Segundo domingo de julio, la virgen de Erkuden volvió a su ermita en romería.Y es que su regreso es motivo de fiesta en Altsasu. Finalizado el novenario, que este año ha sido en Santo Cristo de Otadia por las obras en la casa parroquial, la imagen salió en andas desde la iglesia para dirigirse a la ermita por Larrezabal, Beikolar y Ulaiar, tarea para la que no faltaban personas voluntarias. Y es que esta virgen goza de gran devoción en Altsasu. Prueba de ello es que muchas altsasuarras o niñas y mujeres vinculadas con la villa llevan su nombre.
En su mano tiene la lluvia y en su mano tiene el sol dice la canción de Erkudengo ama. En este verano frío y lluvioso, este domingo fue una mañana radiante que invitaba a pasear. Así, una nutrida comitiva acompañó a la virgen en el recorrido, de más de 3 kilómetros. Mientras, otras personas acudieron por su cuenta. Además, Altsasuko Mendigoizaleak alargó el recorrido y fueron por Torre txiki.
Finalizada la misa llegó el momento de almorzar. De la bebida se encargó el Ayuntamiento, que repartió agua y vino en las tradicionales tazas de plata. Día marcado en rojo en el calendario de la villa, no faltó un zortziko.
Si bien no es una romería multitudinaria como la de San Pedro, en la que la fiesta se alarga todo el día, cientos de personas acuden cada año a esta cita, ineludible para muchos altsasuarras. Lo cierto que también es un día de encuentros y para disfrutar con la cuadrilla o en familia. “Es una fiesta más entrañable”, destacaba Fermín.
Esta ermita era la iglesia de Elkuren, una población desaparecida en el siglo XIV. En 1797 se le añadió un cubierto, un sencillo pero bonito edificio que cuida con esmero su ermitaña, Belén Rubio. La imagen original fue robada a principios del siglo XX y sustituida por otra traída de Valencia. En la década de los 80 Venancio Amillano talló una nueva imagen, que preside en la actualidad la ermita y que este domingo estrenó policromía.