El objetivo principal era concienciar y sensibilizar acerca de la importancia del cuidado del entorno, sobre todo, del más cercano, “que es nuestra casa”, tal y como reconocían en Marcilla, pero, al mismo tiempo, “pasar un gran día en la naturaleza”. De esta forma la localidad ribera celebró con un nuevo formato el I Día del Medio Ambiente, una cita que reunió a más de un centenar de personas de muy diversas generaciones y que se encargaron de sacar adelante entre el Ayuntamiento (área de Medio Ambiente y Turismo), la Mancomunidad de la Ribera Alta, las asociaciones de Jubilados y de mujeres Marecilla, el club de montaña Matapiojos, el grupo scout Gundemaro, la Apyma, Alnus, la asociación de cazadores y el club ciclista. Aunque en otras ocasiones habían hecho actividades con el mismo fin, hasta ahora no se habían unificado tantas entidades. 

Los más txikis, en plena limpieza

La idea surgió de la mano de varias de dichas agrupaciones que están abriendo estos meses caminos y sendas tradicionales que han que quedado cegadas por las zarzas y la maleza.

Dos grupos

Esta vez organizaron dos planes paralelos, uno para la ciudadanía en general, y otro más enfocado a las familias. En el primer caso, y con salida a las 9.00 horas desde la plaza, se dividieron en pequeños grupos para limpiar diferentes rutas que llevan hasta el río; algunos fueron por el polígono, otros por la zona deportiva y también estuvieron quienes llegaron a la laguna. Además, otros vecinos se marcharon hasta la presilla para desbrozar y quitar ramas y zarzas y volver a sacar a la luz una zona de recreo con mesas y bancos que las hierbas se habían comido. 

Mesa con bancos cubierta por las zarzas que recuperaron tras la limpieza

Por otro lado, las familias salieron a las 11.00 horas y también recogieron todos los vertidos que aparecieron a su paso hasta la laguna del Territorio Visón. Después participaron en una yincana y terminaron con un recorrido educativo en la zona del río, donde hubo una comida con todos los participantes. 

Comida de los y las participantes junto al río, bajo el puente de la autopista

En la sobremesa, además de juegos populares, homenajearon a la asociación naturalista Alnus, así como a cuatro integrantes de esta por su implicación en las actividades medioambientales del municipio: Margari Senosiain, Lourdes Garde, Felipe Marín y Javier Fabo.

La basura, a la plaza

Entre la basura que recogieron, y con la que llenaron dos camiones que plantaron junto al castillo para que la gente los viese, había, sobre todo, muchos plásticos de invernaderos y colillas, así como voluminosos: neveras, lavadoras, ruedas de coches y de tractores y residuos de embalaje industrial.

Muy satisfechos con la participación, desde txikis de 2 años hasta jubilados, la idea, apuntan, “es que esta cita se asiente en el calendario, que no sea un hecho aislado y puntual. Hay que agradecer la implicación y colaboración de todas las agrupaciones y esperamos que con actos de este tipo hagamos ver la importancia que tiene cuidar el medio ambiente con el que vivimos y del que estamos rodeados a diario”.