“La barbarie dura siglos; la razón y el buen gusto son pasajeros”. La frase corresponde a Jean D´Alambert (1717/1783), en su Discurso preliminar a la enciclopedia (1751). Enciclopedia que pretendió y consiguió reunir la inmensa mayoría de conocimientos que la humanidad había adquirido hasta ese momento. Obra que cambió el rumbo a los interminables siglos de tenebrosas supersticiones propiciadas por la ignorancia generalizada que reinó durante toda la Edad Media.
Cierto ha sido que la humanidad ha ido dando tumbos entre esos dos conceptos: barbarie y oscuridad frente a razón y luz. El nacimiento de la Unión Europea, tras la 2ª Guerra Mundial, como paradigma de la paz frente a la sinrazón de la guerra, inauguró un nuevo periodo de razón y concordia, pero no llevamos ni 80 años de tranquilidad y ya aparecen los nubarrones de la barbarie.
Esta vez el adalid de la bárbara idiocia se llama Trump: niño mimado, egocéntrico sin remedio, anti ecologista, farruco, empresario fallido, burdamente grosero, putero, corruptor y que va continuamente de farol para luego achicarse ante la realidad. Los vaivenes de los aranceles sólo sirven para que sus amigotes y él se lucren jugando en Bolsa con información privilegiada. Los 27 socios europeos detentamos un PIB conjunto superior al estadounidense. La única salida para acelerar su economía es vender armas y para ello es preciso montar guerras. USA con sus bases secretas en Ucrania, saltándose así lo acordado, provocó a Putin y la guerra estalló en la península europea. Ya en su primer mandato amenazó a la UE con desprotegerla del paraguas de la OTAN si no nos plegábamos a sus exigencias. Trump sabe que las empresas de su país no resistirían que les penalizasen las actividades dañinas para el medio ambiente.
Les daré unos datos: Según la ONU en su Informe del año 2023, “169 empresas emitieron ¾ partes del CO2 mundial”. Y en el de 2024 dice: “es crucial que los países cumplan rápidamente con sus promesas climáticas, apoyándose en las medidas ya adoptadas. Si no lo hacen, el objetivo de 1,5 °C del Acuerdo de París será imposible de lograr. Si se aplican únicamente las CDN actuales y no se adoptan más medidas ni compromisos ambiciosos, el resultado más optimista sería un calentamiento global catastrófico de hasta 2,6 °C a lo largo del siglo”. ¡Qué le importa a Trump la catástrofe climática si está con un pie en el sepulcro! Así con esa boca-chancla que tiene, se permite insultar sin tasa a la joven Greta Thunberg porque ella defiende un mundo exento de guerras y sostenible ambientalmente en el que todos queremos vivir.
Acuérdense ustedes de ese anuncio que nos aconseja gastar en jabón de lavavajillas por no tener toda la noche la sartén o la fuente a remojo, pues igual: ¡Gasten en armas con fecha de caducidad un dineral absurdo, no se conformen con lo razonable, sean idiotas y benefícienme!
Barbarie = crecimiento de las desigualdades culturales y sociales; caza de brujas comunistas; corrupción generalizada; contaminación; manipulación informativa; insalubridad, racismo e ignorancia; utilización de la fuerza en vez de la diplomacia, permitiendo genocidios como el del pueblo palestino a manos de un Israel fundamentalista retrogrado, convertido al nazismo y que olvida cómo, en 1947, mendigaba asilo, con éxito, en Palestina tras la persecución nazi.
Ahora Netanyahu paga el favor solicitando la medallita del Nobel de la Paz para su pupilo y sicario. Medalla que en su pecho relucirá sanguinolenta con los cuatrocientos mil palestinos muertos. (Fuente F. Albanese, relatora de la ONU en los territorios palestinos 26-VI-2025, Premios Público).
Razón = mayor cohesión social, servicios públicos educativos y sanitarios de calidad, fructificación de más espíritus, sostenibilidad medioambiental por freno del despilfarro consumista, ausencia de violencia en las relaciones humanas.
Tiempo ha que otros pueblos menos degenerados que occidente han tomado el relevo de las ciencias y la técnica: China, la India, Brasil… están en la vanguardia mientras que EEUU sigue luchando contra los fantasmas del comunismo y la emigración. Pero eso sí, Trump pretende obligarnos a los europeos a que le compremos sus armas a cambio de parecernos a su desprotectora sociedad, perdiendo nuestros logros principales: sanidad y educación universales. Es tan absurdo como si quisiera que todos nos tintásemos el pelo de amarillo y la piel de naranja para parecer tan payasamente ridículos como él. Pareciera que conocía lo que el historiador Suetonio nos contaba del que fue César, del año 37 al 41 de nuestra era, Cayo Cesar Calígula, que fue “corrompido y corruptor… en un año se gastó todos los tesoros del anterior y no desdeñaba enriquecerse por la usura, el juego, la trampa y el fraude”. Tras él “muchos quisieron abolir la memoria de los Césares y destruir sus templos” (Vidas de los Césares). Con el genocidio palestino hemos entrado de nuevo en la oscuridad, la razón desaparece de la memoria de la humanidad, la selva infrahumana retorna. ¡Olvidémonos de la democracia pues el genocidio la ha abolido!
La mejor inversión en seguridad es la cohesión social. ¡Europa debe elegir o con el botarate descerebrado de Trump o con el resto del mundo! Si la Comisión Europea esquiva y dribla al Parlamento Europeo en algo tan crucial como endeudarse con esos ochocientos mil millones de euros para armas, será porque no se atreve a debatir y acepta a cambio el suculento plato de lentejas que recibirá por ello. ¡Basta ya de corrupción en las instituciones, sean éstas de Bruselas o de aquí! ¡Impuestos sí, pero para qué!
El autor es notario jubilado