Tierra Estella, bien comunal
Reflexión del concejal Txemi Perez de Eulate sobre el futuro conjunto o no, de Estella y su Merindad
Tierra Estella aparece definida en la Gran Enciclopedia de Navarra (1990) como comarca “organizada por y desde Estella, que supo aprovechar la favorable circunstancia de encontrarse entre dos economías rurales complementarias e ir forjando su comarca, de tal manera que sus gentes se sienten de Tierra Estella”. Se puede leer también en dicha enciclopedia que: “ J. Bielza, en su tesis sobre ‘Tierra Estella’ delimita la comarca basándose en el área de mercado de los jueves”.
Llama la atención en estas breves definiciones, la importancia que se le da a la interacción entre la montaña y la ribera, al sentimiento de pertenencia a un territorio concreto que se ha ido forjando, pero, sobre todo, la centralidad que ha tenido para ello el mercado comarcal de los jueves en nuestra ciudad.
A lo largo de la historia reciente, Estella-Lizarra ha ejercido de “capital” de Merindad, siendo su sentido de ciudad comercial el polo de atracción principal sobre los pueblos de alrededor.
Pero no solo. También ha sido y sigue siendo centro administrativo, judicial, cultural y educativo, pues en Estella-Lizarra se hacen muchas gestiones administrativas, como tramitar una guía de ganado, el papeleo en Hacienda, una denuncia en el Juzgado o un trámite en la Mancomunidad de Montejurra o la ORVE; otras tan importantes y necesarias como una consulta médica en el Hospital comarcal o, simplemente, estudiar en el IES Tierra Estella o en el politécnico. Es lo natural, es lo lógico y es lo que le corresponde a una ciudad que se considera capital de Merindad.
Pero es mucho más. Ser cabeza de Merindad implica que esta nos mira (nos viene mirando) como casi referencia cultural y del ocio (cine, teatro, exposiciones, etc.) y es también donde las ONGs, colectivos, sindicatos y otras organizaciones (como LASEME o CETE) tienen su sede.
Y uno piensa que todo esto no es más que un gran beneficio para la ciudad y que la comarca, como concepto y como realidad, es algo que cuidar y poner en valor.
Sin embargo, para algunas personas con responsabilidades políticas, parece que es una fiesta de los pueblos que llevamos tiempo pagando. Argumento político que no por simple puede hacer menos daño.
Estella necesita a la Merindad tanto como la Merindad a su ciudad de referencia. Para mantener este equilibrio entre Estella-Lizarra y su Merindad, estar más unidos y unidas, entendernos y, en definitiva, para que Estella-Lizarra siga siendo considerada como referencia por las poblaciones de su entorno, no cabe otra que crear y mantener estructuras en cooperación y colaboración, como son la Mancomunidad de Montejurra, TEDER (Tierra Estella Desarrollo Rural) o el Consorcio Turístico de Tierra Estella.
Sin embargo, cuando analizamos las decisiones políticas tomadas por el equipo de gobierno actual del Ayuntamiento de Estella-Lizarra con respecto a este tema, observamos descortesía con las instituciones comarcales, muestras de desconfianza y propuestas de abandono de algunas entidades.
En cuanto a las políticas públicas en materia de apoyo al mundo rural, a la puesta en valor de los pueblos y su patrimonio natural y cultural, que debería entenderse también como el nuestro, los pasos dados también han sido más encaminados a restar que a sumar y aportar; a romper redes de colaboración antes que a proponer dialogo para solucionar problemas.
Se habla de luchar contra la despoblación, pero la primera medida política que tomo el actual equipo de gobierno y quien le sostiene, fue quitar el apoyo que había para un mercado de productos locales de Tierra Estella como era Plazara, que tenía lugar un sábado al mes.
Se nos puede presentar como novedoso que nos vamos a integrar en la Red de Destinos Turísticos Inteligentes, pero abandonamos la principal apuesta histórica por el turismo que se ha hecho en la comarca, como es el Consorcio Turístico de Tierra Estella, que no es sino una red de colaboración entre empresas turísticas privadas y entidades públicas por el bien común de todas y todos. Y por último, nos han querido convencer de que, solos, con GEDEMELSA, nos va a ir mejor y que, incluso, no necesitaríamos participar en espacio de colaboración como es TEDER en el que participan casi todas las localidades de Tierra Estella.
Pazonerías, valles, juntas de pastos y comunales son espacios de participación y gobernanza que nuestros antepasados construyeron y que se han mantenido para bien de la comunidad y que han servido para mantener una cultura de colaboración, la nuestra, enraizada en el trabajo comunitario, el auzolan. Merindad, consorcios, mancomunidades de servicios sociales, de gestión aguas y de basuras, entre otras, son expresiones modernas de colaboración que nos han ayudado, sin duda, a progresar como comunidad.
La cooperación y la colaboración exigen capacidad de llegar a consensos gestionando los disensos. Cuesta más, y a veces es más fácil ir solo, sobre todo cuando uno cree que solo puede. Pero la trama de la vida nos enseña lo contrario, y no hay más que mirar a la naturaleza misma para comprobar como quien más capacidad de cooperar y de relacionarse tiene, más y mejor futuro tendrá.
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