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Las doce escuelas rurales de la Zona Media unen fuerzas por su futuro

521 estudiantes y 105 docentes se citan en Beire dentro del proyecto ‘Escuelas activas, Pueblos Vivos’

Las doce escuelas rurales de la Zona Media unen fuerzas por su futuroSaioa Martinez

Beire ha vivido este lunes una jornada excepcional al convertirse en punto de encuentro de 12 escuelas rurales de la Zona Media de Navarra. Un total de 521 alumnos y alumnas y 105 docentes participaron en una jornada organizada por el Consorcio de Desarrollo de la Zona Media bajo el título Escuelas activas, Pueblos vivos – Eskola gogotsuak, herri biziak, dentro del proyecto de cooperación interterritorial Pueblos activos, pueblos vivos, financiado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra. 

Así, durante unas horas, Beire multiplicó por tres su población habitual para acoger a alumnado, profesorado y representantes municipales de los pueblos en los que se ubican estas escuelas: Añorbe, Barásoain, Beire, Berbinzana, Mélida, Miranda de Arga, Murillo el Fruto, Obanos, Pitillas, Rada, Santacara y Ujué/Uxue 

La cita se realizó con un doble objetivo: visibilizar la importancia de los centros educativos rurales como motores sociales y comunitarios, y generar espacios de encuentro e intercambio de experiencias entre quienes sostienen día a día estas escuelas. “Esta jornada se centra, como todas las actividades que están dentro de Pueblos Vivos, Pueblos activos en dinamizar la población rural para que sean protagonistas de las decisiones que tienen que ver con su futuro. Cambiar el relato en positivo, poner en valor todo lo bueno que tienen los pueblos. Y en este día en concreto, lo que ponemos en valor son sus escuelas. Que no son solo edificios, que son herramientas que no solo forman a las personas que habitarán nuestros pueblos en un futuro, sino, además dinamizan y consiguen que nuestros pueblos sean un lugar agradable en el que vivir. Trabajan por la calidad de vida de quienes habitan los pueblos”, explicaba Esther Capellán, técnica del Consorcio de Desarrollo. 

Comenzando a las 10:00 horas, se desarrollaron dos actividades en paralelo. Por un lado, una mesa redonda de trabajo donde docentes y representantes municipales compartieron buenas prácticas desarrolladas en sus centros, centradas en la estrecha relación entre la escuela y su entorno; y por el otro, los escolares participaron en un gran juego colectivo por las calles del pueblo, diseñado especialmente para la ocasión por las empresas Gedex y Mugitu Aventura. 

521 estudiantes y 105 docentes de 12 escuelas rurales de la Zona Media se citan en Beire dentro del proyecto “Escuelas activas, Pueblos vivos – Eskola gogotsuak, herri biziak”.

La actividad, que convertía a Beire en un tablero de juego bajo la amenaza simbólica de la niebla del olvido, invitaba a los niños y niñas a recuperar los ecos de la memoria y llevarlos hasta el faro del recuerdo. A través de esta dinámica lúdica, el alumnado trabajó de forma cooperativa valores como la pertenencia, la identidad rural y el reconocimiento de lo positivo de vivir en su pueblo.

Casos de éxito

Kristina Eraso Arregi, coordinadora de la Red de Escuelas Rurales de Navarra, fue la encargada de moderar la mesa de trabajo. Durante la sesión, se presentaron distintas experiencias impulsadas por los propios centros educativos, que ponen en valor la capacidad de estas escuelas para generar proyectos conectados con su entorno, fomentar el sentido de comunidad y reforzar el arraigo territorial desde el aula. Amaia Altuna Martínez, directora del colegio de Obanos, por ejemplo compartió el proyecto de Aprendizaje y Servicio Conectando escuelas – Eskola konektatzen, una iniciativa que ha permitido trabajar la movilidad sostenible y reforzar los lazos entre pueblos vecinos a través de la participación activa del alumnado. La propuesta ha supuesto una oportunidad para que niños y niñas comprendan mejor el territorio que habitan, a la vez que desarrollan competencias clave en sostenibilidad y ciudadanía.

Desde la escuela de Santacara, las docentes Amaia Arregui Lasa y Ainhoa Gurpegui Jiménez explicaron el trabajo realizado en el aula Ikasnova, centrado en metodologías innovadoras aplicadas a la realidad rural. Uno de los elementos más llamativos fue la creación de Karaberri Televisión, un canal audiovisual gestionado por el propio alumnado que ha servido como puente entre la escuela y la comunidad local. A través de este canal, los y las estudiantes producen contenidos informativos, entrevistas y reportajes sobre temas de interés del pueblo, lo que ha fortalecido el vínculo entre generaciones y ha dado visibilidad al trabajo educativo fuera del aula.

El alcalde de Santacara, Miguel Ibiricu, intervino también para exponer la reciente creación del Centro de Educación Infantil municipal de 0 a 3 años, que comenzó a funcionar en enero de este año. Este nuevo recurso educativo responde a una necesidad estratégica ante el reto demográfico: ofrecer servicios básicos que hagan posible que las familias jóvenes elijan vivir y quedarse en el pueblo. El centro cuenta ya con 18 plazas ocupadas de las 22 disponibles y ha permitido la creación de cinco empleos directos en la localidad.

La alcaldesa de Beire, Pilar Sánchez, tomó la palabra para explicar el proceso que están viviendo en su propio municipio, donde la escuela rural se enfrenta a una situación delicada ante el descenso de la población infantil. Señaló que atraer nuevas familias se ha convertido en una prioridad absoluta, y que el Ayuntamiento está trabajando en esta línea con el acompañamiento técnico del Consorcio de Zona Media a través de un proyecto piloto. Esta iniciativa busca generar un diagnóstico local participativo y diseñar estrategias concretas para la acogida y permanencia de población en zonas rurales en riesgo de despoblación. 

Cristina Bayona Pérez, coordinadora del Consorcio, explicó que el proyecto se basa en dinamizar procesos de reflexión con la comunidad, con la ayuda de profesionales, para definir pautas adaptadas a la realidad de cada localidad. La experiencia de Beire podría servir como modelo replicable para otros municipios en situaciones similares.

Tras la exposición de los distintos casos, se abrió un espacio de preguntas e intercambio de ideas en el que se abordaron retos compartidos: la necesidad de vivienda disponible, la atracción e integración de nuevas familias, o la búsqueda de herramientas para dar continuidad a los proyectos educativos cuando hay pocos recursos. El ambiente de trabajo fue cercano, práctico y cargado de compromiso, reflejo de una comunidad educativa que no se resigna y que cree firmemente en el papel transformador de la escuela rural.

Este encuentro, que ha logrado reunir a una parte significativa del tejido educativo y social de la Zona Media, se inscribe en una apuesta más amplia que busca fortalecer la vida rural desde dentro, implicando a sus protagonistas. Una jornada para compartir, aprender y, sobre todo, reforzar la idea de que una escuela abierta es también una puerta abierta al futuro del pueblo.