que se encomendaron al arcángel para pedir su protección de por vida.

Alfonso Garciandía, que sustituyó a su hermano Mikel como capellán de Aralar tras su marcha a Palencia para presidir esta diócesis, se estrenó en esta ceremonia que finaliza con un beso a la imagen, imposición en el caso de los más pequeños que acudieron en brazos de sus padres o abuelos. Este primer encuentro queda sellado en un pergamino nominativo que ayer recogieron 20 txikis que se habían inscrito con anterioridad. Los cinco restantes lo podrán recoger en el santuario dentro de unos días. Salvo el paréntesis de la pandemia, esta ceremonia se sucede desde 2004, cuando comenzó a celebrarse ante la imposibilidad de realizar bautizos porque este sacramento se debe ofrecer en las parroquias. Desde entonces, más de un millar de txikis son amigos t amigas de San Miguel de Aralar, una gran cuadrilla unida por tradición y devoción al ángel. Hasta la fecha se celebraba el domingo siguiente a Sanfermines.