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El habitual taller de lectura de los jueves de la Unidad Psicogeriátrica de la residencia San Isidro de Lumbier se adelantó ayer miércoles para celebrar el 23 de abril, Día Internacional del Libro. Tocaba abrir ejemplar nuevo y el elegido fue Malena es nombre de Tango (Almudena Grandes). De la mano de la enfermera Nora Planillo Armendáriz emprendieron, una vez más, nueva lectura
Era el broche final a unos días de emoción en torno a la efeméride con un mercadillo de libros de segunda mano y marcapáginas realizados por las y los residentes. El primer mercadillo literario abierto al pueblo. Un cártel lo anunciaba días atrás: la residencia local invitaba a celebrar el Día del Libro Desde el día 18 hasta ayer, expusieron con ilusión y esmero su labor en la sala acristalada. Allí esperaron la llegada de las visitas. Al frente, Pili, “la jefa de ventas”, rodeada de parte de sus compañeros y compañeras junto a trabajadoras del centro, cobraba los precios establecidos. “Hemos organizado este mercadillo con dos objetivos: difundir el libro y la cultura y el recaudar fondos para los pequeños vicios: “almuercicos con queso del mercadillo local, txistorra y cerveza, sin alcohol, compra de materiales para los talleres terapéuticos…”, relataban. Han sido días especiales de alimento a su vida cotidiana.
La idea surgió de Meritxel Rosa González, psicóloga y coordinadora de la unidad 4 de Psicogeriatría. “Se trata de hacer actividades que respondan a lo que quieren, diseñadas según sus gustos, actividades más lúdicas y vivas ya que el perfil medio de edad de esta unidad es de 64 años. Las elegimos democráticamente. El hecho de que residan en una unidad cerrada no significa qe no sigan teniendo capacidad para decidir”, argumenta. Trabajadoras y amigos facilitaron los libros de segunda mano y ellas y ellos realizaron los marcapáginas con diferentes motivos. Ha dado muy bien resulado. La actividad les ha acercado a la lectura y han descubierto que les gusta leer más de lo que pensaban, cada uno en función de su capacidad. Entre ellos se intercambian libros y comentarios y tanto la elaboración de los mercadillos, este y el de Navidad, como los talleres contribuyen a que se relacionen y disfruten un montón. Es la parte social de esta iniciativa”, añade Meritxel. La psicóloga forma parte de la veintena de profesionales que atienden al equipo de 30 residentes (6 por turno). “Queremos un centro vivo. Son personas cada una con sus circunstancias. Nos centramos en lo que pueden hacer, no en la enfermedad, con sus problemas de memoria y los posibles trastornos de conducta. Hay que aprovechar sus capacidades”, dice.
Para Alfonso Azagra Rey, residente de 71 años, el 23 de abril “es el día más importante del año”. Hace suyo el dicho de que: “Un libro es tu mejor amigo”. Ávido lector, arquitecto de profesión, no olvida el primer libro que leyó, Cien años de soledad y se pasea por la estancia apoyado en su carro lleno de libros.
“Lee cuatro a la vez, exprime los libros, los resume y comparte porque retiene. Tiene muy buena memoria y anima a leer al resto”, comenta Cristina Urtasun Olza, auxiliar de enfermería.
Alfonso añade con satisfacción que ha colaborado “montando el chiringuito”. Para él un libro significa “entretenimiento y sabiduría, enseñanzas de historias antiguas y de movimientos que han hecho cambiar el mundo”. Lee todos los géneros, aunque prefiere la novela negra, a Raymond Chandler y a Paul Auster.
Para Miguel Ángel Elizondo Martínez, que tiene su misma edad, “celebrar el Día del Libro es una idea muy buena, con libros reciclados que se han leído hace tiempo, se reutilizan y hace que sirvan de nuevo”, dice de corrido. Se declara menos lector que Alfonso y se muestra orgulloso de la elaboración de su marcapáginas con figuras geométricas. Aclaran que los han hecho entre todos: con pintura plástica, de diferentes modelos, dibujos y texturas naturales.
Los libros son para Miguel Ángel “mundos nuevos por descubrir, culturas desconocidas”. La vista le falla y no puede leer todo lo que quisiera. El taller de lectura le salva. “Estoy bien atento”, afirma.
Ángel Rodríguez Ezpeleta, de 60 años, desempeñó su trabajo en el sector de gráficas y como lo que más le gustaba era vender, su implicación en esta iniciativa ha sido la de estar al frente del puesto de venta y hacer marcapáginas. “No soy lector, pero participar de esta iniciativa me ha ayudado, porque colaborando me he sentido bien”, reconoce. Ángel se acerca a los libros de consulta
Ilargi Liaño Cisneros, enfermera de la unidad, lo tiene claro: “Esta idea ha contribuido a mejorar las relaciones entre ellos, como los talleres de lectura o escritura, a conocerse más; les entretienen un rato, les aparta de la tele, se sienten menos aislados y hacen grupo. Son actividades que unen”, sintetiza. Los dos meses largos que han invertido en organizar el mercadillo, recogiendo libros y elaborando separadores, han sido un gran estímulo”.
Félix Resano Jimeno, de 59 años, ha disfrutado como vendedor y con la elaboración de los señaladores. “Me encuentro bien aquí, me da estabilidad. Los libros me ayudan a encontrar la paz. Algo difícil para mí, “confiesa. Advierte que le cuesta concentrarse; lo intenta con libros como El hombre en busca del sentido (Viktor Frankl). Dice que a él los libros le abren horizontes y le ayudan a entender otras formas de vida y a otras gentes. Antonia Maestre Robles dice convencida que “esta iniciativa ha sido lo mejor que ha podido pasar”. Ilargi aporta: “Los libros son compañeros de viaje” y cierra Cristina: “Con un libro nunca estás solo”.
Otra lectura forma parte de las tareas matutinas diarias: la lectura de prensa. Es otra forma de relacionarse. Alfonso es el encargado y da pie a expresar con libertad las opiniones, a hablar de temas actuales, sociales y sanitarios. El taller de escritura con Cristina Urtasun revela pinceladas de sus vidas, el de cocina y las salidas al Centro Hípico Arbayun y al pueblo son parte de su repleta agenda. “Trabajamos en equipo para que esto no sea un tedio; que sea una unidad viva”, declara Meritxel. l
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l Localizador. Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur.
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Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur. Hi omnes lingua, institutis, legibus inter se differun
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