Empezó haciendo motocross con 18 años, pero su afición fue poco a poco a más y, cuenta Javier Remírez Baigorri, lodosano de 33 años, fue con 26 cuando descubrió el mundo de la bicicleta; primero la de montaña y después, la BMX, disciplina en la que está más centrado en la actualidad y con la que ha conseguido alzarse con las Copas de España de Pumptruck en las dos últimas ediciones, y con el campeonato y subcampeonato de España en 2023 y 2024 respectivamente en categoría Master 30.
“Andaba en moto prácticamente todos los días, y un chico que trabajaba conmigo me dijo que iba a vender su bici de monte y la compré; siempre pensando en que me iba a venir muy bien para después hacer motocross. Después me pasó lo mismo con la BMX; empecé a coger nivel, y poco a poco me metí en el mundo de las competiciones; primero en pruebas más pequeñas y después, y conforme me fui picando, en citas nacionales”.
Remírez, Técnico Superior en Actividades Físicas y Deportivas, siempre ha practicado algún tipo de deporte. “Me fui preparando mis entrenamientos y hablaba con gente del mundillo. Al final, las tornas se han cambiado y, aunque sigo andando en moto, ahora la tengo en un segundo plano”.
Entrenar y disfrutar
En montaña, cuenta, “entreno cuesta abajo, pero, claro, para llegar ahí, primero hay que subir. Hay épocas del año en las que solo voy a disfrutar, sin presión, pero cuando llega la pretemporada, que es ahora, voy haciendo ejercicios a altas pulsaciones y me esfuerzo mucho más. Lo mismo me pasa con la BMX, y a veces también nado, hago un poco de gimnasio, etc. La forma física es muy importante porque hay pruebas que son muy duras”. De hecho, y aunque la presentación de su equipo fue el 9 de febrero en Ponferrada, en marzo es cuando arrancan sus carreras.
Él, que ahora corre con Biraka Oring Team, combina ambas disciplinas. “El monte es muy físico y explosivo, pero es que la BMX lo es todavía más. Cada vuelta son 30 segundos y tienes que ir a tope. Yo entro en modo túnel, tengo la vuelta pensada y me la sé al dedillo, así que solo hace falta que salga como lo tienes en la cabeza”.
Además, insiste, siempre se puede mejorar, sobre todo técnicamente hablando; “eso es la base de todo; la posición del cuerpo. También tienes que saber anticiparte, mirar lejos, cerca, saber leer las situaciones… Hasta el mejor del mundo sigue aprendiendo cada día”. Además, en la bicicleta, que es la herramienta de trabajo, tener unas buenas suspensiones, frenos y neumáticos también ayuda.
De acuerdo con este lodosano, al que la temporada se le alarga hasta octubre o noviembre, “cuando disfruto de verdad es en invierno porque me gusta mucho el barro”. Aunque pocas veces entrena con gente, “creo que es mejor, sobre todo para aclarar la mente cuando más te estás exprimiendo. Prácticamente todos los días hago algo, aunque lo que sí que varío es la intensidad y la carga”; por ejemplo, un día a la semana suele ir al circuito de pumptrack que hay en San Adrián, Viana, Lardero o Arrubal.
Pros y contras
Lo más ingrato de este deporte, apunta, “son las lesiones, la cara b, porque es un arma de doble filo y, aunque vas muy bien equipado y me considero una persona bastante segura y que minimiza los riesgos a tope, siempre pueden pasar cosas”; de hecho, ha tenido problemas en la clavícula o cadera, entre otros. Sin embargo, lo más agradecido, “es que tienes tantos factores que controlar que nunca paras de mejorar, y ese veneno es el que te hace seguir y querer más”. Además, la edad en BMX no es un gran escollo; "hay a quien no le cae bien, pero con otras personas es más agradecida y vale para coger tablas".
El reto del mundial
Lo que le queda ahora en el tintero, y es su reto y objetivo a cumplir, es llegar a un mundial. “He hecho tres intentos clasificatorios; uno en Francia, que quedé el 11º; otro en Portugal, que quedé el 7º; y otro en España, que acabé 6º. Se clasifican los cuatro primeros (el viaje se lo pagan solo al primero), así que voy escalando; la posibilidad está ahí, así que este año lo volveré a intentar porque sería mi gran ilusión. Y es que esta cita es el escalón más alto que hay ahora mismo puesto que no es una prueba Olímpica”.
Para terminar, agradece “a quienes siempre me apoyan; mis padres y pareja, porque son los que más paciencia tienen conmigo” y, en cuanto a la posibilidad de dedicarse a tiempo completo a la bicicleta, lo tiene claro: “Este es mi hobby; vivir de esto es muy, muy, muy complicado. Podrías tener un sobre sueldo siendo muy bueno, a muy altas esferas, pero si no, toca trabajar y compaginarlo”.