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La ‘etxekoandre’ reluce en el día grande del valle de Aezkoa

La localidad de Abaurrepea/Abaurrea Baja rinde honores al papel de la mujer aezkoana en una soleada 45ª edición de la fiesta / Medio millar de comensales se reúnen en el zikiro popular

La ‘etxekoandre’ reluce en el día grande del valle de AezkoaPatricia Carballo

Bajo un sol resplandeciente, el valle de Aezkoa disfrutó este domingo de su gran fiesta de hermandad, una cita que cada septiembre congrega a numerosas personas del Pirineo y que eleva su orgullo y sentido de pertenencia al valle. En esta 45ª edición, organizada desde sus inicios por Aezkoa Kultur Elkartea, la encargada de acoger el evento fue la pequeña localidad de Abaurrepea/Abaurrea Baja, donde se rindió homenaje al papel de la mujer aezkoana y su aportación al valle. “Nuestro reconocimiento a tantas mujeres luchadoras que han trabajado a lo largo de la historia para hacer de nuestros pueblos un lugar de vida. Todas ellas han tenido un papel fundamental en la construcción de lo que hoy somos”, leyeron desde el estrado Saioa Martínez, de Abaurrea Alta, y Unai Landa, de Orbaizeta, en representación de Aezkoa Kultur Elkartea.

Para ello, y como marca la tradición, se invitó a diferentes personas, en esta ocasión mujeres aezkoanas, a firmar en el Libro de Honor: Noelia Barber y Tere Barberena, vecinas de Garralda y delegadas de la asociación Gure Aizpea, y a tres mujeres de distintas generaciones: Inés Iribarren, de Abaurrepea/Abaurrea Baja, Aitziber Elizondo, de Orbaizeta, e Irene Domench, de Garaioa. “A todas esas mujeres hermosas y válidas de todo corazón”, quiso realzar Inés. Un sincero homenaje que quedará para siempre reflejado con una escultura colocada el día anterior contigua al frontón, la cual exhibe un par de manos como reconocimiento a las etxekoandres.

Cuatro gigantes de la comparsa de Aezkoa bailaron bajo la atenta mirada de los asistentes.

Igualmente, no olvidaron unas palabras de gratitud hacia todas las personas voluntarias que “han hecho posible esta fiesta durante 45 años” y hubo un recuerdo para las “mujeres que sufren violencia de género y discriminación”, para “todos los pueblos oprimidos y minorizados”, con especial mención al pueblo de Palestina, y, por último, para Mikel Zabalza.

PASACALLES

Como cada año, la fiesta del Aezkoako Eguna se convierte en un escaparate de todo lo que acontece en el valle. Así pues, los presentes pudieron visitar desde exposiciones de tallas de madera, plantas y costura hasta una muestra de productos artesanales y locales. Paralelamente, a lo largo de las calles del pueblo, se alineó una larga kalejira, presidida por los alcaldes, alcaldesas y autoridades de la Junta de Aezkoa que se endomingaron con los trajes típicos del valle, a los que les sucedían los dantzaris txikis y adultos del grupo Pipirripi Dantza Taldea y cuatro gigantes de la comparsa del valle de Aezkoa. Al son de la música de gaiteros y txistus, ambos colectivos hicieron gala de sus mejores bailes en variados puntos de la localidad, inundando de alegría y festividad a todos los presentes, hasta llegar a la plaza del frontón. Allí, como sorpresa final, los dantzaris de Pipirripi Taldea interpretaron el ttunttun de Aribe, un antiguo ingurutxo aezkoano recogido en un libro de Francisco Arrarás que el colectivo, con ayuda de Patxi Laborda y de los txistularis, ha querido recuperar.

Dantzaris del grupo Pipirripi Dantza Taldea interpretaron la zinta-dantza.

Tras la mañana, la fiesta se trasladó a una carpa, donde medio millar de comensales disfrutaron de un gran ambiente en un zikiro popular cuya sobremesa fue amenizada por la txaranga EZK. Después, la celebración volvió a trasladarse al frontón, donde el programa continuó con teatro infantil, bailables con Itzal Erromeria y bocatada. Asimismo, de 20:00 a 23:00 horas se instaló un punto morado informativo a cargo de Cruz Roja.