El sonido inconfundible de la txalaparta se erigió en el protagonista de la jornada del sábado en buena parte de las calles de Estella-Lizarra. En ellas se celebró la primera reunión organizada por el grupo Lizarran Txalaparta Elkartea en la Vieja Lizarra y en la que a pesar de la lluvia persistente durante buena parte de la jornada, se cumplió el programa establecido.
Txalaparta en Estella-Lizarra
Y es que la txalaparta tiene su propia historia en Estella-Lizarra. Primero cuando arrancó allá por 2007 en el gaztetxe Pinupe con Mario Amezketa, Ernesto Bidarte, Imanol Txamosa, Xavier Morrás y otros músicos, entre ellos Olaia Santxez que en aquellos años era la más joven del grupo. Este año la historia está cambiando. Sobre todo desde que el año pasado se organizó un taller en la Peña La Bota “tuvo tanto éxito que se completaron las plazas”. “De ahí salieron los ensayos de los jueves a los que acudimos muchos de nosotros”, aseguraba Olaia Santxez. Un arranque del que partió el de organizar en Estella-Lizarra un encuentro en el que se reunieran “txalapartaris de toda Euskal Herria”. Así las calles de la ciudad del Ega acogieron a músicos de Araia, Egües, Andoain, Hernani, Falces, Badostain, Barakaldo o Pamplona, además de otras localidades y los 20 alumnos de la escuela actual de Estella-Lizarra, entre ellos Luar Macua, el más joven con apenas ocho años.
Orígenes
La txalaparta tiene orígenes rurales vinculados con las prensas de manzanas para extraer la sidra. “Se cree que nació en la zona de Hernani y Oiarzun desde donde se ha trasladado a otros lugares”, aseguró la txalapartari de Estella-Lizarra, Olaia Santxez, quien aseguraba que se relacionaba con la fiesta final de la sidra en la que se golpeaba la tabla de trabajo de la prensa de madera marcando los ritmos.
Un origen que no ha impedido que durante las últimas décadas se haya ido modificando y que actualmente también haya otras txalapartas como las de piedra o las afinadas. “Es un instrumento de percusión muy especial porque se toca entre dos personas que mantienen un equilibrio entre ambos: es como sostener un diálogo en la que compaginar y compartir la música”, aseguraba Santxez.
Pero tras el éxito de la convocatoria del 2023, ahora Estella-Lizarra cuenta con un grupo importante de txalapartaris dispuestos a que esta afición no se pierda. Es el caso de Ane Alvarez de Eulate, “es un instrumento que hay que tocarlo entre dos y en el que siempre hay que respetar el ritmo del compañero. Tiene un sonido muy especial que evoca el legado de nuestros antepasados”, aseguraba Ane que compone el grupo de más de 20 músicos que lo ensayan todas las semanas.
Entre los iniciadores de este instrumento en Estella-Lizarra también está el pintor Iñaki Rifaterra que ayer pintó una tela al ritmo de la txalaparta y quien destacaba la parte de improvisación de este instrumento tradicional “pero que al realizarse entre dos requiere de mucha compenetración”.
A pesar de su reciente incorporación a los diferentes instrumentos musicales tan abundantes en Estella-Lizarra, la txalaparta tiene ya su hueco: “Lleva ya varios años participando activamente en fiestas como Carnaval, Olentzero, el homenaje a los fusilados en la Guerra Civil o “abriendo las fiestas desde las txosnas el jueves de fiestas de Estella-Lizarra”. “Ya este año el grupo de Estella participó por primera vez en la jornada de txalaparta en Pamplona”, apuntó Olaia Santxez.
La fiesta que recorrió buena parte de la ciudad, se completó con una comida popular en la sociedad Basaula en la que participaron más de cien comensales y finalizó con diversos conciertos en diversos barrios como La Navarrería y también en la peña La Bota, una sede que la ha visto crecer durante estos últimos años.