La revalorización del cobre ha alertado a la compañía Iberican Copper sobre la posibilidad de explorar los estratos existentes en Tierra Estella. Se trata de dos proyectos (Solana y Etayo) que afecta a unos 20 términos de la Merindad. Un proyecto que tiene una inversión inicial de alrededor de 500.000 euros y que tendría su ubicación en Aberin, Arellano, Arróniz, Ayegui-Aiegi, Dicastillo, Estella-Lizarra, y el Etayo que abarca Arróniz, Barbarin, Igúzquiza, Los Arcos, Lúquin, Mués, Olejua, Piedramillera, Sorlada, Villamayor de Monjardin, además de las Facerías de Samendieta.

Un proyecto que inicialmente podría suponer la creación de una decena de puestos de trabajo en los futuros trabajos de localización de yacimientos y que han superado el trámite de información pública desde el pasado 12 de junio para cumplir los requisitos de la gestión de los residuos de las industrias extractivas y la posible protección y rehabilitación posterior de los espacios afectados por las posibles actividades mineras.

Con estos proyectos presentados por la empresa salmantina Iberian Copper, “se pretende retomar los trabajos del Instituto Geológico Minero de España (IGME), completarlos con los estudios posteriores y llevar a cabo una exploración regional de toda la formación geológica susceptible de contener mineralización de cobre para identificar los posibles yacimientos y zonas de mayor concentración mineral, de cara a plantear una investigación más profunda”, aseguraron en su presentación. Unos proyectos que forman parte de una campaña más amplia que abarca desde la zona de Los Arcos hasta la zona de Labata (Huesca).

Se trataría de recopilar la documentación existente comprobando sobre el terreno la cartografía existente “para corregirla o completarla” y “tomar datos topográficos de campo con el fin de generar un modelo digital exacto”. El resultado de estos trabajos de investigación permitirá localizar posibles depósitos y zonas de interés donde profundizar en la investigación abandonando las extensiones sin interés, ya perfectamente identificadas. El proyecto también tiene recogido las infraestructuras de autopistas, carreteras y caminos rurales existentes en la actualidad que hacen más factible la vuelta a la explotación de estos minas

Historia

En la historia ya existe un documento de 1804 en la que el presbítro de Etayo, Pedro Jose Pascual, pedía licencia al virrey con el fin de encontrar minas, una licencia que fue aprobada a final de ese mismo año. Un momento que dio paso a que posteriormente se abrieran pequeñas explotaciones que se llevaron a cabo en el siglo XIX, donde diferentes compañías extranjeras pusieron en marcha distintas explotaciones de cobre. Es el caso de las explotaciones pertenecientes al denominado Coto en Los Arcos, que incluían la mina Amalia de Mués y las de Concepción y San Miguel -en el termino de Iturrita-, ambas en Etayo, que eran propiedad del empresario alemán William Egan, de Frankfurt. Ya en 1907 se realizaron varios análisis de los yacimientos, que advertían de la posible baja cantidad de cobre, algo que llevó a su posterior abandono tras décadas de explotación.

Década de los 50

Con todo, durante las décadas de los 40, 50 y 60 hubo varias empresas que retomaron la explotación de cobre en Tierra Estella, fruto de aquel trabajo se descubrió la Cueva de los hombres Verdes en Urbiola, un enterramiento cuyos esqueletos se había tintado de verde del cobre existente en la cueva y que Juan Maluquer de Motes, catedrático de Arqueología, trasladó a la Universidad de Barcelona donde se les perdió el rastro tras un incendio. Esta pequeña cueva indica la riqueza de las explotaciones del cobre en esta zona de Tierra Estella desde la Edad del Bronce. Con todo, desde la década de los 50 del siglo pasado hubo de gran actividad de búsqueda y explotación minera, de petroleo y gases en Tierra Estella. En 1954 la Compañía de Investigaciones y Explotaciones Petrolíferas, (CIEPSA), inició un sondeo en Zúñiga y Gastiain junto con otro para Estella, Abárzuza, Garisoain, Ganuza para ver si se prolongaban después de Lóquiz los yacimientos descubiertos en Zúñiga (que en 1955 había alcanzado los 3.040 metros de profundidad y de los que casí 3.000 fueron entubados). También se realizaron prospecciones en Goñi, Murieta, Legaria, Mendaza, Ancín.

Con todo, el resultado de estos nuevos trabajos de investigación iniciados por Iberican Copper podrían permitir localizar depósitos y zonas de interés donde profundizar en la investigación descartando las extensiones sin interés, “ya identificadas”. El proyecto también tiene recogido las infraestructuras de autopistas, carreteras y caminos rurales existentes en la actualidad que harían más factible la vuelta a la explotación de estas minas y abrirían la esperanza a que la minería moderna pueda aportar una segunda oportunidad para que estos yacimientos se conviertan en una solución de desarrollo económico para esta zona de Tierra Estella muy castigada por la falta de iniciativas industriales y marcada por una despoblación cabalgante.