No al proyecto de polígono eólico en Azanza y Sarbil
Queremos defender lo que es nuestro: la tierra que pisamos, la gente que la habita y el futuro que queremos construir. Nos concentramos para gritar bien alto: ¡No vamos a permitir que decidan por nosotras y nosotros sin contar con quienes vivimos, cuidamos y trabajamos en los pueblos! ¡No lo vamos a permitir!
Nos enfrentamos —como ya ocurrió no hace mucho— a un nuevo intento de imponer, desde los despachos, otro macroproyecto energético que amenaza con arrasar lo que somos y lo que amamos: nuestro patrimonio natural, nuestra cultura y nuestra forma de vida.
Esta vez es el proyecto de polígono eólico en Azanza y Sarbil, que no solo atenta contra un entorno de altísimo valor ecológico, sino también contra nuestra existencia como comunidad viva. No es un proyecto por el bien común. Es un negocio para unos pocos. Nos quieren imponer un modelo que ni hemos pedido, ni necesitamos, ni aceptamos. Por eso, hoy exigimos con firmeza: Primero, alGobierno de Navarra: que rechace de plano este proyecto. Mientras no exista una planificación energética pública, democrática y territorialmente justa, no puede permitirse la tramitación de iniciativas que solo responden a la lógica especulativa de empresas. Ni en Azanza y Sarbil, ni en ningún otro lugar. No somos zonas de sacrificio.
Segundo, al Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente: la inadmisión inmediata del proyecto. Esta intervención pone en grave riesgo uno de los espacios más valiosos de Navarra: el corredor ecológico entre el Parque Natural de Urbasa-Andia y las Peñas de Etxauri. Y no hablamos solo de paisaje: hablamos de biodiversidad, de equilibrio ambiental, y de recursos esenciales como el acuífero de Andia y el Manantial de Arteta. Su alteración sería una irresponsabilidad histórica.
Tercero, recordamos que este proyecto arrasa también con nuestras formas de vida: la ganadería, la agricultura, el turismo rural y toda la economía local. Además, conlleva una amenaza aún más grave: la privatización de bienes comunales, de tierras que hemos protegido durante generaciones. Pretenden robarnos lo que es nuestro sin consultarnos, sin compensación, sin respeto.
Cuarto, al Departamento de Industria, exigimos algo básico: más tiempo para presentar alegaciones. No aceptamos que, en pleno verano y con solo 30 días, se pisotee nuestro derecho a participar y a defender nuestro territorio. Esto no es participación, es un atropello.
Por todo ello, desde Urbasa Andia Bizirik volvemos a decir, alto y claro: Renovables sí, pero no así. Porque la transición energética no puede construirse sobre la destrucción de nuestros pueblos. Tiene que ser justa, democrática y pensada con y para quienes vivimos aquí. Y no estamos solos. Hoy, como tantas otras veces, estamos unidas y unidos. Defendiendo la tierra. Defendiendo la vida. Defendiendo el derecho a decidir sobre nuestro futuro.
¡Esto no es solo un proyecto! Lo que está en juego es nuestra forma de vida, nuestra dignidad y nuestro territorio. ¡Y no vamos a permitir que nos lo arrebaten!
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