“La frialdad de unos muros nos aleja de mirar y disfrutar lo que hay detrás de ellos. Eso ocurre en los muros de nuestra residencia, sin ser este su objetivo, forman una barrera física con el exterior que en muchas ocasiones no permite que la sociedad pueda ver lo que sucede tras ellos. La residencia es el hogar de las personas que viven en ella, donde comparten momentos inolvidables con sus familiares y con todos los que formamos parte de su día a día”. Explica el Dr. Sánchez-Ostiz.

Si a los muros de la residencia unimos el estigma social que la rodea, obtenemos un balance negativo sobre la vida que los residentes tienen una vez que ingresan en el centro residencial, muy alejado de la realidad. La mayoría de los familiares que optan por traer a su ser querido experimentan un sentimiento de culpabilidad que los impide disfrutar del día a día con su familiar en esta nueva etapa.

Y esto a pesar de que la vejez es una etapa más de la vida, en la que se pueden vivir momentos tan gratificantes o más que en plena juventud. Y es que la vejez es una etapa en la que se refleja la plenitud de la vida, donde cada día está colmado de recuerdos y experiencias que han marcado la vida de las personas, todo ello reflejado en su rostro, en su mirada y en sus arrugas.

Las vivencias y las experiencias, lo bueno y lo malo, todo forma parte de nuestra historia de vida, todo forma parte de nosotros. Cada día vivido, si se le pone el sentido adecuado, es un día de sabiduría que nos hace ser mejores personas y más completos como seres humanos. Nuestros mayores son la fuente de esta sabiduría que trasmiten de generación en generación, aportando sus conocimientos de la vida y sus vivencias.

Las personas mayores deben recibir un trato digno hasta el último día de sus vidas, un trato que va más allá de los cuidados físicos o médicos que puedan necesitar. Ese trato digno es también respeto a su vida, sus experiencias, a todo lo que acumulan a sus espaldas con el paso del tiempo. Por todo esto es necesario que los muros de los que hemos hablado sean solo algo físico que no separe la vida de la residencia del exterior, sino que sea un nexo de unión que ayude a nuestra sociedad a otorgar a las personas mayores el lugar que se merecen, que se respeten sus años, sus canas y sus arrugas, pero sobre todo que se respete a las personas por lo que son, personas.

Tradición e innovación

El centro Bidealde hereda el espíritu de los Hospitales del Camino, que nacieron en la Edad Media para acoger a los peregrinos que dirigían sus pasos a Santiago, con una adecuada mezcla de tradición e innovación en el cuidado de las personas mayores. Sus ocho unidades de convivencia, con referencias a las distintas etapas del Camino en Navarra, se convierten en hogares donde cada persona continúa con su Camino de vida, pleno de sentido. Y de esta manera se reflejan en el mural las referencias a estas etapas.

Cada uno de ellos elige su propio proyecto de vida, un proyecto que a lo largo del tiempo puede cambiar, pero que es importante que nunca desaparezca, ya que eso es lo que les hace seguir adelante día a día. Los proyectos de vida de cada uno se comparten, y ello enriquece el camino de cada uno; nosotros, mientras tanto, somos meros espectadores, compañeros de camino, dispuestos a ayudar y asistir cuando se nos necesite, a guiar y orientar a cada residente hacia su proyecto y su objetivo.

Como consecuencia de esta reflexión surge este proyecto en el que se refleja algo tan esencial e importante como el paso del tiempo y la vida de las personas mayores. Y lo más importante con el claro objetivo de derribar muros y estigmas que rodean a las residencias y como consecuencia a las personas que viven en ellas.

Origen del proyecto

Este proyecto tiene su origen en el culmen del esfuerzo realizado por Laura Paz, alumna del Grado de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca y la colaboración entre el CSS Bidealde y la Facultad de Bellas Artes de Salamanca. Según las propias palabras de Laura, lo que busca en sus retratos es reflejar sobre todo las arrugas como la máxima expresión de haber vivido y quiere otorgar a las personas mayores el lugar que se merecen en la sociedad. A este trabajo se suma el CSS Bidealde, gestionada por IDEA.

IDEA pretende con este proyecto dar un paso más en su proyecto Miradas (donde puso en valor la vulnerabilidad de las personas mayores en el marco del Covid-19) y realzar Residencias con Sentido, su modelo de gestión basado en los proyectos de vida de cada persona. Así surge una preciosa colaboración que da origen a este hermoso proyecto.

Con este planteamiento se pone en marcha un proyecto que logra llamar la atención de los viandantes que pasean por los alrededores del centro Bidealde, despertando en ellos máxima curiosidad por el proyecto, siendo las personas mayores protagonistas de un trabajo minucioso y cargado de sentimientos y sensibilidad.