“Os invitó a que habléis con las fotografías, con quienes aparecen. Entonces la exposición cobra una dimensión mayor, una exposición sobre la obra de un hombre corriente, que no vulgar”. Con esta frase del historiador Manuel Santos invitó a quienes asistieron a la inauguración de la muestra Los felices 20, del Nuevo Casino Tudelano, a sumergirse en la vida y obra de José Sagaseta, un carpintero tudelano que realizó más de 500 imágenes entre 1926 y 1928 de las que se conservan 220 que llaman la atención por su composición (para alguien que apenas habría visto tres películas ya que el cine no llegó a Tudela hasta mediados de los años 20) y forma de realización, únicas para aquella época.

Una de las imágenes de los amigos de Sagaseta donde destaca la composición. Fermín Pérez Nievas

La obra

Javier Lozano, estudioso de la historia de la fotografía, explicó cómo la cámara se fabricó en 1925 y un año más tarde ya estaba en manos de Sagaseta, al que le costaría unas 53 pesetas y que apareció en una caja guardada por la familia pero de la que desconocían su valor y su contenido exacto hasta que el marido de una de sus nietas, José Javier Lorza, lo abrió y comenzó a analizarlo. “Nos han llegado 200, pero tuvo que hacer muchas más, quizás 1.500 y lo que queremos es encontrar parte de esas fotografías y copias que tuvo que hacer y que estarán en casas de Tudela”, explicó al público que asistió a la apertura de la exposición con una charla impartida por los tres, Santos, Lorza y Lozano. “La película tenía una sensibilidad muy baja, necesitaba mucha luz, quizás 30 segundos de exposición, un rollo valía 2,5 pesetas y solo daba para 8 fotos o sea que tuvo que invertir mucho dinero, Con la cámara aparecieron las instrucción y se las tuvo que leer muy bien para saber manejarla, pero luego no hizo caso a nada porque las hacía desde un árbol, subido a la torre Monreal, con sus amigos en movimiento...”, algo muy complicado para un joven Sagaseta que contaba entonces con 19 años y al que seguro que su afición le costó un gran desembolso, dado que el jornal (día de trabajo) estaba entonces sobre las 4 pesetas.

Algunas de las fotografías que se pueden ver en la muestra. Fermín Pérez Nievas

Sagaseta

Lorza describió al padre de su suegra como “un personaje muy especial aunque en realidad era una persona normal y corriente, no fue un artista reconocido pero era alguien muy creativo. Sus muebles siguen vigentes hoy en día, tanto por su funcionalidad y diseño, como por su calidad. Escuchaba Radio Pirenáica para y la guardaba en un ataúd de los que fabricaba para que no se la encontraran, sabía que ahí no iba a mirar nadie”. Por último no desveló mucho sobre por qué guardó las fotos el resto de su vida sin enseñarlas a nadie y no siguió con esa afición, “mi suegra sabía que en su juventud hizo fotos, pero nunca hizo las copias en papel de todo estos negativos. Creemos que alguna debe existir por Tudela”, afirmó por eso insistió a quienes visiten la exposición que si alguien conoce alguna o a alguno de los protagonistas de las imágenes se lo haga saber.

José Sagaseta, que perdió a su mujer cuando ella tenía 47 años, cuidó de sus dos hijos, Sara y de Juan José, este último recordó a su padre y en especial a su hermana Sara “que tanto hubiera disfrutado con esta exposición”.

La cámara empleada y los negativos encontrados en la caja. Fermín Pérez Nievas

Tudela en los 20

El historiador, Santos, retrató a un Tudela felíz y en una buena posición económica durante los años 20 en la que había ganas de vivir. “Fue un pequeño oasis entre la década anterior en la que las huelgas generales y la conflictividad laboral fue una constante, en Tudela especialmente se vivió una huelga salvaje de la Azucarera en 1920, y la posterior crisis de 1929, los problemas económicos de los 30 y la Guerra Civil”, indicó y afirmó que no se trata de una época especialmente documentada, la que responde a la dictadura de Primo de Rivera. En aquellos años se vivió también una eclosión cultural con cuatro periódicos y otros tantos teatros, se había creado la banda de música y se empezaba a generalizar el uso de la radio. “Fue una época en que se combinaron modos de diversión modernos (escuchar música, hacer excursiones al Moncayo, paseos en bicicleta, la fotografía) con otros más tradicionales como las fiestas religiosas que tenían gran arraigo”

La muestra permanece en el Nuevo Casino Tudelano, de 19.00 a 21.00, hasta el próximo 11 de mayo.