Ubide, un largo camino de apoyo al desarrollo integral en Altsasu
Este gabinete psicopedagógico estrena instalaciones y más servicios que se podrán conocer el domingo en una mañana de puertas abiertas.
Ubide comenzó su recorrido en 1988, cuando Isabel Salegi Rivera puso en marcha un gabinete psicopedagógico en Altsasu, en un tercer piso sin ascensor en la calle Zubeztia, encima del Koxka. Un año después se incorporó Cristina Mazkiaran Zufiaurre, recién acabado un curso de especialización en Logopedia tras licenciarse en Pedagogía. Y continúa al frente del centro. En el año 2000 se trasladó muy cerca, a la calle García Ximénez, donde se unieron más profesionales, con una amplia gama de servicios especializados para apoyar el desarrollo integral de niños y adultos.
Pero las instalaciones se quedaron pequeñas y pensaron que había llegado el momento de ir a otro espacio más grande y poder ampliar sus servicios. Casi enfrente, en el número 3 de esa misma calle, está un edificio emblemático que guarda muchas historias. Lo cierto es que tiene varios nombres: oficina de empleo, Aralar, Halidey, Bahía, cine, casino… tantos como usos. Desde ahora, uno más, esta vez como Ubide. Para dar a conocer las nuevas instalaciones, han organizado para este próximo domingo una mañana de puertas abiertas de 11.30 a 13.30 horas.
Para esta nueva etapa de Ubide, Cristina Mazkiaran ha creado una sociedad con su sobrina, Ainara Lakuntza Mazkiaran, logopeda que se unió al equipo en 2014. “En el local que estábamos no teníamos espacio para otros servicios, como por ejemplo psicomotricidad”, observan. Así, pensaron en dar una nueva vida a este edificio, cerrado desde mayo de 2019, con el que tienen vínculos familiares. “Veíamos posibilidades. La propiedad era de varios hijos e hijas de Juan Miguel Bengoetxea, entre ellos mi abuela”, apunta Cristina Mazkiaran. Así, han adquirido las otras cuatro partes.
El equipo se completa con Idoia Rubio Mazkiaran, neuropsicóloga que se unió al gabinete hace cinco años, y Marina Herrero Díaz, psicóloga; diferentes especialidades que posibilitan un abordaje multidisciplinar. Trabajan sobre todo en servicios de logopedia, trastornos del aprendizaje y problemas de conducta, así como en la realización de diagnósticos logopédicos y psicopedagógicos.
Al respecto, destacan la importancia de la atención temprana. “El tiempo que no se aborda es tiempo perdido. Es importante dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños y niñas con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Nosotras siempre trabajamos a nivel individual en base a una evidencia científica. Sabemos que a través de diferentes intervenciones sistematizadas se avanza, con constancia y unos objetivos claros”, subraya Ainara Lakuntza. Asimismo, incide en que hay que normalizar el hecho de acudir a un profesional en busca de ayuda. Lo cierto es que su clientela no para de crecer, sobre todo procedente de Sakana pero también de otras zonas de Navarra, Gipuzkoa y Álava.
En continúa formación y abiertas a nuevos proyectos, imparten cursos en la Universidad de Verano y también participan en un proyecto de investigación de la UPV para realizar pruebas en euskera a niños y niñas con retraso en el lenguaje, Haur Euskaldunen Hizkuntza Gaitasunaren Neurketa HEHGAN.
Las nuevas instalaciones, con una superficie de unos 200 metros cuadrados, posibilita más servicios que demandan sus usuarios. “Este verano vamos a empezar a ofrecer cursos para trabajar a nivel de la lectoescritura, tanto la compresión como la expresión escrita”, avanzan. El edificio cuenta con tres plantas. “Por ahora hemos rehabilitado la planta baja. Después ya se irá viendo”, apuntan.
Un edificio singular que guarda muchas vivencias
El edificio actual fue construido por un empresario guipuzcoano a finales de los años 20, con influencia modernista. Se levantó sobre el antiguo cine Olympia. “Hay una foto del edificio viejo de 1927”, observan Amaia Urkijo y Amaia Oiharbide, dos altsasuarras que están investigando en los archivos municipales. Asimismo, hay otro documento de 1929 en el que anuncia el alquiler de la primera planta del edificio como restaurante. “Mi bisabuelo lo compró después de la guerra pero no sabemos la fecha exacta”, apunta Cristina Mazkiaran.
Bengoetxea cambió el nombre, que pasó a ser Cine Ideal. En la primera planta había un restaurante y en la superior con un casino. En una población que no paraba de crecer, esta familia construyó en la zona de Arkangoa el Cine Bengoetxea, inaugurado en 1956. Así, el viejo se habilitó para sala de fiestas, Bahía en un principio y Halidey en los años 70. Una década después pasó a llamarse Aralar, hasta que fue reformado por el Gobierno de Navarra como oficina de empleo. “Un día llamó un hombre que nos preguntó si podía entrar porque le evocaba muchos recuerdos”, comenta Cristina Mazkiaran. Y es que de allí salieron parejas con más o menos suerte y otras muchas vivencias que forman parte de generaciones de altsasuarras.
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